El pasado 1 de noviembre el presidente Gustavo Petro llegó a la ciudad de Caracas para adelantar un encuentro con el presidente Nicolás Maduro.
La reunión constituye otro paso mas en el proceso de normalización de las relaciones diplomáticas y comerciales entre dos estados hermanos que fueron sometidos a un estéril enfrentamiento provocando inmensos daños, en esta etapa desde agosto del 2015 cuando se cerraron las fronteras en Cúcuta.
Tanto la ultraderechista oligarquía colombiana como los sectores imperiales del pentágono y el Comando sur implementaron en los últimos años, una estrategia devastadora para, desde el gobierno de Bogotá, bajo el control de los grupos mas agresivos de la ultraderecha neonazi, destruir el estado y la administración bolivariana encabezada tanto por Hugo Chávez (qepd) como por Nicolás Maduro.
El daño ha sido descomunal y atroz
Con el triunfo de Gustavo Petro y la instalación del nuevo gobierno han llegado nuevos vientos y gradualmente todo va en camino de arreglarse y en ese sentido la visita del presidente Gustavo Petro fue un acto de la mayor proyección política e institucional.
Los pueblos de ambas naciones miran con esperanza esta hoja de ruta civilizada y de cooperación mutua en beneficio de millones de ciudadanos concernidos con los vínculos de los dos estados comprometidos en transformaciones profundas en los términos de la democracia, la soberanía y la equidad.
De acuerdo con la Casa de Nariño el encuentro de Petro con Maduro abordó oficialmente los siguientes temas: nuevos avances en la reapertura de la frontera que aun presenta dificultades por la prevalencia de la ilegalidad en el intercambio comercial, que aun sigue ocurriendo por entre las trochas verdes, bajo el control de las mafias paramilitares uribistas cucuteñas; por la limitada circulación de personas.
Por los éxodos masivos provocados por la crisis económica; y el regreso del gobierno venezolano al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Esta es la primera reunión entre los dos presidentes después de la última reunión celebrada el 11 de agosto del 2016, cuando el presidente Nicolás Maduro hizo una reunión con Juan Manuel Santos en Puerto Ordaz.
Después vino el capítulo de Juan Guaidó, la marioneta gringa utilizada en la conspiración para destruir la revolución bolivariana.
Sin lugar a dudas esta reunión también será clave para consolidar la Paz total y los diálogos con el Eln que están a punto de iniciarse en pocos días, después de haber sido aprobada la Ley de Paz por el Congreso de la república.
El encuentro de mañana martes se dará un mes después de la reapertura económica de la frontera y del restablecimiento de relaciones diplomáticas, una de las primeras decisiones que tomó el presidente Gustavo Petro al llegar a la presidencia y que ha implicado el nombramiento de embajadores y la reapertura de consulados, aunque con resultados mínimos en el funcionamiento de la zona fronteriza, algo que bien puede considerarse normal después del descomunal daño promovido por Iván Duque y el uribismo criminal.
Desde Bogotá, el gobierno del Pacto Histórico ha dicho que el encuentro de los dos presidentes es parte del activo liderazgo del presidente Petro para impulsar la recuperación económica de la región y los intereses del bloque latinoamericano
Además de los asuntos diplomáticos y de la paz, también estuvieron sobre la mesa los temas ambientales para la protección de la Amazonia en momentos en que el triunfo electoral de Lula en el Brasil constituye un aporte fundamental en esta acción global por el planeta que tendrá en la COP27 de Egipto en noviembre, un acontecimiento de gran envergadura en la lucha contra el calentamiento global.
Petro le esta dando especial importancia al regreso de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, del cual salió hace una década por decisión del entonces presidente Hugo Chávez en vista de la permanente agresión de la OEA contra la revolución bolivariana.
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