Sin lugar a dudas, en Antioquia podría resolverse electoralmente la presidencia de Colombia de cara al año 2022.
La columna vertebral del uribismo está en este departamento y el reto electoral no es menor. En 2018 los resultados electorales en primera vuelta en Antioquia quedaron así: Iván Duque, 1.367.745 (53,10 %); Sergio Fajardo, 731.609 (28,40 %); Gustavo Petro, 238.440 (9,25 %).
Duque ganó en 118 de los 125 municipios de Antioquia. incluida el área metropolitana del valle de Aburrá con excepción de Girardota, donde la mayoría votó por la Coalición Colombia del exgobernador Sergio Fajardo.
Veamos los resultados de la segunda vuelta: Iván Duque ganó contundentemente en el departamento de Antioquia con el 72.53 % de los votos, reflejados en 1.844.027; Gustavo Petro logró 558.514 votos (21.97 %).
Es decir, Duque triplicó la votación de Petro. El actual senador de la Colombia Humana sabe muy bien que la presidencia podría embolatársele sino reduce la brecha electoral que tiene en Antioquia con respecto al uribismo.
Así las cosas, Petro tendrá que buscar escenarios de participación en las subregiones de Antioquia, zonas mayoritariamente rurales y con una fuerte tendencia a concepciones conservadoras de la política, con unas estructuras burocráticas cooptadas en su mayoría por los partidos tradicionales y el uribismo, cuestión que de entrada implica un escepticismo y barrera frente a la figura de Gustavo Petro en la mayoría de las subregiones antioqueñas.
Esperemos que el triunfalismo que emana del centralismo Bogotano no nuble la sensatez frente a la enorme tarea que tiene Petro y el Pacto en Antioquia.
Petro y el Pacto en Antioquia
El senador no ha sido muy activo políticamente en el departamento, su participación ha sido muy marginal y subsidiaria en esta región del país. Incluso siendo senador se le ha visto muy tímido a la hora de adelantar audiencias públicas u otras actividades que fácilmente podría trabajar desde su función como congresista.
Lo nuevo es que en este año 2021 se le ve más decidido a posicionarse en Antioquia. En los últimos seis meses ha adelantado cuatro eventos o recorridos en la ciudad de Medellín, el centro de estas agendas ha sido el impulso de dos precandidatas al congreso de la República; Susana Boreal a la cámara de representantes e Isabel Zuleta al Senado.
Lo cierto es que las últimas visitas de Petro no han logrado desembocar en eventos multitudinarios en la ciudad y mucho menos ha podido unificar el Pacto Histórico en Antioquia.
Dado que las divisiones y tensiones por la conformación de la lista a la Cámara en Antioquia son una constante que dificulta los acuerdos o consensos de las diversas fuerzas sociales y partidos políticos que integran el Pacto en el Departamento.
La persona que se quiere imponer como cabeza de lista desde Bogotá (Susana Boreal) no logra concitar la unidad de los demás candidatos/as y fuerzas políticas, hay poca motivación para impulsar una agenda de trabajo común por el Pacto en Antioquia. Se requiere un timonazo para potenciar el proceso.
Es necesario organizar la lista a Cámara de representantes con perfiles políticos más integrales, que combinen trayectoria, experiencia, juventud, estructuras o comités de trabajo subregionales, redes humanas político electorales y una estrategia mediática de visibilización y posicionamiento del Pacto en las redes sociales virtuales y demás medios de comunicación.
El Sahara político en Antioquia
Ante la incertidumbre de buscar un potencial electoral que le descuente votos al uribismo en Antioquia y que logre conseguirle al menos un millón de votos a Petro en este Departamento, y por otro lado trasladarle una votación importante a la lista del Pacto Histórico en las elecciones de congreso del 13 de marzo de 2022, acompañado de la consulta presidencial que se dará cita en esta misma fecha.
Se han generado diversidad de estrategias políticas de campaña para el Pacto en Antioquia. La que se ha trasladado forzosamente desde las visiones centralistas de Bogotá, es una estrategia en la cual se dice que debe encabezar la lista a Cámara personas sin mucha trayectoria política, con un supuesto perfil fresco (o gomelo), joven, que se relacione con el mundo de la farándula o el arte, y que además, cuenten con un abultado número de seguidores en redes sociales virtuales y también sumen muchos likes.
Es aquí donde pareciera que un espejismo cobra vida en medio del desértico panorama electoral en Antioquia, un presunto oasis de votos que nos salvará, fundamentado en la ficción de transferir likes y seguidores de redes sociales virtuales a las urnas.
No se había visto cosa tan excéntrica y pretenciosa en la historia de los partidos políticos en Colombia y en el quehacer electoral de unas elecciones a congreso.
Si bien los tiempos de la política son cambiantes, y el gobierno de Duque ha sido un desastre en términos de su gestión de lo público, queda la duda si los likes serán suficientes para derrotar una maquinaria electoral que continúa bien aceitada en todo el Departamento, engranada por una burocracia funcional a los partidos tradicionales, que en su mayoría no hacen parte del Pacto Histórico.
Con otro agravante, las elecciones a congreso se caracterizan por ser de estructuras electorales y burocráticas organizadas, el voto de opinión no es algo determinante en este tipo de votaciones y además no se puede medir o proyectar con exactitud su incidencia en los resultados.
Al parecer la esperanza está puesta en que Petro traslade muchos de sus votos de la consulta presidencial a la lista a Cámara del Pacto, eso es algo factible. Lo complejo es que si la lista no funciona, no trabaja con ímpetu y no construye una estructura unificada, será muy dificultoso organizar una logística electoral que cuide el voto y posicione la propuesta del Pacto en Antioquia.
Esperemos que la poca afluencia del evento “Entre Montañas Fest” no sea el anuncio premonitorio de lo que podría ser la foto electoral del Pacto en Antioquia en 2022. Persiste la incertidumbre. ¿Las redes sociales virtuales, los likes y sus seguidores son votos efectivos en las urnas?
Porque tomemos un pequeño análisis de datos; el evento del 19 de noviembre estaba proyectado para impulsar las precandidaturas al congreso de dos mujeres antioqueñas: Susana Gómez e Isabel Zuleta, entre las dos suman 121.389 seguidores en la red social Twitter.
En el evento no habían más de 1000 personas, Medellín es una ciudad que tiene 2.569.000 habitantes, con un potencial electoral aproximado de 2.000.000 de personas.
El evento contó con una logística e infraestructura financiera importante. Hubo artistas con gran reconocimiento a escala nacional e internacional.
Y estaba anunciada la presencia del precandidato presidencial más taquillero del momento. La pregunta es: ¿Por qué no se logró una convocatoria multitudinaria? Lo evidente es que no hay punto de comparación con el evento de cierre de campaña de Petro en mayo de 2018 en el mismo sitio (Carabobo Norte).
Quedan muchas preguntas: ¿Cuál será el rumbo del Pacto en Antioquia? ¿Saldrá Petro y el Pacto victoriosos en el fortín del uribismo en el 2022? Por lo pronto, al Pacto solo lo recompondrá la unidad, el respeto por la construcción colectiva, democrática y el trabajo en equipo.