Uribe Vs. Santos: una pugna entre Fascismo y Neoliberalismo

Uribe Vs. Santos: una pugna entre Fascismo y Neoliberalismo

"Este enfrentamiento se ha visto desde los ideales políticos de sus gobiernos"

Por: JHON HANS VARGAS AMAYA
marzo 03, 2016
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Uribe Vs. Santos: una pugna entre Fascismo y Neoliberalismo

Cuando en la actualidad nacional los medios masivos de 'incomunicación', hacen referencia al panorama político de mayor trascendencia en el plano de las relaciones públicas, de inmediato se dirigen las miradas hacia la pugna ideológica: Uribe-Santos. De esta forma y a través de la semilla alimentaria y retrograda del contenido televisivo, radial y escrito, se ha pretendido dividir el carácter participativo de las masas y formular estrategias de percepción hegemónicas, rememorando aquellas épocas cuasi dictatoriales que vivió el país en inmediaciones del Frente Nacional, que por allá a mediados de los años 50 imponía las figuras de control político: Conservadoras o Liberales, como únicos garantes de la 'democracia' colombiana.

Decididamente y para abordar las temáticas que nos competen en las dimensiones de este articulo, vale resaltar en gran medida que la aparición del lenguaje geopolítico llego a Colombia de forma atropellada y difusa, así como la aparición de mecanismos que en términos de idiosincrasia fortalecieron el discurso 'neo-realista' y guerrerista en procura de la aparente garantía de Seguridad Democrática. Las misivas oficiales del Estado colombiano durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, permitieron colocar en evidencia los altos márgenes de criminalidad que se querían imponer y que se impusieron en su momento a toda costa, con el fin de salvaguardar la seguridad, emprendiendo luchas contra el terrorismo y asumiendo conceptos que en el discurso estadounidense transformarían la jerga de la ultra derecha colombiana, incluso hasta el día de hoy; otorgando apelativos como “narcoterroristas” o “narco-guerrillas” a los grupos insurgentes, con el fin de legitimar como única solución, el uso de las armas, en un conflicto de naturaleza histórica, geográfica y política. Pero ¿Qué hace que las características del Uribismo tiendan hacia el fascismo? Principalmente el fascismo como sistema político y de gobierno sugiere estrategias de control que promuevan un alto nivel de patriotismo y nacionalismo insensato; pues básicamente este se centra entorno a sus elementos de poder más  peligrosos y fortalecidos como es el caso de las Fuerzas Armadas; por otra parte según Lawrence Britt, politólogo especializado en el estudio del Fascismo Europeo y Latinoamericano, una de las características más importantes de un gobierno fascista es su capacidad de desarrollar eslóganes o frases que apelan al carácter recordativo y memorístico constante; quizá por esto valga recordar que “mano firme, corazón grande” ha sido uno de los eslóganes de campaña política más resonado de los últimos años, o  acaso ¿quien recuerda el eslogan del gobierno Pastrana, o Samper si acaso?; incluso lograría tanta acepción o recordación a través de los medios y las estrategias publicitarias, que se volvería a imponer en la lógica electorera para identificar a su partido Centro Democrático en los meses pasados para elección de alcaldías y gobernaciones; por demás hay acciones que en apología a la lógica sectaria que plantean los gobiernos fascistas, tienden generalmente a desconocer a las Organizaciones Sociales o de Derechos Humanos; por lo que vale destacar el orden discursivo del presidente Uribe cuando el 8 de septiembre de 2003 en plena posesión del General Edgar Lezmes como comandante de la FAC Fuerza Aérea Colombiana dijo: “General Lezmes, que los traficantes de Derechos Humanos no lo detengan”; sumado a palabras incendiarias como: “politiqueros, al servicio del terrorismo que cobardemente se agitan, en la bandera de los derechos humanos para tratar de devolverle a Colombia, el terrorismo y el espacio que la fuerza pública y la ciudadanía le ha quitado”; las siguientes características las afianzare de forma más concreta para no ahondar en todas las recriminaciones que se podrían hacer.

El fascismo de Álvaro Uribe, cumple de aquí en adelante con justificaciones simples con la caracterización que pude realizar y que corroboran mi tesis central, 1) el control de medios de comunicación, que durante los ocho años de gobierno nunca contribuyeron a la construcción de análisis objetivos, sino por el contrario maquillaron con fugacidad mediática acontecimientos de gran importancia y que legitimaron el fortalecimiento de la fuerza pública a través de mecanismos propagandísticos. 2) La producción de un frenesí total entre los gobernados, contra un objetivo en particular; que en el caso colombiano fue amparado por el uso de las banderas anticomunistas, antiterroristas y proteccionistas; 3) La obsesión en defensa de la seguridad nacional; que aparece con implicaciones extremas en las que se afirma por informe de la Fiscalía General de la Nación que en el mandato del señor Álvaro Uribe hubo más de un poco que 30.000 desaparecidos, entre otros síndromes que aun en la actualidad mantienen altos niveles de impunidad tal como los falsos positivos de Soacha o el caso de La Escombrera donde se encontraría la fosa común urbana más grande del mundo; 4) El poder corporativo es protegido; tal y como lo motivo el gobierno Uribista entorno a la protección a FEDEGAN a pesar de sus nexos con el paramilitarismo; y otros sectores de la industria que retroalimentaron la desigualdad a nivel territorial en todos los sectores económicos; 5) El poder laboral, tal y como lo hicieron los gobiernos dictatoriales en el siglo pasado en América se suprimió; la desaparición de las horas extras con la justificación de que este pago motivaba el ocio, bajo la línea política de “trabajar, trabajar y trabajar”; además de la ley 100 que impulsada desde su mandato, quebró totalmente el servicio de salud a nivel nacional; 6) Por ultimo para dar fe de las características del fascismo y su vinculo con el gobierno Uribe, la resaltada unión entre amigos y mediadores corruptos que en buena medida configuraron toda una alianza para-política ha servido como evidencia inminente de las facultades manipuladoras, controladoras, sigilosas y maquiavélicas que arrojan un resultado tediosamente peligroso en la realidad actual: Caso Jorge Noguera; ex director del DAS, y acusado por el caso de las “chuzadas” durante el gobierno Uribe; Caso Maria del Pilar Hurtado quien también seria directora del DAS durante este bochornoso acontecimiento; Caso Sabas Pretelt quien como ministro de interior resultaría entregando dadivas con el fin de garantizar el segundo periodo presidencial de Uribe; Caso Diego Betancourt vinculado de igual forma al caso de la “Yidis-Política”; Caso Mario Aranguren quien siendo ministro de la UIAF se le sindico de concierto para delinquir agravado y también está involucrado en el caso “chuzadas”; Caso Salvador Arana, Juan José Mosquera, Francisco Santos, Luis Camilo Osorio, Mario Montoya; todos relacionados a la situación que vincula a estos sujetos con supuestos contactos o reuniones, organización y permisividad de grupos paramilitares a lo largo y ancho del país, entre otros; como es el más reciente caso de su propio hermano Santiago Uribe quien se encuentra detenido, mientras avanzan las investigaciones sobre sus vínculos en la conformación del grupo paramilitar, “los doce apóstoles”; si bien revisamos todo el prontuario histórico de este sistema de gobierno quizá sea momento de equiparar, que resulta tan lesivo como el modelo neoliberal de la actual administración nacional; para lo cual pasaremos al prontuario de Juan Manuel Santos.

El caso Santos lo vamos a simplificar de tal manera que sirva para confrontar que aunque las estrategias discursivas han cambiado, su trasfondo natural de posicionamiento oligárquico continua; sus intenciones de clase, siguen sosteniendo un control habitualmente participativo, pero pocas veces práctico; hay puntos de encuentro entre ambos sistemas en sus teorías económicas; principalmente y es que uno y otro promueven y garantizan la protección de la propiedad privada y asumen un rol de control permisible frente a los sectores de mayor influencia en términos económicos; no obstante en el gobierno de Juan Manuel Santos las políticas monetarias restrictivas, promueven el ascenso de tasas de interés bancarias las cuales dinamizan el ejercicio acumulativo de riqueza en las familias de gran potencial financiero, pero desmotivan la capacidad del poder adquisitivo en todos los ambientes infraestructurales; por otra parte contribuyen en sus política fiscales a la sostenibilidad aparente de los factores tributarios pero realza el vinculo del erario público con alianzas privadas para garantizar promisorios ingresos y ganancias a sus contendores y aliados;  esto en sectores como la educación, la salud, el transporte y la vivienda; se incentiva por todas las vías la desincorporación de las empresas publicas tal y como ocurrió en los últimos meses con el caso ISAGEN,  y que coyunturalmente ha abierto el debate por la poca defensa del patrimonio nacional, principalmente amenazado en la ciudad de Bogotá, donde la administración actual que jalona hacia la misma corriente ideológica promueve la venta de la Empresa de Agua y Alcantarillado y de la Empresa de Teléfonos de Bogotá; y un último aspecto que sigue postulando la unión de las melindrosas iniciativas de la política colombiana corrupta por naturaleza histórica; es una búsqueda del fin del conflicto en forma abierta, firme y decidida; pero con muy pocas iniciativas que convoquen a la PAZ CON JUSTICIA SOCIAL; no se puede pretender que el fin del conflicto armado, lleve paz a cada rincón del país, si no se garantiza el mejoramiento de la calidad de vida para todos; es más, NO un mejoramiento; porque este sería un artilugio que produce exclusión; sino que se califique más bien como, una buena calidad de vida para todos y todas en el trasegar de las vías democráticas que se requieren; con una educación para todos, y no para los más PILOS; con un sistema de salud excelente para todos y no solo para los vicepresidentes o sus gabinetes ministeriales que usurpan las necesidades del pueblo; con un sistema de transporte que promueva la dignidad y no la patanería y el incivismo y por ultimo con un sistema económico que regule realmente la igualdad social y de oportunidades para todos y todas.

 

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