El último intento que tuvo Netflix para agarrar pueblo fue la secuela de Vikingos, Valhala. Por momentos la historia es tan buena como su predecesora, pero le falta grandeza. Por lo general es una serie entretenida, de fácil consumo, muy olvidable. Como si Netflix hubiera renunciado súbitamente a la pretensión de hacer series que marquen época. La plataforma tuvo una racha de clásicos desde 2013. House of cards, Stranger things, Love, Glow, Archivo 81, The hauting of hill house, Ozark, Arrested Developmet, Better call Saul, El último baile, una lista realmente impresionante y permanente de lo mejor de la televisión mundial. La pandemia secó el río y en burbujas y a paso de Tortuga Netflix le hincó el diente a las restricciones sanitarias. Pero, al parecer y viendo lo desértico de su producción, se debe sacar la conclusión que salió más mal parada que otras rivales suyas como es el caso de HBO o la misma Star.
Las dos últimas grandes series de Netflix fueron sonoros fracasos. A pesar de todo el ruido que hizo Inventando a Anna, la serie no pasó de ser entretenimiento banal que va en serio descenso de calidad hasta su último capítulo, algo que le pasa también a ¿Sabes quién es? La serie de Tony Colette que tampoco logró cuajar. Mientras la ola de Netflix retrocedía HBO, impulsado por un 2021 fabuloso, en donde logró meter al olimpo de las series a Sucession en su tercera temporada. Primero hay que decir que Euphoria confirmó en su temporada Segunda todas las promesas que había planteado en su debut. Un triunfo de críticas y de público en la que va camino de ser la más grande de las series juveniles de toda la historia. Además HBO engalanó la pantalla con estrenos suntuosos como el de Dune, ganadora de seis premios Oscar, se exhibe ahora en la plataforma en formato 4K. Series sin tanto renombre como el que tuvo en su momento Game of Thrones, como Minx, la fabulosa historia de la feminista que creó la primera revista erótica para mujeres, Mi amiga extraordinaria, la adaptación de la saga de Elena Ferrante con el toque nostálgico y demoledor que da el neorrealismo italiano, El deshielo, policial polaco con tintes tan oscuros como los que tuvo en su momento True Detective, son apenas algunas de las joyas con las que en este momento sobrepasa capítulo a capítulo a Netflix y ni hablar de la nueva joya de HBO, la japonesa y sorprendente Tokio Vice.
Para acabar de completar Netflix intentó agarrar pueblo con Brigerton quien había despertado verdaderas y encendidas pasiones. Pero ni siquiera a sus más fieles seguidoras se les dio por defender la salida del Conde que las tenía enamoradas a todas. La serie, sin él, quedó reducida a lo que era, un jamón histórico de trama imbécil.
Otro de los males que se le junta a Netflix es la consolidada que se está pegando Star Plus, con estrenos de películas como Crónica francesa de Wes Anderson o series como Dopesick, sobre el auge de la familia Sackler y su terrible opiáceo OxyContin y el Auge y caída de Elizabeth Holmes o documentales tan poderosos como Summer of soul, recientemente ganadora del Oscar. Si no se pellizca Netflix va a perder adeptos, la competencia ya empieza a abrumar.