¿En qué momento perdimos el camino para llegar a ser una Nación?
A partir de los últimos acontecimientos políticos de la presente campaña por la presidencia se saca como conclusión el poco respeto que nuestra dirigencia profesa hacia la población en general y en este caso específico sobre el electorado que quieren cautivar, y a la vez se evidencia la falta total de canales de expresión de una sociedad que indolente o incapaz de reaccionar se deja manosear de una manera tan vil.
¿Pero acaso esta actitud y los actuales hechos son algo nuevo? Pienso que no, es un proceso de largo aliento que viene minando nuestra conciencia colectiva desde la misma conquista cuando a los que llegaron a arrasar, buscando el saqueo de las riquezas del lugar, les pareció que los habitantes o indígenas que encontraron aquí no eran seres humanos, o cuando en su afán desenfrenado de oro o de cualquier otro metal o material que les generara ganancias, trajeron a cientos de miles de esclavos negros a los que trataron sin dignidad y al mismo nivel que los animales, o después de la independencia hasta el día de hoy en que siguen considerando a sus conciudadanos como personas de segunda clase que no merecen vivir en equidad, justicia, desarrollo y paz, como lo manifiestan las cifras de los distintos instrumentos que se utilizan para medir la riqueza o la pobreza.
Según la concepción de nuestras elites las riquezas que generamos todos como País, como Nación, solo las pueden disfrutar ellos, el resto debemos conformarnos con las migajas que dejan caer de los banquetes que todos los días nos muestran en las páginas sociales de las revistas y los diarios que nos emboban manifestando que ellos, las elites, nadan en ríos de generosidad cuando en esas fotos se hacen fotografiar con un pintor indígena famoso o con una negra modelo de moda, o con el sindicalista del momento, mientras las cifras sociales marcan otras cosas.
Atentamente
Octavio Cruz González
