Tiene tales dimensiones el daño ambiental y de los recursos naturales de la locomotora minera promovida a fondo por el largo periodo gubernamental neoliberal del señor Santos que las comunidades se han visto obligadas a reaccionar en masa rechazando la megaminería en todos sus modos.
Hace algunos meses recibí el impacto de los efectos demoledores de la explotación petrolera en el departamento del Meta, en Acacias, Cumaral, Puerto Gaitán y Villavicencio. Pueblos enteros sin agua y con los campos convertidos en desiertos.
Recientemente fui testigo de la espectacular movilización ciudadana en Cajamarca contra el megaproyecto de la Colosa y el Machín.
Como la locomotora minera disparó todas las codicias, fiebres y ambiciones de piratas de diversa condición, el Quindío, que era la catedral misma de la caficultura y de otras actividades agrícolas, histórico centro de la cultura Quimbaya, experta en el manejo artesanal del oro, fue concesionado en casi todo el territorio.
El Quindío no quedó al margen de este modelo neodesarrollista. Estudios consolidados indican que hay 100 mil hectáreas de su territorio en concesión minera. A la fecha se han entregado 110 contratos en concesión y hay 180 peticiones adicionales de multinacionales con proyectos para exploración de yacimientos de oro, plata, platino, molibdeno, zinc, cobre e hidrocarburos. El 75% del departamento se encuentra en las proyecciones de las empresas mineras.
Incluso los paramilitares paisas, vallunos y llaneros entraron al baile extorsionando, matando y despojando, contando con la complicidad de ciertas autoridades gubernamentales.
Esa fiebre minera se convirtió en la más seria amenaza a las tradiciones y las expresiones culturales, del ámbito municipal y nacional, de la economía, del paisaje cultural cafetero, del ambiente y del patrimonio paisajístico, el árbol nacional de Colombia, la Palma de Cera y los ecosistemas asociados: el Parque Nacional Natural de los Nevados y su conjunto de páramos, la salud de los habitantes, la actividad agrícola, así como modificaciones de los usos del suelo establecidos.
Tal oleada depredadora ha provocado la airada reacción de las comunidades rurales y urbanas en todo el departamento, dando pie a la constitución de una potente subjetividad ambientalista, la cual se ha manifestado en grandes manifestaciones en Armenia y en la constitución de diversas organizaciones y colectivos sociales con sus pliegos, identidades y repertorios de acción social.
Esa subjetividad ambiental, compañera de otras que se despliegan en Santander a propósito del saqueo del oro en San Turban y del daño en uno de los más grandes reservorios hídricos del planeta; de los que actúan en Ibagué, Cajamarca y el Tolima, en rechazo del asalto a La Colosa; de los del Meta y el Llano y de los nacientes en Nariño y el Cauca, se ha focalizado en promover varias Consultas para que la ciudadanía se pronuncie en las urnas contra la explotación minera y todos los males que la misma conlleva, como la destrucción de ríos, paramos, especies animales, especies vegetales y la presencia del paramilitarismo que acompaña el despojo violento de tierras.
Pijao, Córdoba y Salento son tres lugares de la zona cafetera en los que se han realizado o están en curso eventos de participación ciudadana para frenar en seco esa ola destructora.
El 9 de julio pasado, en Pijao, un pueblo de tradición conservadora laureanista, casi 2700 personas le dijeron No a la megamineria y a la presencia de los grupos paramilitares de Uraba y Medellín, que han desplazado docenas de familias, tradicionales habitantes de esta región cordillerana.
El próximo 5 de diciembre se espera que suceda igual hecho en el municipio de Córdoba (de tradición comunista y liberal izquierdista), fecha que ya está fijada para que se haga la consulta correspondiente no obstante el sabotaje fiscal del Ministerio de Hacienda y el administrativo y político del Ministerio de Minas.
Y en el municipio de Salento, de tradición bolivariana, se han realizado varias gestiones, por parte del Alcalde y el Concejo ante el Tribunal Administrativo del Quindío, para fijar la fecha del pronunciamiento cívico contra este monstruo minero que destruye la vida y la convivencia.
Hay repudio masivo de los quindianos a la megaminería santista y el gobierno central no debería ignorar este contundente rechazo.
El próximo lunes 27 de noviembre desde las 2 de la tarde se ha convocado una gran manifestación en Armenia en apoyo de la consultas en curso. En igual sentido se pronunciará una movilización por el derecho a la salud que se realizará mañana sábado 25 de noviembre entre Calarcá y Armenia, liderada por César Arias, los educadores, los desplazados y las reservas militares del departamento.
Tienen todo nuestro apoyo.
No se puede olvidar que según la Agencia Nacional Minera en Salento hay 17 títulos, de los cuales 15 de ellos se encuentran en proceso de renuncia. En consecuencia, las autoridades y los habitantes de la municipalidad se quieren anticipar a las intenciones de muchos interesados en la riqueza del territorio.