Una vez llegó a la alcaldía de Medellín, Daniel Quintero metió mano en Buen Comienzo, el programa estrella en atención integral infantil que había imperado durante más de 15 años en la capital antioqueña. Lo primero que hizo fue entregarle la supervisión del programa a su esposa, Diana Osorio, que prefiere ser vista como una “gestora social” y no como la primera dama de Medellín. Sin embargo, en apenas año y medio de administración al alcalde Quintero le han renunciado cuatro directores. El último fue José Wilmar Sánchez, quien solo duró dos meses en su cargo y salió junto a otros tres funcionarios.
La mano de Diana Osorio, que logró que su esposo duplicara el presupuesto del programa, no fue suficiente para mantenerlo a flote y Todos por Medellín, la veeduría ciudadana crítica a la administración de Quintero, ha señalado que los cambios en la dirección, la falta de norte pedagógico y la sobrecarga laboral en los agentes educativos, que pasaron de tener 25 niños a 36 niños, han afectado la calidad de los centros educativos.
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