Sí, hace un par de días el escritor, periodista y caricaturista Antonio Caballero, publicó en una revista de amplia circulación nacional, una columna titulada Acoso. Estoy segura que el columnista Antonio Caballero sintió la ineludible necesidad de escribir sobre un tema que por estos días es viral en los escenarios de opinión pública. Por supuesto, como periodista y escritor debía referirse al asunto, logrando caricaturizar (una de sus especialidades) una situación de tan alta importancia y sobre la cual el país discute cada día con más seriedad para tomar acciones que contrarresten la terrible situación de violencia contra las mujeres.
Curiosamente la misma revista que publicó el pasado 16 de Diciembre la columna del caricaturista Calderón, publicó también hace 3 meses una noticia titulada “Cada hora 16 mujeres son víctimas de violencia sexual en Colombia”; en la que se toman cifras de la Defensoría del Pueblo, del siguiente tipo “Entre 2010 y 2015, un total de 875.437 mujeres declararon haber sido víctimas de violencia sexual en el país. La escandalosa cifra significa que, en promedio, en ese lustro, fueron agredidas 145.906 mujeres al año, 12.158 al mes, 400 cada día, y 16 mujeres cada hora”. Angustiante y vergonzosa situación. Adicional a esos números están los 758 feminicidios ocurridos entre enero y octubre de 2017, falta sumar los del último bimestre.
En un país donde 16 mujeres son agredidas sexualmente cada hora, banalizar las formas de acoso sexual resulta inaceptable, más aún si tal banalización viene de un hombre con cierto nivel educativo, experiencia periodística y con alguna influencia sobre la opinión pública. ¿Será que las mujeres que valientemente han denunciado acoso sexual tienen que callar hasta ser un número de estos casos: una más violada o una más víctima de feminicidio? Callar en lugar de dejarse llenar de ese “contagio epidémico entre las mujeres repentinamente quejosas” del que habla el periodista Antonio Caballero.
Por supuesto el escritor y su columna recibieron aplausos, apoyo y halagos, tomo solo cuatro de estos: (1) “Ser varón se volvió una amenaza, terrible realidad” escribió alguien; (2) “Tiene toda la razón Caballero aunque ya saldrán a criticarlo Florence y las demás damas feministas a las que nadie se los pide” agregó otra persona; (3) y por supuesto hubo quien se basó en la ideología de género para argumentar “Cuando uno escuchaba las barbaridades de las sectas cristianas acerca de lo dañina y perversa que es la tal "ideología de género" uno como que se burlaba de la paranoia de esos fanáticos, pero ahí están los resultados. Esta nueva ideología, la de la civilización en el terreno sexual, denominada "acoso", pronto rendirá sus frutos: una sociedad de impotentes, gays, lesbianas y asexuales. Sólo hay que darle un poco de tiempo”; (4) y no faltó la agresión hacia las personas con orientaciones sexuales diversas “Ya empezaron las lesbianas y feminazis a quejarse....les diste en la herida toño”
Obviamente también hay comentarios oponiéndose al contenido y carácter de la columna. De hecho, esto que escribo, es una réplica a la misma. Me parece inaceptable que el periodista, escritor y caricaturista Antonio Calderón con su experiencia y trayectoria haga un análisis tan simple de una situación tan delicada, encuentro en cada frase y párrafo una intervención de tertulia informal, descuidada, burlesca e irresponsable del tema.
Ojalá yo tuviera tan solo un poco de su capacidad de influencia, para tener el poder de hacerle una sencilla invitación; una que para usted como periodista e investigador no implica mayor trabajo, pero sí un poco más de responsabilidad y dedicación. Lo invitaría escritor Antonio Caballero a investigar sobre el tema, usted tiene los recursos para hacerlo: influjo, relaciones, capacidad de gestión y le pagan por escribir columnas con criterio y sustento; qué tal obtener cifras de la Fiscalía, las últimas de la Defensoría del Pueblo, de ONU mujeres y otras organizaciones sobre acoso sexual, violencia sexual, feminicidios, comparando casos para hombres y para mujeres; para personas menores de edad y para personas adultas. Analizando quiénes son perpetradores de estos delitos: cuántos hombres, cuántas mujeres, cuántas de estar personas tienen posiciones de poder sobre la víctima y cuántas tienen posiciones subalternas, … entre mucha otra información que un hombre con su impronta y pericia puede compilar, analizar y organizar con real profundidad, -sin tomar partido- con toda la objetividad que saben manejar ustedes los periodistas, con el beneficio de la amplitud de fuentes que soportan una investigación seria y bien sustentada.
Seguramente esa columna no gane tantos “likes” de los varones que se identificaron con usted esta vez porque sienten que su estilo de conquista está amenazado, o con los que temen que la ideología de género se tome el país con la complicidad del castrochavismo. Tal vez esa columna no sería tan comentada, controvertida o apoyada, pero esa columna sí ayudaría a aclarar qué es el “verdadero abuso sexual” al que Usted se refiere periodista Caballero. Y espeNro con mucho anhelo dentro de su glosario el verdadero abuso sexual no sea definido como ese delito del que fueron víctimas 758 mujeres (hasta octubre).