El gobierno Petro acaba de abrir en Venezuela una nueva mesa de negociación con las disidencias de Iván Márquez, el comandante de las Farc que lideró la negociación de paz con el gobierno Santos: la Nueva Marquetalia. A este se suma la primera mesa de paz que instaló el gobierno Petro hace un año con el ELN, la última de las guerrillas Castristas del continente, creadas en los años 60.
El año pasado también había iniciado el diálogo con el Estado Mayor Central comandado por Iván Mordisco con un ligero avance de tregua bilateral en el Cauca, donde tiene su epicentro, que este sangriento grupo, muy atado al tráfico de coca, rompió de manera cruenta, con lo cual el gobierno Petro levantó los diálogos. ¿Pero que está realmente pasando? ¿Para dónde va la propuesta de paz total? El politólogo Andrés Preciado, un experto de la Fundación Ideas para la paz analiza en esta conversación con Juan Manuel Ospina.
Juan Manuel Ospina: Andrés, es mucho lo que nos puedes aclarar de esta llamada paz total. Ustedes son unos estudiosos permanentes, monitorean, conocen los distintos grupos con los que el gobierno ha abierto tres mesas de negociación en simultánea, una de ellas interrumpida- ¿Estamos en un momento definitivo? O vamos a estar condenados un poco a lo García Márquez, a otros 100 años de violencia y de guerra. ¿Cómo ves la cosa, Andrés?
Andrés Preciado: Definitivamente la historia del estado colombiano es una historia de pactos. Es decir, el estado colombiano es un estado que frecuentemente y de manera casi que permanente está en procesos de negociación; sometido a amenazas armadas, grupos armados que quieren disputarle la autoridad a ese Estado. Por más que se llegue a ciertos acuerdos, hay reciclaje de la violencia.
Yo creo que tenemos que reconocer éxitos. Un éxito muy importante fue la desmovilización las FARC, aunque queden grupos, de los cuales vamos a hablar. Tenemos que reconocer que el estado ganó la batalla contra las Farc, y estas como tal ya no existen.
Hay unos grupos disidentes, sí. Y eso representa un nuevo reto, un reto menor que el anterior, un reto más bajo en su capacidad militar. Y ahora podemos profundizar sobre el asunto. Pero la paz total, esa idea grandilocuente que tiene el gobierno, maximalista. Aquello de que la paz total era la paz definitiva con todos los grupos armados ha mostrado ya en estos dos años que estamos muy lejos de esa aspiración y que el realismo político nos ha llevado ahora ya ni siquiera una paz parcial, sino tal vez algunas posibilidades de paz territorial.
JMO: Hay algo que se me viene escuchándote. No sé si exagero mucho. Pues, yo creo que estamos en una etapa nueva. Creo que en lo fundamental ya la violencia política, la violencia para derrocar al régimen, la violencia para imponer una sociedad socialista al calor de la revolución cubana y de todo aquello ya paso. Eso ya es historia. (…). Ahora la variable es narcotráfico. Disputa por la coca.
Ya no estamos en la guerra subversiva. Muchos de los mismos actores, pero con un libreto distinto. Mi pregunta los mismos métodos para manejar la negociación política funcionarían ahora con éstos que tiene mucho de crimen organizado; ¿grupos delincuenciales alrededor del narcotráfico, de la minería ilegal…es posible recorrer el mismo camino?
AP: Tenemos un escenario que es híbrido. No creo que se haya abandonado del todo el camino político, solo que es distinto. Ya no se pretende la destrucción del estado; si se quiere un cambio del estado por otro tipo de estado y la disputa política es mucho más local. Puede que se conserve aun la aspiración maximalista de llegar al poder general. Empezar desde lo local para cambiar el sistema. Y ningún grupo tiene la capacidad que tuvieron las Farc en su momento de auge cuando se llegó a discutir sobre la posibilidad de poner en jaque al Estado colombiano.
Estamos lejos de esa de esa situación. Aunque tenemos una amenaza bastante significativa que es el clan del golfo. Aunque tienen menos aspiraciones de derrocar el sistema político y hacerse más al poder político local, es decir, el poder en lo micro y no tanto en lo macro.
JMO: Pero cual crees que es el gran cambio en el tipo de conflicto que se vive ahora en Colombia.
AP: Uno de los grandes cambios en en la configuración de nuestro conflicto es que pasamos de un conflicto en donde el estado era un actor fundamental de la confrontación, es decir, los grupos confrontaban contra el Estado a un escenario en donde los grupos confrontan sobre todo entre ellos, casi que como si fueran enfrentamientos mafiosos dentro de los mismos grupos armados y cada vez menos con el estado. Algo que empezó a darse en la transición del gobierno Duque.
Cuando hablamos de la paz total, hay una ventaja significativa y es que junta las formas de concebir las cosas. Y es que juntas las agendas de paz urbana y para rural, como probablemente ningún otro proceso de negociación en el país. Tenemos unas mesas urbanas. Tenemos unas mesas rurales que tienen que ver con ese escenario híbrido, pero también la paz total abrió dos caminos de negociación. El camino, digamos clásico, que es el que ya conocíamos con la guerrilla de las Farc, la negociación clásica de paz con las insurgencias y el otro camino que es el del sometimiento.
Es un camino que conocemos, pero que nunca hemos andado del todo porque, aunque hemos diseñado como país, unos marcos de sometimiento, nunca hemos logrado que esa oferta de sometimiento sea atractiva para que un grupo se meta. Ambos caminos tienen complejidades normativas, precisamente por aquello del escenario híbrido. Y viene entonces el problema de la caracterización de los grupos, que no se conocían bien. (…) Teníamos cerca de 50 grupos pequeños locales, que eran 50 grupos disidentes que se formaron luego de la desmovilización de las extintas. Hay dos proyectos de unificación, uno es el Estado mayor central y el otro, la Segunda Marquetalia.
Y tenemos otros grupos con los que hay otro tipo de caminos con el clan del golfo. Por ejemplo, hay un camino de sometimiento. Con la paz total aparece la negociación en simultanea y al mismo tiempo una agenda urbana y una agenda rural de negociación.
JMO: Correcto y con un elemento en el que quiero insistir: la presencia creciente del narcotráfico.
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