No tenía pensado volver a escribir públicamente sobre el tema, pero una nota publicada en este portal la semana pasada me hizo cambiar de opinión. Se trata de Carlos Fernando Márquez M., quien aportó una nota sobre el programa Es Tiempo de Volver de Colciencias y nosotros, los beneficiarios. Debo empezar diciendo que por más que traté de encontrar una referencia en internet al señor Márquez, no pude. No hay un portal, blog, revista, base de dato científica donde aparezca su nombre. Tampoco aparece en la base de datos Google Scholar. Para algunos quizás esto sea irrelevante, pero creo que es pertinente saber si el señor Márquez se encuentra de algún modo inmerso en el mundo científico, o si por el contrario es un ciudadano como cualquiera, con ganas de opinar. Sea cual sea la situación del señor Márquez, su nota se encuentra basada en falacias y aseveraciones ligeras sin ninguna prueba. Empiezo por el inicio:
1. No es cierto que los que quedamos seleccionados por Es Tiempo de Volver queramos “decapitar” el programa. Solo exigimos los mínimos a los cuales se comprometió Colciencias para nuestro retorno.
2. Aunque el señor Márquez reconoce, como muchos, los errores del programa, también comenta que nosotros, los beneficiarios, tenemos parte de responsabilidad “al no haber verificado, como corresponde a su calidad de investigadores, los detalles menudos del programa, algo que les hubiera ahorrado sinsabores y sorpresas desagradables”. Después de leer tal párrafo me queda el sabor de que para el señor Márquez nosotros también somos culpables por no sospechar desde el inicio de que Colciencias iba a fallar en la ejecución del programa. Esto es como echarle la culpa a la persona que le roban el celular solo porque iba solo por una calle oscura, o culpar a la mujer que es abusada solo por llevar minifalda. Tengo esperanzas de que el señor Márquez no sea de esos.
3. Más adelante, el señor Márquez duda que de muchos de nosotros regresáramos por amor a la patria, y que las historias de mis compañeros que dejaron sus trabajos fuera de Colombia, con buenos salarios y en universidades y centros importantes, tienen el propósito solo de despertar pasiones en la gente y en los periodistas. Y remata Márquez con un argumento traído de los cabellos, y con el cual ningún científico respetado en Colombia o en el mundo podría estar de acuerdo. Señala que “el factor determinante, el que dice con toda claridad quien es quien en el mundo científico, lo que abre o cierra puertas y garantiza altas posiciones y salarios, es el número de publicaciones en revistas científicas indexadas”. No sabe el señor Márquez que en todas las instituciones prestigiosas de investigación en el primer mundo, la calidad de la investigación prima sobre la cantidad. Y yo, que trabajo hace dos años en el ETH Zürich, doy fe de ello.
También digo del primer mundo porque en Colombia ese perverso sistema de incentivos monetarios a cambio de publicar artículos, sin medir calidad, ha llevado a algunos profesores a ser meros mercaderes de la ciencia. Y como ejemplo de lo que digo, contaré una breve historia: el químico francés Yves Chauvin, recién fallecido el pasado mes de enero y quien dedicó su vida de trabajo al Instituto Francés del Petróleo, ganó el premio Nobel de Química del año 2005 junto a Robert Grubbs y Richard Schrock, con tan solo una publicación importante. Sí, publicó otros artículos, pero su premio Nobel se debió solo a un artículo. Y ese artículo revolucionó la química orgánica, dando paso a una de las reacciones químicas más empleadas en la industria hoy en día. Sí, y todo gracias a un solo artículo. Y para terminar de poner la cereza en el pastel, el señor Márquez asegura que muchos de nosotros no tenemos publicaciones o solo tenemos cuatro o cinco. Y entonces nos compara con Patarroyo, quien aparentemente tiene 400. Es importante aclararle al señor Márquez que en muchos países del mundo para poder obtener el grado de doctor se necesita haber publicado artículos. Más aun, en el mundo actual conseguir una plaza postdoctoral o de investigador junior sin publicaciones es virtualmente imposible. Personalmente no he hecho la investigación para saber cuántos de mis colegas no tienen publicaciones, pero invito al señor Márquez a que haga pública la suya. Como científico, encuentro muy ligero un argumento tan serio sin la debida sustentación.
4. Sigue el señor Márquez con el tema de la reunión de los compañeros que están en Bogotá con la encargada de Es Tiempo de Volver de Colciencias. Palabras más, palabras menos, Márquez justifica la actitud de una alta funcionaria estatal porque “no es fácil enfrentarse a un grupo de treinta o cuarenta seres disgustados que solo ven las cosas desde su propia perspectiva”. Aunque no estuve en la reunión, y aun estoy a la espera del video que Colciencias prometió enviarnos, dudo que mis compañeros llegaran disgustados de entrada a la reunión. Es estadísticamente imposible que todos mis compañeros se pusieran de acuerdo solo para amargarle el rato a la funcionaria. Simplemente era una reunión informativa donde se darían detalles del programa y de su ejecución. Pero justamente ese fue el problema: de detalles, poco, muy poco. Personalmente encuentro insultante que convocaran a una reunión solo para dar respuestas vacías y ninguna solución, sobre todo cuando varios compañeros fueron desde otras ciudades. Y aunque la reunión haya pasado a un tono más elevado, es responsabilidad del funcionario de turno no dejar que ese tono se extienda más, y no, como en este caso, avivarlo con frases pedantes e llenas de ironía.
Ya para finalizar, quiero decir que en lo único en lo que estoy 100% de acuerdo con el señor Márquez es, precisamente, en buscar soluciones a los problemas. Creo firmemente que para eso regresaremos a Colombia. Pero también es cierto que no podemos callar antes la inoperancia de Colciencias y su altísima carga burocrática, que como mencioné en un nota anterior, no es puntual, sino estructural. Así bien, propongo al señor Márquez seguir en el debate, aportar ideas, soluciones, retos, cambios, pero eso sí, bien informado señor Márquez. No soy periodista, pero en palabras Daniel Coronell, “cuando un reportero tiene que escoger entre lo que es cierto y lo que es justo, debe elegir lo que es cierto”.
Francisco Núñez Zarur PhD
[email protected]
@fco_nunez