Se hizo el milagro: encontraron a los 4 niños perdidos en la selva del Guaviare

Se hizo el milagro: encontraron a los 4 niños perdidos en la selva del Guaviare

Después de 38 días de búsqueda por más de 200 hombres de las Fuerzas Militares los niños perdidos en la selva del Guaviare fueron encontrados

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junio 09, 2023
Se hizo el milagro: encontraron a los 4 niños perdidos en la selva del Guaviare

Después de 38 días de intensa búsqueda por más de 200 hombres de las Fuerzas Militares, acompañados por más de 70 indígenas, se dio la noticia de que encontraron con vida a los cuatro niños perdidos en el Guaviare desde el pasado 1 de mayo, luego de que la avioneta en la que viajaban junto a su mamá, Magdalena Mucutuy, se accidentara en las selvas colombianas.

La buena nueva del hallazgo de Lesly Jacobo Bonbaire (13), Solecni Ranoque Mucutui (9), Tien Noriel Ronoque Mucutui (4) y el bebé de un años de nacido, Cristian Neryman Ranoque Mucutui se dio pasadas las seis de la tarde de este 9 de junio. Según se indicó, los militares en tierra hallaron a los menores sanos y salvos, a 3,5 kilómetros de distancia del lugar del accidente. Pese a que presentaban algunas heridas leves, generadas por su trasegar por la tupida e inhóspita selva del sur del país y con un alto grado de deshidratación, en general los niños fueron halllados en buen estado.

Después de dar el aviso del hallazgo los niños fueron recogidos por un helicóptero de la Fuerza aérea colombiana y fueron trasladados hasta San José el Guaviare dónde se instaló el Puesto de mando unificado, desde el cual se coordinó todo el operativo de búsqueda que se llamó operación Esperanza y que lideraba en tierra el mayor Wilber Rivera, un hombre con más de 12 años de experiencia militar, quien desde la zona de operaciones daba las órdenes de hacia dónde buscar a los niños perdidos.

Los menores fueron hallados 20 diás después de que los militares e indígenas localizaran en dos lugares diferentes, un pañal, unos zapatos de color azul y la tapa del tetero que les indicaba que los niños podrían estar con vida, los cuales fueron hallados a 560 metros al occidente de donde cayó la avioneta el pasado primero de mayo. A pocos pasos también había un par de tenis que al parecer pertenecen al menor de 4 años, por tu tamaño y talla.

En ese momento los expertos en la búsqueda determinaron que los elementos hallados determinan que los niños habrían estado en esos lugares entre el 3 y 8 de mayo. Tambien determinaron en ese momento que al parecer los niños no iban heridos ya que nunca encontron rastros de sangre.

El accidente y la historia

El pasado 1 de mayo la avioneta de matrícula HK2803 despegó a las 6:05 de la mañana del improvisado aeropuerto de Araracuara que está en medio de la gigante selva en los límites entre Caquetá y Amazonas. Es una vieja y destapada pista controlada desde la desvencijada base militar puesta allí al lado de la calle sin pavimentar donde solo aterrizan avionetas pequeñas y helicópteros militares.

Para salir de la selva había buen tiempo. Hernando Murcia, el piloto de la avioneta que le pertenecía a la empresa de vuelos Avianline Charter´s despegó sin problema después de recibir la autorización de la torre de control para volar con destino a San José del Guaviare.

En la pequeña aeronave que piloteaba Hernando Murcia, un extaxista bogotano de 55 años que se volvió piloto en 2021, iban seis personas más, todos indígenas y todos huyendo de lo mismo: las amenazas de las disidencias de las Farc que controlan el cultivo, transporte y venta de marihuana y coca en la zona.

Los pasajeros de la HK2803 eran el líder huitoto Hernán Mendoza, director de la Fundación de profesionales indígenas Yetara; Magdalena Mucutui y sus cuatro hijos: Lesly Jacobo Bonbaire (13), Solecni Ranoque Mucutui (9), Tien Noriel Ronoque Mucutui (4) y el bebé de 11 meses de nacido, Cristian Neryman Ranoque Mucutui.

El vuelo de Magdalena y sus cuatro hijos lo había pagado su esposo y padre de sus niños, Manuel Ranoque, gobernador de la comunidad Puerto Sábalo. Un mes atrás, el líder indígena había salido huyendo del resguardo por amenazas de los guerrilleros. El 11 de abril, sin despedirse de su familia, salió corriendo porque los hombres armados que mandan bajo la espesura de la selva, le dieron una hora para no matarlo.

El vuelo de la HK2803, que una hora y media después de despegar se convirtió en tragedia, serviría para facilitar el reencuentro de Manuel con su familia para luego buscar cómo llegar a Bogotá donde tenían la intención de hacer una nueva vida.

A las 7:34 minutos de la mañana del 1 de mayo, el capitán de la Cesna HK2803 reportó problemas con el único motor de la aeronave y se declaró en emergencia. La señal de la avioneta se perdió a 175 kilómetros de su destino, sobre el río Apaporis.

A partir de ese momento, el vuelo para sacar a los indígenas del yugo de la guerra se convirtió en tragedia. El piloto no pudo acuatizar en el río Apaporis, protagonista de las crónicas de Germán Castro Caicedo y terminó con la avioneta de nariz contra los árboles de la enorme selva.

Cuatro helicópteros, dos aviones fantasma, y casi cien personas entre militares, organismos de rescate e indígenas de la región iniciaron la búsqueda que dio las primera respuestas 370 horas después.

Un tetero de color rosado, que le pertenecía al niño de un año fue el primer indicio para los rescatistas que estaban cerca de hallar algo. Así fue. Metros mas adelante encontraron la avioneta destrozada, partida en tres pedazos y en su interior, un cadáver, tal vez el del piloto.

Más horas transcurrieron y encontraron los cadáveres de otros dos adultos: el líder indígena y Magdalena. De los niños no hubo rastro alguno. Frutas consumidas por humanos y fragmentos de un frágil resguardo hecho con hojas y algunos palos mostraron que alguien había estado por ahí.

Al parecer, se trataría de los cuatro niños o al menos de alguno de ellos. Las versiones de unos y otros y hasta la del mismo presidente Gustavo Petro, quien ordenó volcarse a la selva para encontrar a los niños, siempre mantuvieron la esperanza de que estén vivos.

Después de 38 días, un agotamiento de los más de 200 soldados e indígenas se pudo decir que la selva del Caquetá no se los tragó a los cuatro niños, quienes con calma, los más grandecitos, luego contarán cómo le ganaron a la manigua.

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