Comienzo con esta parte de la formidable canción de Rubén Blades para expresar lo que siento, así que he "decidido" comenzar a escribir breves mensajes periódicamente; aquí el primero.
Estoy francamente molesto x la incoherencia de las comunicaciones x medios de nuestros “dirigentes” políticos y empresariales; además de altamente incoherentes, ofenden x la combinación de su cinismo, egolatría, narcisismo, agresividad (cuando no patanería), mesianismo, avaricia y muuuuchos etc.
Comienzo entonces a utilizar este medio para expresarme y así comparto lo que pienso, siento y vivo, tomando en cuenta una frase que tuvo un gran impacto en mi vida: “No somos seres humanos que tenemos una experiencia espiritual, somos seres espirituales que tenemos una experiencia humana” (Theilard de Chardin).
Ahora, con la ayuda de los sorprendentes y bellos descubrimientos científicos que ha aportado la disrupción tecnológica, especialmente desde la puesta en órbita del Telescopio Hubble y más recientemente del James Webb, resulta inobjetable que hubo un comienzo y, si hubo un comienzo, el universo de espacio tiempo en el que vivimos solo fue posible por un ser, DIOS, que desde la nada (que no es nada ni tiene propiedad alguna) creó lo que nuestros sentidos ven y perciben.
En la perspectiva anterior, es para mi un hecho que procedo de un creador, luego como mínimo mi esencia no material, el espíritu humano que me fue legado gratuita, amorosa y misericordiosamente, tiene la antigüedad temporal que se ha ido develando, en principio , 13.800 millones de años.
En esta lógica evidente para mí ¿que son los 80-100 años que podría vivir mi materialidad corporal? Nada en absoluto; por esto lucho cada día y me propongo vivir este corto lapso siendo coherente a la fe que profeso, Católica, Apostólica y Romana, no sin antes advertir que respeto todas las formas de espiritualidad de mis coterráneos, con las que además he tenido experiencias sobre la universalidad de a ley del amor, común a todas las religiones.
Comienzo entonces con el Mensaje del día (#1): Nunca juzgues, mejor intenta comprender al otro: ¿Cuánto hay de su historia personal que desconoces? ¿Qué sabes de sus emociones recientes? y lo más importante ¿eres capaz de escuchar lo que no logra decirte explícitamente? Te amo, me importas, estoy preocupado (a) por ti, quisiera tener la oportunidad de aportarte algo que siento es importante, deseo que hablemos, compartamos y nos escuchemos, perdóname por favor ...
Los prejuicios, paradigmas y tensiones internas que tenemos y acumulamos, tienen la capacidad de dañarnos y dañar a quienes se acercan a nosotros (desprevenida o prevenidamente).
Solo somos dueños de nuestras emociones y la manera como respondemos: es nuestra responsabilidad exclusiva e indelegable. Amar sin prejuicios es lo que DIOSnos enseña en todos los textos y mensajes sagrados.
Para los que somos católicos encontramos estas lecciones en: Mt. 7:1-2, Prov. 18:13 y 19:20; también en Juan 8:7, Prov. 3:3