Esto significa ser habitante del Sur en el departamento del Cesar. Entre la distancia existente de su capital “Valledupar”, y el olvido de la administración departamental. Es lo que sienten los habitantes de las poblaciones del sur del cesar, y las vecinas poblaciones del departamento de Norte de Santander.
Todas comparten un mal en común, y es la violencia que azota sin misericordia a sus pobladores. Transitar por la vía que comunica a Ocaña con Aguachica, es un verdadero viacrucis. La estrecha vía saturada por el tránsito de los tractocamiones, que generan de manera intermitente trancones, para ceder el paso a los pesados vehículos, y la exposición de ser víctima de atracos y secuestros, que en los últimos años se han incrementado de manera alarmante.
Aquí la presencia de la fuerza pública es casi nula. En ocasiones salen un par de soldados a la altura de Sanín Villa, o en la parte baja antes de llegar al peaje del Platanal. A veces revisan los vehículos, otras veces no, solo están apostado sobre la vía. En este tramo de carretera se han presentado enfrentamientos entre la fuerza pública, y los grupos armados que hacen presencia en la región, enfrentamientos que han cobrado la vida de miembros de las fuerzas del orden.
Las poblaciones que más sufren las embestidas violentas, por parte de los grupos armados son: Rio de Oro, y González – Cesar. Los miembros de la policía nacional, apostados en esta parte del departamento, corren el mismo riesgo que los demás miembros de la fuerza pública que se encuentran en zonas rojas, como el Catatumbo. Pero que deben cumplir con el deber, sin los medios técnicos, y el personal suficiente para hacerle frente a la violencia exacerbada en la región del sur del cesar. Es tan tensa la situación que viven los miembros de las fuerzas del Estado, especialmente los de la policía nacional, que llegar a esta zona, es sinónimo de castigo. Es decir, quienes son trasladados a estas poblaciones, lo toman como una forma de pagar una penitencia, ya que las acciones violentas son tan recurrentes, que salir ileso de ellas, es mucho que agradecer a la vida.
En lo corrido del año 2024, se han presentado 5 casos de secuestro, entre los municipios de Rio de Oro, y Aguachica – Cesar. Las medidas adoptadas por las autoridades departamentales, parecen insuficientes, ante los hechos de extorsiones, secuestros, y asesinatos que tanto atemorizan a los pobladores del sur del cesar.
Es comprensible, los reclamos a las autoridades departamentales, y nacionales, por parte de los gremios del comercio, y de ganaderos, quienes son los más afectados por las acciones violentas de los grupos armados.
Los fracasados consejos de seguridad, no son más que un pálido reflejo de la incompetencia de las distintas autoridades, que nada han hecho para frenar el actuar de los criminales. Parecen haber perdido la batalla ante la violencia, que se soslaya en contra de la población civil, y la fuerza pública en esta parte del departamento del cesar.
Por eso cuando le preguntan a cualquier habitante de estos apartados municipios del cesar, ¿que piensan sobre los gobernantes regionales, y su vínculo con la capital del cesar?, no dudan en responder “nos sentimos entre la distancia y el olvido.