Con solo echar un vistazo a las escalofriantes cifras de hambre y desempleo, nos damos cuenta de que Barranquilla no es por ahora el mejor vividero del mundo. Según el Dane, solo el 38,5 por ciento de los hogares en Barranquilla se alimenta tres veces al día. Es decir, que más de la mitad de la población quillera pasa hambre física o, como decimos en la costa, “mama cable”. Panorama trágico para los que habitan “la puerta de oro”.
Pero lo anterior no es producto del infortunio histórico o del castigo divino. ¡No!, el hambre y la miseria que hoy padecen miles de familias barranquilleras obedece al histórico abandono al que han sido sometidas por parte de las distintas administraciones del clan de los Char, que ya lleva varios años desfilando por el emblemático Paseo Bolívar.
Un imponente puente sobre el río Magdalena, una avenida al río sobre la vía 40, una estatua a “pelo e’ burra”, una aleta de tiburón en homenaje al Junior, un TransMetro quebrado y de pésimo servicio, un alcalde al que le dicen “el Puma” y una tropilla de funcionarios espantajopos que lo aludan es lo que Barranquilla hoy muestra como progreso o desarrollo. ¡Por las murallas de Constantinopla!
¡Barranquillero(a), despierta, ya es hora de hacer de esta tierra el mejor vividero del mundo!