Por poco y se repite la tragedia de Fundación, ahora con un desayuno en descomposición
A casi ya 100 días de cumplirse una de las tragedias más dolorosas del país como fue la muerte de 33 menores en un bus en el municipio de Fundación, Magdalena, donde fallaron todos los mecanismos de prevención, vigilancia y control, en la mañana de este miércoles 6 de agosto la tragedia por poco vuelve a repetirse hacia una de las poblaciones más vulnerables como son los niños.
Los estudiantes del colegio John F. Kennedy de Aracataca, 164 menores habrían ingerido un pollo en descomposición durante el desayuno escolar, presentando vómito y dolor abdominal, los cuales fueron trasladados a hospitales de Aracataca y Fundación.
Asoalimentar operador de Valledupar y que fue contratada por el Ministerio de Educación Nacional bajo el Programa de Alimentación Escolar (PAE) liderado por el Ministerio de Educación, que tiene un año operando el servicio de brindarle a los niños el desayuno cuyo interventor es la Universidad de Antioquia son los encargados de proporcionar los alimentos esenciales a estos menores de escasos recursos. ¿Pero pollo? ¿Quién supervisa el cumplimiento de la tabla nutricional que se le tiene que proporcionar a estos menores según las horas?
Al parecer los funcionarios públicos se basan en lo expuesto en el papel pero no se le hace un seguimiento ocular, una supervisión detallada y rigorosa más en el suministro de alimentos en municipios apartados de muchas regiones donde al parecer se atienen alas buenas de Dios para protegerse de cualquier mal.
Aracataca, el mismo municipio del Nobel García Márquez , es el que vive potencialmente sin agua potable en ese rifirrafe del acueducto donde la responsabilidad se la comparten entre autoridades municipales y nacionales, al parecer con lo ocurrido con el desayuno en descomposición la situación la tendrá que asumir la que preparó y sirvió el pollo, que será una empleada del contratista, que fue contratado por el operador y que éste por el ejecutor que a su vez le firmó al que se ganó la licitación, que en definitiva ni conoce lo que preparan, ni cómo lo preparan, ni la cantidad que preparan. Es una ruleta donde se alimentan muchos, pero los principales beneficiados terminan intoxicados, ¿casualidad? ¿Malos manejos de higiene? Una situación que no debió presentarse y que las investigaciones arrojaran las causas, y seguramente se identificará que no toda la culpa, la tuvo el pollo.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD sobre las metas del milenio para el 2015 en el Magdalena, los datos no son nada halagadores para los niños. En 2010, la edad mediana de la población para el Magdalena era de 22,85 años, superior en más de 4 años a la edad mediana en el Censo de 1993, y se presenta como producto de una reducción sensible de la población infantil. La población menor de cinco años viene reduciéndose. Pasó del 14,8% en 1985 a 12,6% en el año 2005 y a 11,5% en 2011. De acuerdo con el Informe departamental de infancia y adolescencia 2011 en los últimos 25 años, Magdalena ha perdido 294.556 habitantes y hacia el 2015 perderá otros 51.392 habitantes.
Hasta 2010, se estimaba que 37,20% de los Colombianos vivían en situación de pobreza y que en Magdalena la incidencia de la pobreza era aún mayor: ese mismo año la Misión de Empalme para las Series de Empleo y Pobreza - MESEP señaló que el 58,08% de sus habitantes eran pobres. Esto quiere decir que en este departamento 697.802,82 personas viven con ingresos mensuales inferiores a $187.079 pesos, que es el valor de la línea de pobreza para el 2010.
Los niveles de desnutrición registrados en Magdalena -y en la región Caribe en general- son muy superiores al promedio nacional. De acuerdo con datos de la ENDS 2010, la tasa de desnutrición global del departamento fue de 6,83%, el doble del promedio nacional de 3,43%. En el Magdalena se estima que 17.247 niños y niñas menores de cinco años sufren de desnutrición crónica, donde se presenta la novena tasa más alta de mortalidad materna del país y la segunda de la región Caribe. Las principales causas de mortalidad materna en el país son prevenibles y están relacionadas con el proceso y calidad de la atención de las gestantes.
En el 2012 la procuradora nacional para la Familia, Ilva Myriam Hoyos denunció que la tasa de mortalidad materna y en menores de un año de edad es crítica. A su vez afirmó que aumentaron los casos de embarazos en adolescente, subió la tasa de desnutrición y se generaron otras enfermedades, debido a que no se realizaron jornadas de vacunación en los municipios.
Si bien en Magdalena la mortalidad en menores de cinco años presenta una tendencia descendente, aún mantiene niveles muy altos. En 2009, el departamento reportó una tasa de 41,37 por cada 1.000 nacidos vivos, superior en un 17,08 pmnv al promedio nacional de 24,29.
Si no se cumplen los siguientes objetivos:
- Realizar el seguimiento y control a la calidad en la prestación del servicio de la prevención como es crecimiento y desarrollo, nutrición, maltrato infantil y cuidados en el hogar.
- Consolidar el Plan de atención integral a la primera infancia en coordinación con el sector educativo.
- Difundir el código de la niñez y la adolescencia hechos y derechos a los 29 municipios a través de folletos y cartillas.
- Implementar la estrategia AIEPI (atención integral de enfermedades prevalentes de la infancia) comunitaria en los municipios priorizados en: San Ángel, Nueva Granada, Ariguani, El Banco, Fundación, Plato, Guamal, Concordia, Pivijay, Aracataca, Santa Barbará de Pinto, Salamina.
- Concertar la puesta en marcha de prácticas claves en pueblos indígenas de la sierra nevada de Santa Marta para la implementación de la estrategia AIEPI comunitaria.
- Realizar el seguimiento a la política del registro civil institucional, acorde con la política de infancia y adolescencia.
- Promover la salud sanitaria y ambiental, la vigilancia de la calidad del agua, y entornos saludables en pueblos indígenas.
La situación de los niños del Magdalena cada día estará en riesgo por culpa de una plaga silenciosa y cruel como es la omisión gubernamental, la que se escuda en responsabilizar a otros sobre las catástrofes que le duelen es a los hijos de los pobres, que como una maldición se repite cual hojarasca en una tierra donde las tragedias son el pan de cada día, donde las víctimas y damnificados se quedan en las estadísticas mientras otros, con los contratos.
