Para este año, los libros de la colección de Seguros Bolívar, que siempre ha realizado un aporte al arte y ahora al contemporáneo, son interesantes, bien editados, con carátula elegante en tela, papel con un gramaje envidiable y en español e inglés y una muy cuidada diagramación, tienen un mérito único. A finales del año pasado se lanzaron a estudiar el arte y la violencia en Colombia, bajo la dirección editorial de José Roca y Alejandro Marín. Con dos artistas de escala universal como lo son Doris Salcedo y Miguel Ángel Rojas y, una tercera en discordia, con mucho menos perfil y alcance que es Delcy Morelos. Debería tener esta colección una relación más coherente en la selección para que no resulte caprichosa y selectiva la elección de los representantes del arte del momento, cuando existen aristas de mayor envergadura que han trabajado este difícil y doloroso tema inevitable del país.
Se trata de una recopilación de textos y declaraciones de los artistas sobre su trabajo. Miguel Ángel Rojas nació en 1946 en Bogotá, en su trabajo ha manipulado la fotografía y el grabado junto con la pintura que ha sido una punta de lanza en las propuestas de principios de su debut en los años sesenta, cuando empezó su cuestionamiento sobre lo que en el libro llaman: La desregulación de los cuerpos. Formas de expresión donde buscaba expresar cómo los hombres en el teatro Faenza tenían mil formas de expresiones homosexuales. Buscaba oculto el derecho a la diferencia mientras tomaba fotos que, después serían el comienzo de unas pinturas oscuras y poco descifrables pero siempre interesantes porque era su manera particular de entender un lugar en el mundo.
Ha trabajado los temas de la violencia con la fotografía más vendida en muchos años donde, un soldado desnudo se enfrenta al mundo con su mutilación causa de las minas quiebrapatas. Se trata de la imagen de un joven que muestra no solo su cuerpo, que ha sido parte de su tema, sino que expone sin muchos recursos los trastornos y dolores. Después viene el análisis de Rojas sobre el narcotráfico y la corrupción que son elementos particulares de la otra riqueza y violencia en Colombia.
Sobre el trabajo de Doris Salcedo (Bogotá, 1956) ya hemos visto cómo es una artista reconocida internacionalmente y que en su trabajo elabora la violencia y el olvido. La política social sin memoria. La construcción de un presente sin justicia. El paradigma de sobrevivir sin examinar las conciencias de gente que se ha atrevido a que la muerte de inocentes es solo parte de una historia interminable de miles de vidas que, la perdieron con o sin explicación.
Y lo representa desde esculturas de camisas blancas atravesadas por una varilla o sus sillas incompletas que cuelgan desde el Palacio de Justicia hasta atravesar el suelo del Museo Tate de Londres con su obra Shibboleh donde muestra cómo la rabia abre camino a una grieta.
Delcy Morelos que nació en Tierralta en 1967, es una pintora-escultora que sin estar a la altura de los demás viene a ser la propuesta de los editores y de la compañía de seguros. Interesante artista que no tiene por qué ser la apuesta. Interesante entre los artistas que trabajan la violencia y los conflictos. Para mi gusto, una elegida a dedo que le resta importancia a la bella apuesta de buscar talentos.
Otro tema: Con motivo de la celebración del próximo año chino se encuentra en Bogotá y se presenta en las salas de Colsubsidio el conjunto de Canto y Danza de la Provincia de Julin. Bello e impecable espectáculo donde la exactitud de unos cuerpos pragmáticos armonizan con sus gestos orientales. Bella escenografía y una música algo occidentalizada que nos permite otra versión de la gran China en el mundo. Si pueden ir no se la pierdan. Produce felicidad.