La Juridiscción Especial para la Paz aceptó este 28 de septiembre el sometimiento de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera, mejor conocido como Simón Trinidad, cabecilla de las extintas FARC, después de años de pedirlo. En este momento tiene 116 procesos. La noticia lo sorprende en una temible cárcel ADX en Florence Colorado a la que llaman “El Cementerio de los vivos” por sus condiciones extremas.
A Simón Trinidad lo han favorecido sus recursos interiores. No necesita de mucha gente para ser feliz. Por eso jamás se interesó por ser trasladado a una cárcel de mediana seguridad, le gusta estar solo en un pasillo en donde, de las 15 celdas, 10 están desocupadas. Simón Trinidad siempre tuvo la capacidad de reírse de sí mismo por eso, según su hermano, en un artículo publicado en Las 2 orillas en julio del 2022, se ríe de todos los titulares de prensa en donde lo muestran como el monstruo encerrado entre cuatro paredes.
Simón, además de defenderse, lee. En su juventud fue muy amigo de intelectuales como la familia Perozzo de Cúcuta, con quien intercambiaba sus impresiones por autores como Faulkner o James Joyce que revolucionaron la novela. Sin embargo ahora, con el peso de sus 73 años, prefiere regresar a los clásicos de la economía. Su familia le envía cerca de 30 libros al año. Los años y una celda en Estados Unidos ablandan a cualquiera, incluso a un curtido revolucionario como él ha dejado de ver películas de Ingmar Bergman o Tarkovsky por los dramones turcos. ¿Su actriz favorita? Tuba Büyüküstün.
Tiene un televisor con acceso a 64 canales, pero en noticieros de habla hispana como Telemundo Internacional o CNN en español rara vez informan lo que sucede en Colombia. Los únicos autorizados para llamarlo una vez al mes por solo treinta minutos son su hermano mayor Jaime, su hermana Leonor y uno de sus hijos —de su primer matrimonio con Margarita Russo— quien reside en Estados Unidos.
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El poco tiempo lo aprovecha para preguntar cómo está su familia, no alcanza para más, puesto que el FBI controla hasta sus llamadas telefónicas y le prohíben hablar sobre ciertos temas, entre ellos ahondar en cuestiones políticas.
Así se lo hizo saber el FBI en 2010 cuando su gran amor, María Victoria Hinojosa, alias Lucero, y su hija adolescente Alix murieron en un bombardeo que el Ejército le hizo a las Farc en el municipio de San Miguel, Putumayo.
Su testimonio ante la JEP podría darle la posibilidad de que, después de casi veinte años de estar en una celda gringa, pueda salir libre.