"Vándalos" es el término que los medios de comunicación y los detractores del paro quieren imponer para deslegitimar el paro, asustar a los marchantes y evitar que salgan a la calle, y dividir la protesta en “buenos y amigos de la policía” y “malos y enemigos de la policía”.
El sistema ha encontrado una “vándala” ideal en la figura de la influenciadora de Epa Colombia. Hoy los medios, la Procuraduría y la gerente de TransMilenio la califican de “autora de actos de vandalismo”, “terrorista” y “peligro para la sociedad”.
Lo que hizo Epa Colombia fue un acto estúpido y un acto fruto de el ensimismamiento de las redes sociales, el desconocimiento de lo que es el bien común y una forma de entender la política como un acto de corrupción. Su razonamiento era: “Como se roban lo nuestro, ataquemos lo que se han robado, en vez de atacar la panadería del vecino”. Fue un acto ingenuo, tanto que la evidencia la trajo la incriminada. Su voluntad no era sembrar actos terroristas por toda la ciudad, sino vanagloriarse frente a sus seguidores.
Los colombianos de todas las condiciones censuran el acto de Epa Colombia y tienen razón. El bien público es para defenderlo, no para atacarlo. Ahora bien, aunque Epa Colombia está siendo castigada con severidad (la han matado mediáticamente y aun puede ir a dar a la cárcel), los colombianos piden más represión, más castigo.
Pero esos mismos colombianos ignoran, porque no existe un ingenuo video viral, que hay gente que se apropia de la riqueza del país en una dimensión gigantesca.
Tomemos el ejemplo de las multinacionales, que este gobierno y varios antes de este han llamado para que “inviertan en el país”, “generen empleo” y “mejoren la economía” (términos que son oficiales y que los medios repiten sin ninguna distancia).
Las multinacionales aprovechan las magníficas condiciones que les ofrece el gobierno colombiano: mano de obra baratísima, exenciones de impuestos elevadísimas, y buenas ganancias en sectores clave de la economía.
¿Qué hacen las multinacionales con sus magníficas ganancias? Las sacan del país. Sacan el dinero que han extraído del trabajo mal pago de cientos de miles de colombianos que están dispuestos a linchar a Epa Colombia pero que “agradecen” a las multinacionales que vengan a invertir a Colombia y votan por los candidatos que promueven la “inversión extranjera” y la “exención de impuestos”.
A Epa Colombia la acusan de haber causado daños por 1200 millones de pesos en TransMilenio. Un monto que a todas luces es exagerado, porque le está cobrando el lucro cesante, es decir lo que supuestamente dejó de ganar TransMilenio por sus destrozos, y porque Epa Colombia sirve para dar escarmiento por ser su acto tan impopular, con lo que la Fiscalía se ha puesto a afirmar cualquier cosa. La cifra debe ser mucho menor, en aras de la discusión vamos a redondear por la mitad, 600 millones de pesos (lo que sigue siendo un monto muy elevado, pero dejémoslo ahí mientras llega un peritazgo medianamente independiente).
En 2018, las multinacionales en Colombia sacaron cerca de 11 mil millones de dólares, o sea cerca de 38 billones (o sea 38 x 1012) de pesos. En proporción, lo que le cuestan las multinacionales al bolsillo de los colombianos es sesenta y cuatro mil veces más elevado que lo que le cuestan los destrozos de Epa Colombia.
Imagínese a 64 mil Epas por toda Colombia destrozando el bien común, ese mismo monto se llevan las multinacionales cada año. ¿Se llama esto vandalismo? ¿Se llama robo legal? Es dinero que han obtenido explotando el trabajo de los colombianos y las materias primas y es dinero que los colombianos no verán.
“Ojos que no ven, corazón que no siente”: este vandalismo de ladrones de saco y corbata no conmueve a nadie. Ningún colombiano pide sanción ejemplar o cárcel para la extracción de las riquezas creadas en Colombia por parte de estos señores, y sí quiere cebarse con el “vandalismo” de la youtuber.
Los que estamos marchando en este paro podríamos empezar a identificar los términos que nos está imponiendo el sistema político-mediático (“vandalismo”), sus chivos expiatorios (Epa Colombia y hay otros como el que hizo un grafiti en el metro de Medellín) y los verdaderos enemigos de la mayoría de los colombianos (los que, vaya vaya, ¡los medios no nombran!).