Grande e interesado escándalo y alboroto han armado los consabidos sectores partidarios de la muchas veces intentada y fracasada “solución final de la guerra”, con la presencia en la mesa de la Habana, según se dice, de “Timoschenco” (entre más veces vaya mejor).
Ahora la seguidilla de alarmas y crujir de dientes está determinada por la llegada a La Habana – “ciudad de la esperanza colombiana” - de 6 importantes comandantes operativos y sobre el terreno.
En la política, los negocios, la diplomacia, etc. se mide la importancia de los eventos, con base en el nivel de las delegaciones y cuanto representan. Hay que hablar con el dueño del aviso, se dice en los sectores populares.
En la instalación de las negociaciones en la isla caribeña inicialmente estuvieron, los llamados “diplomáticos de las FARC”, Granda, Paris, Calarca, Santrich y solo unos pocos político-militares como Iván Márquez y Mauricio, comandante del bloque oriental. Posteriormente comenzaron a llegar; históricos como Pascuas y comandantes del primer nivel como Pablo Catatumbo,y algunas comandantes, que por su condición de mujeres algunos subestiman.
La presencia de Timochenco antes, y ahora la de 6 comandantes de Bloques, frentes, columnas operativas y de “fuerzas especiales”, muestra el nivel que va ganando la negociación. Sumados a algunos, que ya estaban a manteles en el proceso negociador, comenzaron a llegar “los que son”.
Algunos sectores que deliberadamente minimizan o subestiman al grueso de la opinión pública, juegan una estrategia que cada vez se agota mas; por cuanto quienes no lo entendían cabalmente, lo están logrando ahora, frente a la claridad y contundencia de los hechos, y demás porque la cita de los lugares comunes termina por agotarse y perder la importancia marginal que alguna vez pudieron tener. Circunstancias como que “están de turismo, fueron a curarse, descansar, a reponerse, a engordar un poco”, - algunos mucho-, son verdaderas pendejadas que la gente ya no se traga.
Que estos que están llegando son terroristas peligrosos, avezados y con experiencia, que tienen un amplio prontuario judicial etc.
Con una lógica un tanto perversa se podría decir, que de cualquier manera es mejor que estén en la Habana por unos días o semanas hablando del proceso de paz, del nuevo mundo que hay por ganar, de que podrán tener un lugar en el nuevo país que está naciendo en las narices, estas si, de los miopes que lo son o quieren parecerlo; y no preparando acciones armadas, emboscadas y sabotajes, así sea por unos días o semanas.
Si señores reyes del pesimismo, de la inacción, del inmovilismo interesado y reaccionario. Estos son o hechos de paz o acciones que nos acercan a ella.
Lo ideal sería que a Pastor Alape, Carlos Antonio Lozada, Pacho “Chino”, Walter Mendoza, Leonel Paz, Matías Aldecoa; Cuando sea oportuno, le siguieran por ejemplo “El paisa Oscar”, comandante de la columna Teófilo Forero, la más descentralizada y operativa de las varias que tiene las FARC, hombres de la importancia de Joaquín Gómez, miembro del secretariado y uno de los comandantes del bloque sur, Bertulfo comandante del bloque Caribe, “El indio” Rolando, Orlando “porcelana”, El comandante Robledo o Martin Korena.
Algunos podrían poner el grito en el cielo, por la simple mención por ejemplo del paisa y tratarían de traer a colación su abultado dossier de deudas con la justicia. Pero de eso se trata. Hombres o mujeres como él han consolidado con su accionar, cualesquiera sea la forma como se le califique; poder y prestigio, experiencia en el combate y en algunos casos ingentes recursos económicos, que de no propiciarles un espacio en un proceso que debe ser con todos y para todos; los pueden utilizar para reforzarse militar y operativamente.
Este proceso que debe ir despacio, con paciencia, pero sin pausas, requiere darle argumentos, explicaciones y pedagogía, justamente a los pesimistas, escépticos y renuentes, de cualquier lado de la mesa en que se encuentren y siempre que actúen de buena fe, para que se sumen al proceso de reconciliación de todos los colombianos.
No nos podemos permitir, y menos ahora cuando hay avances innegables en las conversaciones, que se utilice un pretexto detrás del otro, para retrasar o peor aún torpedear el proceso.
Sería así mismo optimo que las partes, consideraran la posibilidad de vincular a las conversaciones, a una representación de los guerrilleros (as) presos y/o extraditados. Ellos además de que pueden jugar un papel muy activo, empujando el proceso, interactuando con sus compañeros en libertad, tienen una gran autoridad frente a sus camaradas de filas, pues han sido detenidos, pero seguramente una gran cantidad de ellos mantienen su compromiso y la moral de combatientes en alto.
En fin, se trata de comprometer en el proceso, todos los activos políticos y militares de las FARC, que todavía no lo están, para quitarle fuelle a quienes aparecen desde la guerrilla como escépticos, duros, o potencialmente reacios a participar en el proceso y eventualmente hacer dejación de las armas y optar por la desmovilización. No es eso lo que queremos?, entonces no lo hagamos innecesariamente difícil, más de lo que de por si ya es.
Por eso la presencia de Timochenco es positiva, la lástima es que no hubiera ido acompañando a Cano, quien se la jugó por este proceso, que dio la vida por el, y quien estuviera jugando un gran y decisivo papel.
Si se da de baja a quienes quieren negociar, les seguirán en el mando los que no quieren hacerlo. Entonces y en otras circunstancias vuelve – la negada posibilidad – del enfrentamiento de Uribe y los guerreristas, que pese a todas sus bravuconadas y a que en su momento exhibieron a Karina, a Rojas con la mano ensangrentada y amputada de Ivan Rios, no fueron capaces de derrotarlos en 8 años, a pesar de los falsos positivos y a tener entonces a un ministro de guerra, que para iniciar un proceso de paz, entró matando a su interlocutor.