Julio César Yamín Berardinelli protagonizó una escena de película el pasado fin de semana en el barrio Novalito de Valledupar.
De película porque en aquella ciudad no es común ver que un hombre se baje de su automóvil y amedrente a punta de fusil a alguien con quien estuvo a punto de tener un accidente de tránsito, pero así pasó, y para sorpresa de los testigos, Julio César no encontró mejor forma de imponerse que sacando un fusil y amenazando a sus víctimas.
Cuando se calmaron las aguas se puso a rodar un chisme que dejaba bien parado al hombre de la tercera edad: se decía que había descubierto a su mujer con un joven y los había confrontado como todo macho debe hacer. Muchos señores se alinearon tras él.
Así es como debe reaccionar un verdadero hombre, decían orgullosos en todo Valledupar. Poco después se confirmó que nada de eso era cierto y que se trató de un simple asunto de tránsito que terminó muy mal.
Según Yamín Berardinelli: “Se me atravesó, y como soy una persona que está amenazada, me bajé de mi carro para ver qué sucedía. Estos hechos hoy están circulando en los medios, pero en realidad soy una persona de bien. Le estoy haciendo entrega a las autoridades de esta arma, que es traumática, que tiene sus documentos. No tengo ningún antecedente y estoy aquí a disposición”
Entonces Julio Cesar sacó su propio vídeo. Con dos policías flanqueándolo, poniendo carita de yo no fui, de 'gente bien'.
Como Julio César Yamín Berardinelli fue identificado el hombre armado la mañana de este sábado en el barrio Novalito de Valledupar.
Esta persona acompañada de la Policia explicó los motivos del hecho e hizo entrega del arma empleada en el incidente. pic.twitter.com/mXbzzXjipO
— Sucesos Valledupar (@SucesosValledu1) October 1, 2022
Es difícil verlo y no recordar aquellos dementes de camiseta y camioneta blanca, los que salieron a divertirse con sus fusiles el año pasado, los que convirtieron a la bella Cali en un coto de caza de humanos.
Pero Julio dice que está amenazado y por eso se asustó, aseguró tener sus papeles en regla y entregó su fusil traumático para ponerse a disposición de las autoridades. Y ahí murió todo.
Y la Policía Nacional a través de dos de sus miembros se pone de garante. El decreto 1417 de 2021 establece, desde su expedición en noviembre de 2021 que a partir del 5 de mayo de 2022, “las personas naturales o jurídicas titulares de armas traumáticas que cumplan con las características de armas de guerra o uso privativo y de uso restringido, deberán entregarlas al Estado, so pena de su incautación y judicialización”.
Si el ciudadano tiene en su poder un arma traumática de guerra o uso privativo de las fuerzas militares debe, voluntariamente, entregarla al Departamento Comercio Control Armas (DCCAE).
El plazo vencía el 4 de mayo de 2022, si no lo hizo, deberá acercarse a una de las sedes del DCCAE para solicitar el permiso de transporte y devolver el arma sin contraprestación.
El arma que portaba Julio César no es una pistolita traumática, es un arma traumática con características de arma de guerra, por lo tanto debió haber sido entregada al estado antes del 4 de mayo de este año. Sólo por eso Julio César está violando la ley y deben recaer sobre él las mismas sanciones que caen sobre cualquier persona. A menos que sea alguien por encima de la ley.
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