La revocatoria del mandato es un derecho político con el cual contamos los colombianos, establecido en la Ley 134 de 1994 y regulado por la Ley 1757 de 2015, en donde se reconocen diferentes mecanismos de participación ciudadana. Cabe aclarar que este proceso aplica únicamente para revocar el mandato de un Alcalde o Gobernador.
¿Cuál es el proceso? Si revisamos la reglamentación, nos encontramos que se pueden organizar estas revocatorias siempre y cuando el mandatario haya cumplido mínimo con 12 meses de posesionado en el cargo, por lo que desde el primero de enero del 2021 ya se podría solicitar ante la Registraduría el comité promotor de revocatoria de mandato.
Una vez sea aprobado dicho comité, la tarea que deben realizar sus promotores es conseguir un número de firmas equivalentes al 30% de votos que logró obtener el mandatario. Para el caso de Bogotá D.C., Claudia López obtuvo una votación de 1.109.362, por lo que se requieren aproximadamente 330.000 firmas para avalar el proceso.
Una vez sean confirmadas las firmas por la Registraduría, se convocan a elecciones para definir si se revoca o no al mandatario. En ese día de votación se requiere un 40% de votos válidos del día en el cual se eligió al mandatario. En Bogotá D.C., en esas elecciones se consiguieron un total de 3.146.402 votos válidos, por lo que se requiere una participación mínima aproximada de 1.260.000 votantes, de los cuales el umbral de aprobación debe corresponder a la mitad más uno de los votos de la ciudadanía que llegara a participar en la elección.
Por último, si lograran alcanzar con éxito este proceso, la Registraduría cuenta con dos meses para convocar a nuevas elecciones, mientras tanto el presidente designará a un alcalde en encargo mientras se realiza dicha elección.
Si bien está establecido legalmente este mecanismo de participación ciudadana, en mi opinión, este proceso lo puedo ver como una revancha política o un simple acto de politiquería más. Colombia es una nación democrática, donde elegimos por 4 años a nuestros alcaldes y gobernadores. Y si el día de elecciones elegimos mal, es el precio que debemos pagar por votar por quienes no deberían ejercer tan magnas dignidades.
En algo estoy de acuerdo, en que Claudia López no ha hecho un buen ejercicio como alcaldesa de Bogotá y en que son evidentes sus deseos de estar en constante campaña, sus decisiones improvisadas, su búsqueda de culpables por sus malas decisiones y las altas cifras millonarias que gasta en publirreportajes para mejorar su imagen. Igualmente, encontramos una Claudia prometiendo en campaña y ejecutando diferente como alcaldesa en ejercicio.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con este proceso que se adelanta para revocar su mandato, necesitamos a Claudia López con todo su esfuerzo por sacar adelante a Bogotá y no para dedicarse a defender. Adicionalmente, los altos costos en los que incurriría el país podrían ser utilizados para otros fines. Es posible que los promotores de esta revocatoria estén buscando sonar para aspirar al Congreso el próximo año.