Luz Mary Guerrero lo único que ha tenido es una fe inquebrantable. Cuando en 1982 decidió invertir junto a su hermano un préstamo de 17 mil pesos –1.500.000 pesos de ahora- que les dio Concepción, su papá, nunca dudó de que esa pequeña semilla se transformaría en el bosque frondoso que es Servientrega hoy. La fe no se resquebrajó ni siquiera cuando seis bancos se negaron a abrirle una cuenta de ahorros a la incipiente compañía, cuando perdieron la primera flota de carros por la quiebra del Grupo Grancolombiano lo que los obligó a estar durante 10 años en concordato. La Fe no sólo era hacia Dios sino a la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, la imagen que aprendió a amar desde que era una niña en Jenesano, el pueblito de Boyacá donde nació.
El ritual de recitar entre dientes la oración a la Virgen la aprendió desde el colegio cuando con una compañera le hicieron competencia, a punta de vender las mismas golosinas pero más baratas, a la cooperativa de la institución. De hacerle competencia a la tienda del colegio salió rumbo a hacerle competencia a las grandes transportadoras del país. Compitieron contra todo, incluso contra la suerte esquiva. Sólo un hecho estuvo a punto de vencerla: su sobrino Stiven, quien soñaba con convertirse en un piloto de Fórmula Uno, se accidentó en una moto quedando en coma durante casi un año. Decían que, en el caso improbable que sobreviviera, no volvería a caminar y quedaría postrado para siempre en una cama. De rodillas Luz Mery entró a la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá para pedirle a la reina de Colombia el milagro. A los seis meses Stiven estaba de pie.
Cuadro de la Virgen de Chiquinquirá en la iglesia Nuestra Señora del Rosario.
Pero su sobrino no fue lo único que se levantó. Los nubarrones se fueron disipando y tres décadas después de su creación, Servientrega tiene más de cuarenta mil trabajadores en todo el país, está presente en Ecuador, Panamá, Perú, Venezuela y Estados Unidos. Tiene más de cuatro mil carros transportando mercancía en toda Colombia y moviliza más de 150 millones de envío anuales a través de los tres mil quinientos puntos en todo el país. Servientrega llega a todos los municipios del país y a 180 países. Para Luz Mery el éxito no se lo debe sólo al esfuerzo de su hermano sino a la intervención de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
Por eso, Luz Mery se emocionó cuando se enteró que uno de los deseos del Papa era tener a su lado a la Virgen. En su itinerario por Colombia, Francisco no pasaría por Chiquinquirá. Habría que llevarla hasta Bogotá pero sacarla de la basílica nunca ha sido fácil. Desde que el pintor español Alonso de Narváez la creó en 1562 por encargo del misionero dominico Fray Andrés Jadraque en un lienzo de algodón tejido por los indígenas usando pigmentos mezclados de tierra de colores con zumo de hierbas y flores, la pintura sólo ha salido diez veces. El cuadro fue bajado a los veinte años y arrumado en un granero. Una mujer del lugar lo rescató, reparó el lienzo, ya ajado por los años, y lo puso en una capilla. Todos los días, de rodillas, le pedía a la virgen que se manifestara. El 26 de diciembre de 1586 una indígena se dio cuenta del suceso: los colores del cuadro brillaban esplendorosos. La virgen se había manifestado. Desde entonces la virgen a permanecido inmutable en la basílica de Nuestra Señora del Rosario. La última vez que salió de allí fue el 9 de julio de 1999 para que presidiera la oración por la paz. Juan Pablo II, en la última visita de un Papa al país, viajó hasta Chiquinquirá a postrarse frente a la virgen.
Guerrero se contactó con la Conferencia Episcopal y con los organizadores de la visita del Sumo Pontífice. Las diez veces que salió la Virgen de la protección de los dominicos –sus guardianes- siempre lo hizo por tierra, con procesión incluída. Ésta vez, y gracias al apoyo de Guerrero, lo hará en helicóptero. Luz Mery Guerrero fue la primera en hablar con Fray Nelson Novoa, el prior de los dominicos en Chiquinquirá. Le ganó la partida a las Fuerzas Militares y a la policía quien también quería tener el honor de la transportación de la reliquia. El prior escogió a Guerrero por que es una empresa boyacense y además, en sus propias palabras “El primero que se arrodilla es el primero que se confiesa.”
Cuando, a finales de julio le confirmaron a Guerrero que le habían concedido a su empresa ese honor, ya estaba lista la caja de madera de pino, tapizada en paredes de espuma, diseñada especialmente para que el cuadro de medio milenio de antigüedad y de 1.25 de alto, por 1.39 de ancho, no sufra un solo rayón. Los únicos que podrán estar cerca del cuadro serán los dominicos que la custodian y el mismo Papa Francisco. La Virgen de Chiquinquirá saldrá de su casa el jueves 31 de agosto a las 10 de la mañana en medio de una caudalosa procesión. Ese día nadie trabajará en el municipio para tener oportunidad de despedir a su reina. Desde el Batallón Sucre despegará el helicóptero de Servientrega que la llevará hasta el Dorado. En el viaje, Guerrero estará durante cuarenta minutos cerquita a su ídolo, la causante de tantos milagros personales. Del Dorado irá en carro hasta la parroquia Santa Viviana en donde pasará la noche. El sábado 2 de septiembre, entre una procesión multitudinaria, andará por toda la séptima, custodiada por la Fuerza Pública, hasta la Catedral Primada en donde se encontrará con el Papa Francisco el próximo 7 de septiembre. Su imagen acompañará el avión que trasladará al Papa a las ciudades que visitará en su venida a Colombia. Su traslado paralizó por completo Chiquinquirá en donde miles de personas salieron a la calle a despedirse de su patrona:
Luz Mery Guerrero no piensa en otra cosa. Por fin tendrá la oportunidad de darle una ofrenda a su señora guardiana: ponerla cara a cara con el Papa más progresista de los últimos cincuenta años.
