Este 9 de mayo se preparaba en el oriente del país la gran marcha por la defensa del agua, entre tanto, un grupo de jóvenes realizadores de Bucaramanga y Arauca recibieron la insólita noticia de que uno de sus compañeros, Mauricio Lezama había sido asesinado cuando realizaba una entrevista a una víctima para un cortometraje que había sido estimulado por el Fondo de desarrollo cinematográfico y cuyo nombre era “Mayo”.
Este es un hecho en el que un joven en franca lid como productor artístico fuera objeto de fuerzas oscuras, y que en razón de su profesión se convirtiera en la victima no. 158 en Colombia, según La corte penal Internacional (CIP) contra la impunidad por crímenes de guerra y agresiones genocidas cayó como un balde al gremio del cine. Esto era inconcebible, toda vez que en materia de organización, concertación, legislación y crecimiento durante los últimos 16 años, la actividad había subido de nivel dada la solidez de temáticas y calidades, sin embargo, el concepto de auto-sostenibidad fruto de la tendencia en los gobiernos pasados y este duquista -más aun-, desató en este momento una división irreconciliable de detractores y defensores de la llamada “ley Naranja”.
En este país de memes el titular inundó las redes, el tema ha producido enfrentamiento. “Mayo es la vida una enfermera Mayo Villareal oriunda de la Esperanza, Arauquita, muy próxima al sentimiento de muchos de los jóvenes que se preparan para la realización audiovisual, y del director del proyecto, egresado de Televisión de la Universidad Manuela Beltrán, en convenio con la Itae y que aún se ofrece en la ciudad: esta proximidad es muestra de la dinámica interna con que la región nororiental traza su camino en esta industria en la capital de Santander.
Muchos araucanos, norte-santandereanos, bolivarenses se han formado aquí, en tanto, Lezama perteneció al consejo departamental de cine de Arauca y fue uno de los consejeros más influyentes, organizaciones gremiales de esta y de Risaralda fueron a partir 2003 quienes implementaron de primero la ley 814. En Santander, gracias a la insistencia y testarudez ante la gobernación del momento, pudimos hacer que se creara este ente a través de la resolución del 13 de Junio en 2006 y si bien, el actual consejo no se pronunció frente a este crimen, lo hacemos sus fundadores, que fuimos testigos de su origen e historia por la memoria de los nuevos agentes.
Muchos ciudadanos se han acercado a nuestra Cineteca para preguntar diversos aspectos de la cinematografía, es nuestro deber ampliar esta comunicación que toca el corazón del gremio audiovisual; y que no debe caer en la generalidad de “hacer juicios inmediatos y ponerse de un lado opuesto a otro”, ese terrible mal que nos está dificultando la implementación de la paz; por ello me remito a las palabras que David Melo, viceministro de Creatividad y economía naranja pronunciara en su posicionamiento: “esperamos que dentro de unos años nos pidan economía naranja”
Si, estimado David alguna vez pediremos mejores garantías para el fortalecimiento de nuestras producciones y mejores plataformas para distribución y conocimiento del cine realizado en región... pero hoy nos urge la libertad de expresión y critica como garantía a la vida de quienes realizamos este arte; y no se trata de si hay mayores rubros para competir con las grandes plataformas OTT o si del sector prefiera la fórmula de acompañamiento, o soltura de sus políticas públicas; quienes realizamos iniciativas con respecto al cine sabemos que esta actividad es mucho más que esto: se trata de conciliar y ampliar los términos de dicha economía, relativizando su consabida ley naranja que parte del trabajo de creadores y expresiones del patrimonio cultural y serán alcanzables en la medida que no sean coartadas, censuradas o calladas.
Y es que nada justifica el acto de violencia perpetuado a un civil que desarrolla una labor cultural en el territorio colombiano. Capítulo II “La Cultura es un bien valioso y plural al que debemos tener acceso todos los colombianos”. (Const…1991)
Adenda: A los familiares de Mauricio nuestras condolencias. Que el mejor de los homenajes sea verla. Pero que esta historia no haga que esta industria por excelencia “naranja” se torne oscura casi roja, en parangón con aquella recordada película española “Azul oscuro casi negro” de Daniel Sánchez Arévalo.
