En río revuelto: Ucrania y el gran botín económico que se avizora...

En río revuelto: Ucrania y el gran botín económico que se avizora...

El hombre más rico de Ucrania quiere reconstruir Mariúpol para ayudar a hacer del país uno “libre, europeo, democrático y exitoso”. Se suma al deseo Norman Foster...

Por: Franz Henao
abril 25, 2022
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En río revuelto: Ucrania y el gran botín económico que se avizora...
Foto: Archivo

Después de todo, la crisis de Ucrania  es una oportunidad de oro. La guerra es infame, despiadada, abyecta, donde el ser humano luce sus mejores galas de ruindad y los sentimientos hieden en un pozo que solo alberga crueldad.

A pesar de la hediondez de la guerra, de pronto, bien miradas las cosas, aparece un mundo que posibilita bellos sueños, para un selecto grupo de personas que siempre están al tanto de las necesidades del momento.

En el 61° Día de Guerra en Ucrania no hay sino ruinas y las vidas destrozadas de millones de ucranianos. Los meses previos al 24 de febrero, día que Vladimir Putin decidió tomar posesión de Ucrania, nadie creía que semejante apocalipsis podría ocurrir.

Más bien había escepticismo de que tal cosa fuera posible. El mismo Zelenski se negaba a dar crédito a las palabras del presidente Joe Biden, que advertía de la inminente invasión. Él prefería seguir dedicado a sus cosas, menos a las de Putin, de tal manera que tenía un 25% de aprobación a su gestión. Los ucranianos no creían en Zelenski.

Dos meses después del ataque ruso, solo hay escombros, -de vidas humanas difíciles de redimir-, de una infraestructura hecha añicos y polvo como consecuencia del fuego enemigo. Edificios, viviendas, escuelas, museos, calles, que desaparecen de la historia del país y se convertirán en perpetua pesadilla para los que no hayan muerto en el conflicto.

Precisamente, de entre esos humeantes restos de ladrillo y hierros retorcidos surge la ‘formidable’ idea de que a Ucrania hay que reconstruirla. Así ha ocurrido siempre con las guerras. La guerra de los Treinta Años, por solo citar una, en el siglo XVII, al principio era por las ideas de Lutero contra las ideas del papa, pero se extendió luego a las potencias europeas que buscaban, cada una, la hegemonía política.

Europa quedó arruinada económica, material y mentalmente. La reconstrucción tardó décadas y se hizo a expensas de una Alemania dividida; pero siguió su marcha hasta… las guerras napoleónicas… luego hasta la Primera Guerra… y luego hasta la II Guerra Mundial…, pero bueno ¿el ser humano es imbécil, no aprende y solo quiere destruir?, por tanto, Ucrania seguramente se levantará, ¿cuál será su precio? ahí es donde está el millonario y fabuloso botín.

Cómo se va a repartir el botín

Un botín al que solo acceden unos cuantos, ¿los más inteligentes y de talento exquisito? porque para los demás lo que hay es una “catástrofe humana”, como dijo David Malpass, director del Banco Mundial, con un aumento sin precedentes, valorado en un 37% de los precios de los alimentos, debido a la guerra, que empujará a millones de seres a la pobreza y la desnutrición y la precariedad en educación y asistencia sanitaria para los menos favorecidos.

Mariúpol, en el sureste de Ucrania, que hace parte del Donbás, era una ciudad portuaria alegre y dinámica, por su puerto se exportaba acero, hierro, cereales y maquinaria. Dos meses después del ataque ruso es un desierto de destrucción, los barcos ya no funcionan y el puerto marítimo “no solo ha sido minado sino bloqueado por grúas flotantes” dijo Sergey Shoigu, ministro de Defensa ruso.

El hombre más rico de Ucrania, Rinat Akhmetov, se comprometió a reconstruir la ciudad sitiada por los rusos. Hijo de un minero de carbón, creció en Donetsk respaldado por Rusia, era propietario de plantas de acero y minería en Mariúpol. Es dueño del equipo de fútbol, Shakhtar Donetsk.

Pide un Plan Marshall para Ucrania que será “libre, europea, democrática y exitosa”, después de la guerra. Promete que reconstruirá Mariúpol y todo el país para hacerlo “más feliz y próspero”. Rinat tiene espíritu de trabajo y bastante energía a sus 55 años. Maneja un olfato infalible para saber dónde hay dinero.

Los jardines arbolados con hamacas y toboganes para los niños, las fuentes con patos, dieron paso a las bombas y el humo en Járkov o Kharkiv, la segunda ciudad de Ucrania, ubicada en el noreste. Hasta los gatos desaparecieron. Solo se oyen sirenas angustiantes que invitan a refugiarse a cualquier hora del día o de la noche a sus residentes. Járkov está en la mira de las fuerzas del Kremlin.

La ironía de la destrucción de Járkov estriba en que es la ciudad más rusa de Ucrania. La historiadora ucraniana, Natalia Yakovenko, 80 años, vive en el barrio Solomianskiy en Kiev, anonada dice: “En Járkov siempre estaban orgullosos de ser rusos, hasta te miraban con superioridad y ahora han destrozado ese centro urbano magnífico”, dice en una entrevista con ABC. Considera a Putin “un líder desequilibrado a quien el paso por la KGB le ha dejado huella para siempre”, comenta apesadumbrada.

El grandísimo Norman Foster puja por el botín

Las ruinas de Járkov atraen a los cazabotines. Su alcalde, Igor Terekhov, recibió una videoconferencia desde St. Moritz, en Suiza. Era Lord Norman Foster, el conocido arquitecto británico, que a sus 86 años sigue con idénticas ansias de obras que en su juventud.

Foster ofrece reconstruir la ciudad y para ello quiere reunir los mejores talentos del mundo en términos de planificación, arquitectura, diseño e ingeniería. Habla de combinar la conservación del patrimonio y edificios respetuosos del medio ambiente. Quiere comenzar a trabajar “inmediatamente” para permitir el “renacimiento” de Járkov.

El alcalde, al oír el bello discurso de Norman comienza a soñar: “Me gustaría que el centro de la ciudad se convierta en uno de los puntos fuerte de Europa”. Según el alcalde, el 25% de los edificios han sido destruidos. “Necesitamos hospitales, escuelas y jardines de infancia”.

Lord Foster, con su sagacidad británica, se coloca así en la primera fila de la parrilla de salida. Su jefe, Boris Johnson, hace lo mismo en India, al ofrecer, 22 abril, al primer ministro Narendra Modi, un catálogo de armas. Quiere sustituir a Rusia como primer vendedor de armas a India. Boris piensa que es grotesco e inmoral que India compre las armas de Putin. Al final todo vale, según el manual de negocios.

Llegarán olas gigantescas de dinero que quitarán el sueño

La reconstrucción del país pende de un acuerdo de paz. Tarde o temprano tiene que llegar. ¿De dónde proveerán los recursos para tan formidable reto? Necesariamente hay que llegar al FMI y al Banco Mundial, que es un recurso doloroso dadas las condiciones draconianas que exigen a sus deudores.

Ucrania pone también sus ilusiones en la Unión Europea que hasta el momento se ha mostrado incondicional y generosa con el país. La UE estaría dispuesta a mostrar su poderío económico, que tal vez no es tan real como muchos piensan, dados los enormes paquetes de deudas públicas que tienen todos los países y que se han acrecentado con el Covid-19.

Alemania desestimó con la pandemia su sacrosanta regla de “cero negro”, o sea, un presupuesto sin déficit, que Angela Merkel cumplió con rigor benedictino en sus 16 años de gobierno. Francia, en el quinquenio del presidente Emmanuel Macron, reelegido el 24 abril, acumuló de 2017 a 2022, 600.000 millones de euros de deuda pública adicional. La deuda de Italia es innombrable. Mencionar deuda en estos países produce vértigo.

Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo el 19 de abril: “El problema de la deuda está llamando a la puerta cada vez más fuerte”. Podría llevar a un estado cataléptico peor que la crisis de 1929.

El presidente Volodimir Zelenski ya ha pedido, para empezar, 600.000 millones de dólares para la reconstrucción. Adicional a esta cifra el presidente ucraniano pidió el 21 abril, 7.000 millones de dólares al mes, durante seis meses, para compensar las pérdidas económicas causadas por la guerra que desató Rusia.

Estamos a las puertas de que empiece la danza de los millones para la reconstrucción de Ucrania. Un país donde tradicionalmente el punto final de llegada del dinero no siempre llega a su destino adecuado. Sufre tropiezos en su recorrido y a algunos oligarcas se les acusa de hacer negocios con los prorrusos.

Hasta el hijo de Joe Biden, Hunter, tiene pendientes investigaciones federales por su trabajo en Ucrania entre 2014 y 2019. Zelenski mismo, según los ‘Papeles de Pandora’, no es muy diferente a los corruptos que prometió perseguir cuando era candidato. Posee bienes y empresas registradas en Belice y Chipre.

The Guardian presume que Zelenski tiene dos apartamentos en Londres valorados en 3.7 millones de libras esterlinas. Y tenía, en el momento que se realizó la investigación en 2021, conexiones comerciales secretas con Rusia, al igual que otros políticos ucranianos.

Dónde está la voz de los ciudadanos europeos

En esa danza millonaria, cabe la pena preguntarse qué opinan los ciudadanos de los 27 países miembros de la UE, con estas cifras mareantes que se avizoran en el horizonte ucraniano. ¿Se deben tener en cuenta las voces de quienes votan por sus líderes políticos y que son los que hacen posible la democracia europea?

Particularmente cuando en los países de la UE existen problemas de alto relieve que necesitan urgente respuesta.

Tomemos por ejemplo a Francia. Miremos a la “banlieu”, los suburbios de Paris y de las grandes ciudades francesas. Estas zonas, como dice Juan Pedro Quiñonero en ABC, se han convertido en un “concentrado” explosivo y canceroso de todas las crisis nacionales: multiculturalismo, enfrentamientos étnicos, desempleo, desintegración social y pobreza, donde el Estado no hace presencia. Una crónica en The New Yorker decía: “La otra Francia: ¿Son los suburbios de París incubadoras de terrorismo?”.

Francia ha reelegido a Emmanuel Macron para otros cinco años. Luego del triunfo macroniano hay un consenso general: Francia hoy es una sociedad fracturada. Está por ver cuáles serán las prioridades del nuevo gobierno.

¿Será lo primero la reconstrucción de Ucrania, cueste lo que cueste? En segundo lugar, ¿urge la reconstrucción del ejército francés, renovando los equipos de armas, aviones, tanques, en vista de los impulsos imperialistas de Putin y que para Macron es una obsesión? En tercer lugar, otra fijación de Macron, ¿se debe emprender la renovación y fortalecimiento del sistema nuclear francés, que sirva como punto de apoyo y base para la defensa de la UE?

En esa Francia fracturada se ha enquistado el malestar social, que espera un simple chispazo para provocar la eclosión. El dilema de Macron será: ¿primero Ucrania y después Francia, con sus innumerables problemas? Lo atractivo de Ucrania son las cifras exorbitantes de dinero que se airean. ¿El pueblo francés, incluidos todos los grupos como los Chalecos Amarillos, pueden esperar a otro momento?

La Unión Europea también debe establecer sus prioridades y pensar seriamente en si para su electorado lo más urgente es enviar armas pesadas a Ucrania, como quiere Zelenski, que es el hombre que hoy impone la agenda a las grandes potencias. ¿O será un simple títere de ellas?

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