A este tobogán de la alegría que se llama Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, ya se lanzaron los grupos participantes, los vendedores de bebidas, de comidas, de pañuelos, de ilusiones, los que no venden nada, pero que buscan pasarla bien, los periodistas con medios, los que no tienen medios pero tienen ganas, los fotógrafos que disparan a diestra y siniestra con la complicidad de la digitalización que permite hacer capturas hasta que duela el dedo o se acabe la batería, los que hacen videos, los que hacen estorbo, los platudos, los pelados, los que vienen de fuera, los de aquí, los que volaron en avión con la esperanza de una conquista, los que no saben conquistar pero lo intentan, los bohemios, los estudiosos, los que les gusta la música, los que ni siquiera le ponen atención pero la bailan, los gocetas, y los que cada año nos encontramos para registrar esta fiesta de integración que en esta oportunidad va hasta el 21 de agosto.
Un desfile, desorganizado, que por primera vez realiza la organización del Festival, pero lleno de música y alegría, sirvió para abrir esta nueva edición del Festival. Desde la Plaza de Toros hasta las instalaciones de la Unidad Deportiva Alberto Galindo, los grupos que van a participar en la muestra musical hicieron el recorrido llenando el ambiente con el sonido de sus instrumentos y los cantos, hasta llegar frente a la gran tarima donde noche a noche el público podrá disfrutar las presentaciones de las agrupaciones en competencia.
Y para que la música cantara y contara, abrió la jornada el grupo Explosión Negra de Medellín. Jóvenes que convocaron con sus cantos a la alegría, al baile, a la fiesta que es el Petronio Álvarez.
Luego el concierto “Canto a la mujer” donde se escucharon las voces de las homenajeadas en esta oportunidad: Eva Pastora Riascos y sus Perlas del Pacífico, Julia Estrada y sus Ruiseñores del Pacífico, Zully Murillo y su grupo, Inés Granja y su grupo.
En esta primera noche, los pañuelos aún no son ese mar de gaviotas nocturnas que sobrevuelan las cabezas de los asistentes, pero lentamente, como la marea, irá subiendo el termómetro de las emociones en este escenario. Se acelerará el movimiento de las caderas, habrá muchas más voces haciendo coro a los artistas, las bebidas que aligeran los pies, pasarán de mano en mano y entonces sí, se sentirá la fiesta, se desperezará el ánimo para el bullicio, y todas esas personas que noche a noche llenan la Unidad Deportiva, cantarán, bailaran y disfrutarán de la muestra más importante de música del Pacifico que se vive en nuestro país, porque, entramos en modo “Petronio”.
