La cumbre de los países más industrializados fracasó estrepitosamente: no logró rebajar las tensiones. Tras dos días de reuniones no se logró un comunicado consensuado. Terminó con reproches públicos de Trump a la Unión Europea y a Trudeau, y la réplica de Macron, que advirtió al neoyorquino que nadie es eterno y que el mercado de los seis países restantes superaba al de EE UU.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau insistió en sus críticas a la aplicación de aranceles a las importaciones de acero y aluminio por parte de EEUU y recordó: "Los canadienses, somos educados, somos razonables, pero no actuaremos presionados”. Trump reaccionó con un ofensivo trino llamadolo “deshonesto y débil”.
El paso de Trump por Quebec fue turbulento y durante su estancia combinó los elogios con amenazas de ruptura. Llegó tarde y se fue pronto, distanciado del resto de socios por su ruptura unilateral del pacto nuclear con Irán, el adiós al Acuerdo de París contra el calentamiento global y las crecientes tensiones comerciales. Se fue con su insistencia para el regreso de Rusia al grupo, que fue expulsada en 2014 por la anexión ilegal de Crimea en el marco de la crisis de Ucrania.