La Universidad de Sucre en su compromiso con la sociedad busca formar profesionales íntegros que se comprometan con el desarrollo de la región. Para el logro de su misión debe gestionar y emplear los recursos financieros de la mejor manera dada la conocida coyuntura financiera de las universidades públicas. Sin embargo, Unisucre no ha contado con suerte y ha sido mal administrada por los últimos rectores que han tenido el liderazgo de esta alma mater.
Hace cuatro meses se posesionó el nuevo rector, el docente Jaime de la Ossa Velasquez, con la propuesta de mejorar las condiciones laborales, así como la calidad académica de la institución, alzando la bandera de una universidad incluyente, integrada y participativa. La realidad, sin embargo, es otra totalmente diferente.
La gestión en estos cuatro meses ha estado marcada por el despido masivo del personal que laboraba en la universidad. El nuevo rector se ha enfocado en una presunta persecución del personal docente y administrativo que tenía relación con la administración anterior de Vicente Periñán Petro; llevando esto a retrasar diversos procesos y la consecución de la acreditación institucional. Se han desconocido los procesos de meritocracia para el reemplazo del personal, motivado principalmente por cumplir los acuerdos políticos que estableció con Yahir Acuña y el Centro Democrático, quienes le garantizaron resultar electo como rector.
Al interior de la universidad es notoria la presión actual de los grupos políticos en mención, más aún con la actual aspiración de Yahir Acuña a la gobernación de Sucre. La rectoría ha propiciado favorecer los intereses de estos grupos, permitiendo que las diferentes dependencias cumplan órdenes externas para cambio de notas, admisión de nuevos estudiantes y descuentos en matrícula. Hoy con sus más de quince mil egresados y seis mil estudiantes, Unisucre es un fortín de votos para varios políticos de la región.
Los ingresos financieros, que fueron escasos en la administración de Periñan, dado que no fue posible que el gobernador de Sucre girara recursos de estampilla, sin duda han mejorado gracias al movimiento estudiantil que logró para la Universidad de Sucre una adición para gastos de funcionamiento de más de 1.500 millones para el 2019 y a la fecha más de 5.000 millones por la nueva estampilla (Ver: Asamblea aprobó emisión de estampilla pro universidad de Sucre con el 1.5%).
Los recursos por estampilla pueden ser empleados de diferentes maneras. Es así como la Universidad del Magdalena y la Universidad de Cordoba lograron el saneamiento financiero (pasivos) y la inversión en cualificación docente (a nivel de doctorado), además de escenarios de prácticas estudiantiles, bienestar universitario, fomento de la investigación (convocatorias internas), fondo de becas y servicios de apoyo académico. Lo anterior permitió a las universidades mencionadas el logro de la acreditación de alta calidad.
Contrario a los pronósticos, en Unisucre la situación ha empeorado en estos últimos meses, ya que, aun teniendo dinero de estampilla en los bancos, le han negado a varios docentes comisiones de estudio para cursar estudios de doctorado, se han restringido las prácticas estudiantiles, se ha negado el presupuesto para los investigadores, se han disminuido los recursos para los programas de bienestar y peor aún no se ha buscado la forma de emplear bien los recursos para disminuir el déficit presupuestal de 3.000 millones que tiene actualmente la universidad. ¿Será acaso que estos recursos serán priorizados para construcción de infraestructura y de esta forma cumplir con los compromisos políticos que tiene el rector?
Mientras en el resto del país los rectores de las universidades acreditadas se han caracterizado por la gestión de nuevos recursos y han implementado estrategias para incrementar los recursos propios, el rector Jaime de la Ossa no ha podido establecer una política de gestión de nuevos recursos y, por el contrario, solo busca disminuir los gastos e inversiones que afectan directamente a los estudiantes y docentes y por ende la calidad de los servicios académicos.
Se espera que la gestión de la Universidad de Sucre no le quede grande al nuevo rector, quien públicamente solo se limita a ubicar el espejo retrovisor en la administración anterior, en lugar de plantear estrategias para una adecuada gestión de recursos y principalmente para mantener aislada el alma mater del juego político en uno de los departamentos con mayores índices de clientelismo electoral y corrupción.