Hay canciones de cuna satánicas. La más conocida de todas es la que Roman Polanski le encargó a su amigo, el compositor Krzysztof Komeda, músico polaco, que creó una de las más aterradoras de la historia, Lullaby from Rosemary's Baby con la que abre su película, un clásico del terror que, a pesar de tener 56 años, no ha envejecido un día y que hoy la podemos ver a través de Amazon:
El bebé de Rosemary ganó fama de película maldita sobre todo después de que la familia Manson incursionara en la casa de Polanski en Cielo Drive, Los Angeles, y matara a 7 personas en agosto de 1969. A Sharon Tate, esposa del director polaco, le propinaron 30 puñaladas y eso que estaba embarazada de ocho meses.
Otra canción de cuna deliberadamente terrorífica es Enter Sandman, tal vez la canción mejor escrita sobre el hombre de arena o, mejor, el coco. La composición escrita por James Hetfield y Lars Ullrich está subtitulada en este video que se encuentra en Youtube. Forma parte del Album Negro de Metallica:
Estas dos canciones son de cuna con trasfondo perverso lo que no la hace tan perturbadora como esta que todos alguna vez cantamos. Es que, En el Bosque de la China, al desmenuzar la letra, podemos encontrar una historia realmente perturbadora:
Cultura de violación impuesta desde la infancia. Se acuerdan de la canción en UN BOSQUE DE LA CHINA LA CHINITA SE PERDIO? Óiganla de nuevo y hagan sus comentarios https://t.co/A621ffYUd1
— Larissa Arroyo Navarrete 🌊 (@Raralara) February 10, 2019
Es que vale la pena leer la canción para darse cuenta de la magnitud de la afrenta. Éste es un tango compuesto por Roberto Ratto se popularizó en el universo infantil en 1979 gracias al payaso argentino Cepillin. En Argentina siempre creyeron que se trató sobre la prostitución pero, al revisar esta letra, no queda duda que es una oda al abuso infantil. Mucha agua ha pasado por debajo del molino para darnos cuenta de esta aberración:
En un bosque de la China
una china se perdió,
y como yo era un perdido
nos encontramos los dos.
Era de noche y la chinita
tenía miedo, miedo tenía
de andar solita.
Anduvo un poco y se sentó,
junto a la china,
junto a la china me senté yo.
Y yo a que sí y ella a que no,
y yo a que sí y ella a que no,
y al cabo fuimos y al cabo fuimos
los dos juntitos de una opinión.
Bajo el cielo de la China,
la chinita suspiró
y la luna en ese instante
indiscreta la besó.
Luna envidiosa, luna importuna,
tenía celos, celos tenía
de mi fortuna.
Pero una nube la oscureció
bajo la luna, bajo la luna
la besé yo.
Después no sé lo que pasó,
la oscuridad me lo impidió,
y la chinita, y la chinita,
y la chinita, me lo contó.