Después de sacar a sombrerazos a los columnistas independientes, críticos y sacudir la estructura editorialista, los nuevos dueños de la Semana decidieron abiertamente ser militantes ideológicos de la derecha. En ese sentido es que se entiende la aterrizada de Vicky Dávila a la dirección de la revista —a quien la chequera de los dueños le aplastó cualquier posibilidad de ser independiente—, con un equipo de personas que parecen comulgar con la idea de promover a la derecha de este país para que continúe con el poder, y defender a capa y espada al “presidente de los tres huevitos”.
Solo con ver varias de sus portadas se comprueba la nueva realidad política de esa revista. “Triunfo de Uribe” tituló la revista cuando se supo que la Fiscalía General de la Nación le haría el mandado a este expresidente y pediría la preclusión al juez de su proceso por aparentemente manipular testigos; es decir, todavía el juez no ha tomado la decisión cuando ya la revista anunciaba que Uribe había vencido a la justicia.
Además, esa revista pretende meter hasta por los ojos que Tomás Uribe debe ser presidente, cuando él mismo ha confesado que no tiene idea de política, ni de ser presidente. Mejor dicho, metieron a un adolescente como Duque en la presidencia (piensa, actúa y la embarra como un adolescente) y ahora salen con el cuento de que también un niño como Tomás Uribe puede ejercer ese cargo; el uribismo ha desprestigiado a tal grado la presidencia que promueve la idea que hasta un niño de Uribe puede gobernar. Esto es lo que piensa Tomás Uribe de la política: “Eso es como tirarse desde La Calera, por la vía de Patios, en patines, en calzoncillos, sin rodilleras, sin coderas y sin casco”. ¿Eso no es pensar como niño?
Por otro lado, desconociendo de manera brutal el proceso de paz que el Estado colombiano firmó con el M-19 en 1990, en el cual se reconoció al M-19 como actor del conflicto armado, Vicky Dávila dice que Petro es un hampón y que participó de la toma del Palacio de Justicia, lo cual es falso, y para seguir desprestigiándolo en ese relato lo tildan de “monstruo”.
Y ahora, para colmo de males, nos quieren vender el cuento de que Álvaro Uribe es descendiente del faraón Akenatón; pero no publican la actual y verdadera genealogía de este expresidente, realizada por el presidente de la Academia Colombiana de Genealogía, en la cual se evidenciaría que él y su entorno familiar habrían estado rodeados de mafia.
En eso se convirtió Semana, en estafeta de la derecha.
