En este tiempo de crisis sanitaria a nivel mundial las enfermeras son los héroes anónimos, la primera línea al frente contra el COVID-19, un reto que no ha sido nada fácil a nivel mundial, y aún más en un país donde hay carencia de garantías en seguridad y estabilidad laboral, debido a los contratos de prestación de servicios. La primera premisa de toda crisis sanitaria debería ser proteger la mano obrera, a quien tiene que cuidar y no ser carne de cañón frente a un riesgo que estamos sometidos por el simple hecho de ser trabajadores de la salud.
Una guerra con un enemigo invisible que ya ha cobrado vidas en el personal sanitario pues se ha confirmado 306 casos positivos de trabajadores de la salud desde el inició de la pandemia en Colombia. Entre ellos 42 son profesionales de la enfermería, 95 son auxiliares de enfermería, 80 son médicos, 11 son terapeutas respiratorios y 8 son fisioterapeutas.
El miedo es el compañero más fiel en cada jornada emprendida por el personal de enfermería, por una parte el temor a perder la vida, o tal vez que nos arrebate algún miembro de nuestra familia al exponerlos cuando llegamos a casa. En un segundo plano está el temor a hablar, opinar, o manifestar la carencia de elementos de bioseguridad y los abusos por parte de las instituciones de salud en las cuales violan los derechos del trabajador, como también las continuas amenazas de despido por este tiempo. Al pago y ubicación de los puestos de favores políticos, ha sido una de los difíciles condiciones a las que se somete este gremio, ya que al involucrarse en las diferentes manifestaciones de aquellos que pierden el miedo a callar exigen mejores condiciones laborales y bioseguridad, se verían en la tortuosa tarea de buscar un nuevo empleo por su finalización de contrato.
En Colombia la enfermería es una profesión subestimada y mal paga a pesar de las difíciles condiciones que suelen enfrentar día a día por el déficit de elementos de trabajo, retrasos en pago, pésimas garantías laborales. Un gremio acobardado que influye el género en la profesión, que ha provocado una falta de reconocimiento y prestigio social debido a la forma simbólica de la esencia de la enfermería "el cuidado" y las cualidades intrínsecamente femeninas que a llevado a invisibilizarnos, recluirnos y guardar silencio costado que aprovechan ante la situación vulnerando la autonomía de exigir, como también el criterio de actuación a pesar de contar con el conocimiento, profesionalismo y metodología científica basada en la evidencia.
Enfermería ha sido la primera fila de lucha ante las emergencias sanitarias a nivel mundial, siendo la columna vertebral de todo sistema de salud. El 2020 fue el año internacional designado para el personal de enfermería y partería por la OMS, fecha en la que se cumple el bicentenario del nacimiento nuestra precursora Florence Nightingale, la dama de la lampara que salvo vidas en la guerra de crimea como también ayudo a revolucionar los cuidados sanitarios. Somos el pilar mas importante en esta crisis mundial, aunque no nos exalten como heroínas. Estamos a tiempo de alzar la voz, encierre el miedo a exigir y hagámonos sentir.