Recientemente la RAE comunicó, vía Twitter, que la voz feminazi es un acrónimo formado por las palabras feminista y nazi. Y aclaró, a renglón seguido, que se utiliza con intención despectiva para referirse a las feministas radicales.
La noticia, para mí, no revistió el menor afán de polémica. La RAE dice cuál es la forma de dicha palabra, y con qué fin se la utiliza. No dice nunca, en ninguna parte, que recomienda o propone su uso. Repito: en ninguna parte alaba, aplaude o recomienda su uso.
No obstante, los mismos de siempre, afirmaron que, con ello, la RAE había validado y legitimado el insulto. Como si describir fuese sinónimo de aprobar. El diccionario incluye palabras como asesinato, masacre, aborto, golpiza, incendio, explosión, robo, asalto, crimen y dictadura, sin que, hasta la fecha, alguien haya salido a decir que, por el solo hecho de incluirlas en sus páginas, la RAE está a favor de cualquier forma de violencia. Los profesionales de la lengua realizan un trabajo morfológico y lexicográfico para dar cuenta de los vocablos de nuestro idioma. Esa es su función, o una de tantas. La palabra, de hecho, no está incluida en el diccionario. Lo único que sucedió es que alguien describió la forma del término y el tono con que se utiliza.
¿Es necesario explicar algo tan obvio? La pregunta viene al caso, y más si se tiene en cuenta que los tontos que no son capaces de pasar del nivel de lectura literal pueden resultar perjudiciales. ¿Qué podría hacer un iletrado en materia política o económica a favor de la izquierda? Pues ahí está Nicolás Maduro, por si necesitan un ejemplo. ¿Y qué podría hacer un profesor de lengua y literatura que no es capaz de enseñar a leer de manera crítica a sus estudiantes? Que respondan las Pruebas Pisa. Los tontos de remate, la gente que no es capaz de leer que la RAE aclaró que se trata de un término despectivo, no merece la menor consideración. Si un comunicado anuncia, por ejemplo, que fue capturado el hombre que abusó de catorce menores, hecho deplorable para la comunidad, y un tarado afirma que con dicho mensaje la policía está a favor de ese crimen, no habrá otra cosa que hacer que reírnos o sentarnos a llorar. Porque quien lee de esa manera olvidó, o no quiso leer, que el hecho es deplorable para todos. ¿Podríamos encomendarle a una persona con esos niveles primarios de comprensión que ocupe cargos de suma importancia, o que enarbole las banderas de la equidad?
Pues no me sorprendería que algunos dijeran que sí. Qué más daría eso en un país en el que el Simón Gaviria afirma que firmó la reforma a la justicia sin haberla leído, y en el que el presidente hace un curso de cinco días en Harvard y nos convence de que hizo una especialización.
