La crueldad de la memoria se manifiesta en recordar lo que está disperso en el olvido. Naguib Mahfuz
Es necesario que la educación deje de considerarse […] un periodo de aprendizaje limitado en cuanto a duración, un ‘prólogo a la vida’. Al contrario, debe contemplarse como un componente de la
propia vida. Hemos de aprender un oficio y es el oficio de hombre. Roberto Rossellini
Quien tiene alma no tiene calma. Fernando Pessoa.
Alfredo de la Cruz Molano Bravo, n. en Bogotá el 3.may.1944 y m. allí el 31.oct.2019. Ejerció la sociología, el periodismo, el oficio de escritor y, también, para decirlo con Rossellini, ‘el oficio de hombre’. En tanto ser humano basado en la dignidad, la justicia, la búsqueda de la verdad (hoy de capa caída frente al descaro de las Fake News y del Lawfare o la torcida alianza entre jueces y periodismo corruptos), la resistencia al soborno lo mismo que a negociar sus principios, en suma, su afán por conservar la ética, por honestidad, como innegociable e infaltable, como condición sine qua non para poder ejercer una profesión u oficio y más allá defender la vida ante la muerte, la existencia ante el asesinato, la paz ante la guerra, la humildad ante la soberbia, la generosidad/nobleza ante la avaricia y la chabacanería: estas, hoy activas por donde uno vaya. Así, cómo no volver sobre el pensamiento transformador de quien jamás tuvo calma: sí, por tener alma.
A partir de las columnas citadas en Notas (1) (2) (3) (4) y (5), a las que se recurre en presente (cual si fuera cine), no en pasado, por su vigencia frente al statu quo en Fosa Común, ex Colombia, ‘país’ en el que, por primera vez, un expresidente (cuyas políticas y, ante todo, sus desaciertos/crímenes Molano combatió de frente y de modo sensato, exento de todo odio/persecución pues entendía que solo sus delitos persiguen al hoy ya no más senador) es procesado por la CSJ con medida de aseguramiento: detención domiciliaria, mientras avanza su procesito (razón por la cual puede decirse que su inminente captura reviste el síndrome de Al Capone) (6) por ‘soborno y fraude procesal’, mientras otros 287 procesotes en su contra echan a andar; se reitera, con base en dichas columnas (al final se hablará de las tres últimas que escribió para EE), se analizan los siguientes aspectos:
- Cómo titula, analizar la titulación: En general, el periodista y sociólogo (e historiador sin título aunque hace historia mejor que muchos con título), a partir de un concepto (Oro) engloba toda una situación, generalmente dramática, en la que están involucrados la vida y el futuro de muchos habitantes; en otras columnas, mediante una frase (A la ofensiva, Fuego al llano, Remilitarización de Buenaventura), hace una descripción panorámica del fenómeno o problema que aborda y apunta a la esencia del mismo, con base en hipótesis que se pueden demostrar, en un lenguaje sencillo y comprensible, en una argumentación rica, variada, objetiva, aun con la carga subjetiva que de suyo lleva un texto, pero que por contraste debe escribirse con responsabilidad y apego a la norma para evitar imputaciones legales; y, en otras ocasiones, mediante símiles o parodias, a partir de otras disciplinas, artes u oficios, como el cine (7), titula de tal manera, como quien al remitirse a algo tan conocido, lleva al lector, con base en la ecuanimidad, la reflexión y la crítica, a hacer y a sentirse parte del asunto abordado. Lo que de por sí constituye una lección de periodismo.
- Argumentación: Ella, en sus columnas ocupa lugar central pues da muestras de pesquisas hechas con rigor, en el propio sitio donde se originan y con datos/estadísticas de primera mano, que muchas veces rebasan en verosimilitud y credibilidad a las del Establecimiento. Esto quiere decir que el autor tiene muy buenas fuentes de información, que le permiten desafiar y, no pocas veces, pasar sin querer por encima de las oficiales. Como puede verse en las columnas escogidas para este análisis. En A la ofensiva, v. gr., basado en las opiniones del exgeneral Harold Bedoya argumenta con propiedad sobre el respaldo que 200 exmilitares de Acore, el cuerpo deliberante de las FFAA, han dado a la candidatura del exministro de Uribe, Zuluaga, para mostrarle al lector los disparos que los milicos dan contra la paz, a partir de sus reiterados ataques a los diálogos, por su irreflexiva oposición al fin de la guerra y al afán, también insensato, de seguir promoviéndola por otros medios: ‘La paz supone la continuación de la guerra por otros medios’. Y esos medios alternativos son los de los políticos, que deciden por el pueblo si se continúa o acaba dicho conflicto. Hecho que, hoy, reviste extrema gravedad con el llamado incendiario que la ‘pupila’ del Matarife, Paola Holguín, hija de narcoparaco, hace, pues según ella ‘quienes tienen hoy privado de la libertad a Uribe son criminales’ (8): olvida que los cinco jueces de la Corte tomaron la decisión en derecho y con apego a la Ley: no se trata de odio a Uribe, sino de responsabilidad sobre sus propios delitos.
- Estilo literario (lenguaje): en general, las columnas de Molano son ricas en aspectos como el lenguaje, el que brota casi naturalmente de su método de trabajo: el de campo o la visión directa del asunto o tema a tratar. De ahí el uso de términos propios del tema abordado: como en el caso de Oro acerca de las minas en Santa Bárbara de Iscuandé, en el municipio nariñense limítrofe con Cauca. Allí utiliza términos propios de la jerga áurea: ‘retroexcavadoras, buldóceres, dragas, mercurio’, en apariencia inofensivos pero que en últimas llevan a la muerte. Otro aspecto notable es su capacidad crítica, el ánimo consciente y cabal de ir en contravía, esto es, a favor de la gente (función del periodismo, hoy casi olvidada) y en contra de la desidia del gobierno, del ánimo de este por manipular situaciones y estadísticas: del prurito por desinformar, tergiversar, desvirtuar diferentes aspectos de lo que atañe a la mayoría y deja indiferente a la minoría que genera los problemas. Por ello, casi siempre, los/as que opinan en El Espectador se van contra el periodista, sin pensar en la información que da, para calificarlo con epítetos subidos de tono, con exabruptos, que descalifican su encomiable labor periodística, su afán de servir, sus deseos de que haya un mejor país: al menos, en paz. Lo que, triste, jamás pudo ver dado el prurito polarizante de ciertas huestes políticas que viven causando el conflicto, pero aparentan legalidad, apego a la ley, ‘democracia’. Acaso, ¿puede haberla cuando el poder real es económico, cuando el pueblo es ignorado frente a la toma de decisiones, cuando la oposición solo es bien vista si la hacen los integrantes del CD, porque de resto no hay oposición alguna; cuando las elecciones se financian con dineros del narco; cuando al que resulta elegido subpresidente, nadie lo eligió, sino que fue puesto allí por fuerzas oscuras harto claras, sobre todo provenientes de alianzas con pilotos, ñeñes y ‘cayas’, con complicidad, claro, del CD, Conejo Electoral, Fotocopiaduría Nal. del Estado Civil? (9)
- Cómo presenta la hipótesis: Molano hace gala de una lógica y una lucidez casi incuestionables a la hora de plantear sus hipótesis. En A la ofensiva, con base en las explosivas/guerreristas declaraciones del (ya fallecido) exgeneral Bedoya denuncia las intenciones de la casta militar frente al proceso de paz, que no son otras que las de continuar el conflicto, haciendo énfasis en el hecho de que las FFAA gastan más de lo que el país crece en un año: en ellas se va el 52% de su presupuesto, mientras para Educación apenas se destina el 8% anual. En Fuego al Llano empieza haciendo un paneo sobre diferentes tragedias ambientales en el país (incendio de 3.000 Has en Chocó; otro en el Guachaca de la Sierra Nevada; miles más en la Amazonía a fin de abrirle campo a los cultivos de coca, amapola, base de la heroína, y soya, cuyo primer renglón en el mundo lo ocupa Brasil y cuyo mayor manejo lo hace la transnacional gringa Cargill, así como a la ganadería extensiva, soporte del emporio cárnico JBS, de Joesley Batista) (10) para darle relevancia a la muerte de miles de animales en el Casanare por falta de agua. Y lo relevante: parte del hecho según el cual cuando era jefa de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), la ministra de Medio Ambiente otorgó permisos a las compañías petroleras (Pacific Rubiales, Geo Park, Cecolsa, Petrominerales, Ecopetrol, New Granad y Parex), que contratan sus propios estudios de impacto ambiental, que luego son copiados en las resoluciones autorizadas por las concesiones. En Remilitarización de Buenaventura da su juicio ante la situación allí sobre masacres por desmembramiento de muchos de sus pobladores, a la que el propio Mindefensa (Botero) responde: ‘bandidos, cabecillas y militarización’, como quien de entrada sesga las verdaderas razones del problema, que no es otro que el de sacar a los nativos del territorio, para entregárselo a las transnacionales que sacan los recursos y allanan el camino a los narcos para exportar cocaína. Para su hipótesis, empieza haciendo historia, basado en ciertos hechos: la llegada de la guerrilla en la década de 1990; el crecimiento del puerto/ciudad; la expulsión de los negros por la minería, los cultivos de palma, los aserríos, hasta que aparecieron los barrios de bajamar, hoy epicentro del problema y termina por decir que la gente oye/sabe y habla lo que las autoridades no. En Uvas de nuestra ira cuenta cómo los empresarios a punta de glifosato aceleran la producción de cañaduzales para obtener más plata en menos tiempo, en el ensangrentado Santander de Quilichao; como ya no hay más tierra en Valle ni Cauca para sembrar caña, ahora aquellos han puesto su mira en los Llanos ante la demanda constante (creada por ley) de alcohol carburante, con lo que de paso se gesta otra tragedia ambiental: arrasamiento de matas de monte, esteros, morichales, humedales, caños, sabanas, con el consecuente exterminio de osos hormigueros, ocarros, dantas, chigüiros, corocoras, gabanes, tijeretos, dejando al final solo hambre y desplazamiento entre los desheredados de la tierra, como en la obra de Steinbeck. En Oro parte de que ha habido doce muertos, pero no en un socavón sino en una mina de oro, básicamente por la irresponsabilidad de los dueños de la mina y de los operadores de las ‘retros’, cuando las paredes en las que escarban y ahondan se derrumban sobre la gente. Y el Estado no lo ve.
- Contenidos o temáticas que aborda: los que trata en sus columnas son muy variados, desde el sueño de que haya paz hasta la muestra de cómo empresarios y multinacionales se empeñan en la guerra, como se ve en A la ofensiva y en Oro; desde las más terribles tragedias ambientales, a las que se les rebaja su valor, hasta la expulsión de los negros de su territorio, si antes no se da su desaparición y/o muerte, como se nota en Fuego al Llano y Remilitarización de Buenaventura; pasando por el apetito empresarial que después de acabar a base de glifosato, sustancia prohibida en muchos países salvo en Colombia, con las tierras cultivables en Valle y Cauca ahora pone su objetivo en los Llanos, donde ya diversas petroleras han hecho del lugar un cementerio de flora y fauna silvestres, amén de territorios gobernados casi en total por paracos, narcos, políticos y diplomáticos narcoparacos. Como hecho (nada) curioso se da al tiempo, como en Brasil el exterminio indígena incluso por COVID-19 y la tala/quema del bosque amazónico, que c. 2020 en el Parque Nacional Chiribiquete ya ascendía a más del 149%, con respecto al 2019. (11) Bueno, dado que la fuente brota de la llave (des)informativa de Semana sostenible, puede suponerse que los datos son inferiores al hecho producido. Como pasa con los atentados a los gasoductos Nord Stream 1 y 2, porque no se trata de una explosión espontánea, con cientos de k de TNT que han provocado la fuga de 300 mil Ton3 de metano a la atmósfera (12): ya se sabe, por Buñuel, que ‘todas las estadísticas son falsas’. Cifra que, seguro, pronto cambiará en contra del simulacro y a favor de la realidad concreta: la que habla de la mayor fuga en siglos, que ha comenzado a destruir la infraestructura energética europea; que responde a la nueva modalidad de guerra, no convencional, por el hambre, con el atentado al puente en Crimea; realidad que además habla de un ataque autorizado por el primer ministro sionista, Benjamin Netanyahu, contra un depósito de armas en Hezbollah, usando un arma nueva sometida a ensayo siete meses antes en suelo sirio. (13)
Nuevo modelo: latifundio por cárcel
Estadísticas que Molano manejó con cuidado quizás pensando en las víctimas, aunque también en la responsabilidad, casi penal, frente al público, si se piensa en un periodismo ejercido con criterio, rigor y ética. De lo contrario, se seguirá viendo la decadencia de unos medios vendidos al peor postor; de pautas comerciales pagadas por el desgobierno para mejorar la imagen del subpte. frente a la ya escéptica opinión; de periodistas, mujeres (hay más julitos/lacayitos) que tienen que recordarle al hijo putativo del detenido, que no puede estar del lado del ya exsenador mientras funge de ‘presidente’. Luego de que, jocoso, tuiteara: ‘Soy y seré siempre un creyente en la inocencia y honorabilidad de quien con su ejemplo se ha ganado un lugar en la historia de Colombia’, lo hizo José M. Vivanco (HRW): ‘No puede pretender por un lado que habla ‘como presidente’ y por otro ‘como ciudadano’. Usted es el presidente […] y tiene la obligación de respetar y proteger la división de poderes y el estado de derecho’. Como se ve, Vivanco no es paquete chileno ni carece de humor: pocos podrían reconocer en Duque a un presidente o ver en la Fosa Común suya división de poderes o Estado de derecho. Sobre todo, cuando en campaña retó a la historia diciendo que su jefe era ‘honorable e inocente’: ‘Las decisiones de la justicia se deben respetar. Un presidente ni debe ni puede involucrarse en los fallos de la justicia”. CSJ: Las pruebas contra Uribe son “claras, inequívocas y concluyentes’. (14) Así, la incitación mediática del NYT: ‘La detención de Álvaro Uribe profundiza las divisiones en Colombia’, no es cierta, sino que ha sido bandera gringa desde la Doctrina Monroe: ‘Divide y vencerás’; aquí, es F. Vallejo a quien lo favorece la razón: ‘Todo aquel que tiene a Uribe como redentor tiene un rasgo definitivo [en realidad, dos]: la estupidez y la ignorancia’. Por eso, no extraña que, sobre Matarife, Duque diga: ‘Soy muy malo para la ciencia ficción’ y jura que lo suyo es agudeza y saber. Perogrullo: ¿entonces por qué llama ‘presidente’ a Juan Whitedog? Mientras baila y canta, en una semana masacran a 21 jóvenes en 2020: 11 de ellos en Samaniego, Nariño; 5, en Cali; 2, en Cauca; 1, en Sucre, mutilado por ser gay; 2 indígenas, en Corinto. Y, ahora, tres más en Chochó, Sucre.
Por lo demás, el citado detenido, se vio obligado a permanecer en una nueva prisión domiciliaria: el latifundio por cárcel. El Ubérrimo por…: una haciendita (‘improductiva’: Petro), de más de 4.000 Has, por tanta cerca corrida. (15) Por primera vez un sujeto de su clase sufrirá en carne propia confinamiento forzado: en menos de un día se declaró con covid-19 junto a sus emprendedores vástagos Tom y Jerry, los que, de las manillas y el reciclaje, un lustro después eran billlonarios y hoy exportan dinero al paraíso fiscal Islas Vírgenes. Fuera del virus que nunca tuvo, el Matarife cargará en su conciencia el haber hecho del ex país, aparte de una fosa común, el responsable hoy del 90% de la cocaína que consume el mundo: ‘Colombia es ahora un narcoestado comandado por los EEUU’. (16) La medida de aseguramiento obedece a ‘riesgos de obstrucción a la justicia’. (17)
Recuerdos de Molano y su quehacer
Alfredo recuerda algo clave de cara al trabajo que siempre ejerció: ‘Todo mi trabajo ha girado en torno a ese eje: la vida de la gente en el campo’. Que ese era su destino lo entendió al terminar la U. cuando el médico, salubrista, educador y defensor de DDHH Héctor Abad G. lo invitó a trabajar a la región del Alto Sinú, entre Córdoba y Sucre, y allí entró en contacto con los campesinos y su resistencia por la tierra. Es probable que de HAG haya aprendido las cinco aes: Agua/Aire/Alimento/Albergue/Amor. En una entrevista, habla de su relación con Estanislao Zuleta, quien lo marcó: ‘Leímos los tres tomos de El Capital, de Marx, con Zuleta y un grupo de profesores de la U. de Antioquia’. De tres maestros, heredó tres lecciones: de Orlando Fals, el país real; de Camilo Torres, el país posible; de Eduardo Umaña Luna, la ética. Como no fue capaz de enmontarse, aunque sí sabía por qué lo habían hecho Tirofijo y sus amigos, ante el hecho evidente: ‘Como no pude ser guerrillero en los años 50, decidí escribir sobre ellos’. Y como escritor, habla por otros, es una suerte de mensajero entre la gente y los libros que recogen sus voces: ‘Yo, en realidad, no soy escritor, sino editor de voces populares pues me llevan a una identidad emocional con ellos, que es la que yo sostengo y naturalmente, frente a las instituciones, a asumir posiciones muy críticas que me han […] conducido a algunos problemas’. De ahí, lo que dice sobre Las perlas uribistas, libro escrito junto a otros intelectuales criollos: su capítulo se remitió a la ‘Seguridad democrática’ que no fue segura ni democrática, al estilo del nacionalsocialismo, que no fue nacional ni socialista: ‘Uribe fue alumno mío en la U. de Antioquia o… vea, no alumno, iba a mis clases algunas veces […]. Cuando fue gobernador […], me opuse radicalmente y critiqué las Convivir [creadas por Gaviria] que él impulsó en Antioquia, porque veía que detrás de [ellas] venía el paramilitarismo, tal como sucedió. Por tanto, soy crítico […] de los gobiernos y […] de la obra de Uribe de una manera muy radical’. Como lo es hoy su colega/súbdito criminal de lesa humanidad, ‘El Pacificador del Urabá’ Rito Alejo del Río, a quien aquél desagravió en el Hotel Tequendama: ‘El presidente dio la orden y los militares terminamos siendo los criminales. No lo vuelvo a defender. Uribe es un delincuente’.
Por último, aduciendo que los consejos no son su fuerte, Molano reflexiona sobre lo que le gustaría que hicieran los escritores, sin tomar como referentes la literatura universal o los criterios de las editoriales, ni caer en la tentación de retar una cierta obligación ética/estética: ‘A mí me gustaría que los escritores en vez de crear la realidad, la vivieran. Que fueran a hablar con la gente que está viviendo dramas, que tiene intereses, que tiene historias: entonces, que se inspiraran en esa historia, en ese drama, en esa memoria, para escribir sobre lo nuestro y no que tengan como referente la literatura universal o los criterios de las editoriales. Yo creo que el primer paso es la identidad cultural de una región y los escritores se deben a esa obligación que me parece ética y estética’. (18)
Una especie de profana/santísima trinidad periodística
En sus últimas tres columnas para EE, El “Alfonso Cano” que conocí (19), Desparchados y encombados (20) y Mientras regreso… (21) transmite su compromiso con la sociedad y permite ir tras las huellas de su legado periodístico e histórico; parecen una especie de profana/santísima trinidad, ahora sí hecha persona, no como aquella por la que la Iglesia condenó a Giordano Bruno: abstracción pura. (22) En la primera, habla de cómo conoció a Guillermo León Sáenz, Alfonso Cano, el líder guerrillero de las FARC que, durante un bombardeo del Ejército, luego de perder sus gafas y trastabillar en la indefensión, cayó destrozado por los proyectiles. No olvidar que Juanma se hizo elegir la primera vez con votos de su ex patrón Uribe, traicionándolo de paso y, luego, reelegir prometiendo la paz mientras hacía la guerra. Fue responsable de 15 mil asesinatos a sangre fría, no ‘falsos positivos’, junto al Matarife, de Soacha a Chinácota, y ordenó el asesinato de Cano, como él mismo le contó al hermano concejal del máximo jefe fariano, en 2011; lo mismo que el de Raúl Reyes, 2006, Operación Fénix, una invasión al Ecuador, el del Mono Jojoy, La Macarena, y el del Negro Acacio y Martín Caballero en Montes de María, sur de Bolívar. Más que ‘loco’, según las redes, el asunto es deliberado: él nunca quiso la paz porque tenía la presión de los gringos y el ingreso ‘recomendado’ del Bilderberg Group a la OTAN o ‘la guerra por 30 años más’: Atilio Borón. (23) Santos solo iba tras el Nobel: mezquindad, cursilería, frivolidad del ‘amo’ frente a sus ‘esclavos’: Hegel redivivo. Marx atento. El tributo de Molano a Mindo conmueve porque no cae en la ciénaga del prejuicio: reivindica la historia de una amistad/lucha, la de los hombres que, por azar, se separan por lo mismo que buscan: el bienestar de un pueblo sumido a lo largo de la historia en ignominia, desigualdad, polarización, por la injerencia gringa y la pésima gestión de sus políticos que tienen el descaro de acusar a la izquierda de todo mal, con la evidencia al frente: Colombia ha sido fortín de derecha y, peor aún, de Iglesia y de extrema derecha.
En la segunda, Desparchados y encombados, observa el fracaso de los Acuerdos de Paz, en realidad un simple cese parcial de la guerra: el engaño que se veía venir. (24) Guerra que a partir de dicha firma creció de modo exponencial hasta llegar a más de 975 líderes sociales asesinados entre 2016 y 20. Mientras, Nancy P. Gutiérrez, la consejera para los DDHH (¿puede serlo alguien vinculado al paramilitarismo?), habla de 37 líderes en solo 2020, la DW resalta 100 según el conteo de Indepaz. (25) Sobre el fracaso anota que el Estado no es un sujeto autónomo, sino una serie de entes manejados por pocas mujeres y muchos hombres, lo habitual en un mundo patriarcal, machista y andro/falo/céntrico. Lo que, de paso, impide/dificulta la igualdad salarial en favor de la explotación/chantaje sexual de las mujeres. También, que los Acuerdos fracasaron como, según Adam Isacson, la guerra contra las drogas, al menos desde el Plan Colombia, así que de paso hay que empezar a legalizarlas. Eso si se considera lo dicho por aquél, director del Programa para Colombia y Centroamérica del Centro de Política Internacional de Washington, fundación privada que promueve políticas exteriores de cooperación, desmilitarización y respeto por los DDHH. Isacson, uno de los analistas gringos que más conoce la política interna de Colombia y que elaboró un estudio sobre variaciones de orientación social que ha tenido el Plan y sus efectos reales en el campo de acción, dice: ‘El Plan Colombia ha fracasado. No hay otra manera de expresarlo si se mide en [Has] de cultivos, toneladas de cocaína, precios de la pasta básica, precios de la droga en Colombia y en Estados Unidos y porcentaje de la población estadounidense que consume cocaína, porque no ha habido ningún cambio importante desde 2000, año en que se inició el Plan’. (26) Ni podrá haberlo.
Aquí no solo Brad Pitt piensa que ‘la guerra contra el narcotráfico es una farsa’: EEUU no lucha contra él, sino apenas por retener los inmensos cargamentos de cocaína del enemigo que resulte mal parqueado, lo mismo que los flujos de dinero por tal concepto, a fin de incrementar el capital de los bancos gringos: hoy, el 70% del dinero guardado en ellos procede del narcotráfico, trata de blancos y negros, (ilegal) industria farmacéutica que, v. gr., produce cada cierto tiempo virus/negocios para diezmar la población mundial, porque para los pocos amos del mundo y pregoneros de un Nuevo Orden Mundial no caben tantos en él. Por eso, Bill Gates dijo, en 2016: ‘Hay que reducir a la humanidad en un 15 o 20%... o hasta un 15 o 20%’. El 14.ago.2020, en torno a que el virus/negocio trajo un ‘milagro social/digital’, siempre simulando ser filántropo, sostuvo: ‘De hecho, el milagro digital está realmente en su comienzo, a partir de ahora […] notaremos cuánto puede hacer la tecnología [aparte de esclavizar al hombre a partir de la máquina como lo previó Kafka] por el bienestar de la humanidad…’ (27) Desconfía que una dosis de vacuna contra el mal sea suficiente. En contra, surgen cual rayo las palabras del líder Gadafi, otra víctima de EE.UU. (1942-2011): ‘Van a fabricar los propios virus y te venderán el antídoto. Fingirán que está tomando tiempo encontrar la solución que tienen desde antes’, declaró ante la ONU (2009). Ahora las metas del Club de Bilderberg están fijadas en pasar de 9.000 millones de personas que hay a 4.500 millones en 2045. Todo esto puede traducirse así: no legalizar las drogas es hipocresía pura de los que dicen combatirlas. (28)
Ya su hijo Alfredo, fruto de la unión de Alfredo y Gladys Jimeno (especializada en Psicología Clínica e investigadora) en su columna La última de él y la primera mía, contó cómo Alfredo cada domingo tuvo un espacio que ‘le permitió explorar sus abismos y en ellos encontrar el país’. Alguien que lo acompañó, cuenta cómo “anduvo más de 14.000 km a pata limpia”. Cruzó las tres cordilleras, hizo las rutas de Bolívar, se internó en los manglares del Pacífico, en los de Ciénaga de la Virgen, en Cartagena: de paso, su reportaje inicial en El Magazín de EE, a mediados de los 80. Su historial recoge más de 1.500 columnas (lo que lo pone al nivel de Roberto Arlt en Argentina, con sus más de 1.500 aguafuertes porteñas y españolas y las de El paisaje en las nubes) e incalculables reportajes y crónicas. EE, para Alfredo, “más que mi casa, ha sido la atalaya desde donde miro, y con lo que miro me comprometo”, tal cual dijo en su columna Mientras regreso…
Ya antes, a inicios de los 80, al final de un largo viaje por el río Guayabero, se topó a un colono que le reveló la coca (‘un cocotazo’): ‘Desde ese día comencé a ver matas de coca por todos lados y en los puertos una actividad económica insólita. Llegué a Bogotá con la certeza de que el país no se había pellizcado de lo que le venía pierna arriba’. Le comentó a Claudia Cano y ella le dijo: “¡Escríbalo!”: su primera crónica en EE: ‘La escritura me ha mostrado el país y a la vez el país se ha quedado a vivir ahí’. Acota lo que para mí es EE, vía Fernando Araújo: ‘Desde su fundación, ha sido el refugio de la libertad de expresión’. Y añade que, durante la Violencia, la altivez de EE frente al prurito de imponer el ‘Nuevo Orden’ (1952), ‘fue castigada dejando en cenizas la imprenta y las oficinas del diario’. Cuando Gurropín lo persiguió pasó a imprimirse como El Independiente. En los 80, cuando el diario no se hincó ante el Grupo Grancolombiano, este canceló la pauta; poco después, con el Matarife en la alcaldía (la que su padre le compró, vía obra de arte inflada, al responsable del holocausto del Palacio, Belisario, quien lo único que buscó fue salvar a su hermano Jaime) y en el plan Medellín sin tugurios (que Uribe le presentó al Congreso, al que llevaría a los paras, en cabeza de Mancuso, luego traicionándolo junto a otros 13 a los que extraditó no sin antes saltarse la CSJ), su socio Escobar, asesinó a Guillermo Cano, quien con valor denunció la invasión de la mafia en la vida na(z)ional. En la que hoy ojalá no siga Fosa Común. Molano: ‘Bajo esa protección, e inspirado en esa fuerza, he escrito todas las semanas durante 30 años’. Yo, inspirado en él, espero hacerlo por los próximos veinte o más años, mientras importe.
Robándole su voz, ambos hemos mirado por un agujero que al Poder no le gusta, sino que lo molesta/irrita: sabe que el diferente puede hacer temblar a una sociedad (Castoriadis) y porque prefiere la uniformidad del pensamiento único a la diversidad del complejo: etnias, campesinos/negros, grupos LGBTI y minoritarios. Un libro/regalo que le envió Carlos Castaño, vía Rodrigo Pardo, con la dedicatoria: ‘Estamos en esquinas opuestas, la historia dirá quién tiene la razón, usted me ha hecho más daño que la guerrilla’, lo llevó al exilio: “Y me fui seis años sin dejar una sola hora de vivir aquí desde allá [en Barcelona y Stanford: aunque, en realidad, fueron ‘ocho años’, de 1998 a 2006, dice Alfredo hijo]. No podía ser de otra manera: [EE] me había enseñado a escribir”. De ahí a la Comisión de la Verdad, en la que cubrió Casanare, Guaviare y Meta, parte de su extensa/rica carrera periodística. En ella, practicó un viejo/sabio oficio: “Mirar con el ojo silenciado de la gente. Es la hora de una luz, así sea tenue, que permita vislumbrar el rostro de la tragedia que hemos vivido. ¡Que se abran las ventanas!” Con la captura del Matarife, ya fue oído. Y yo creo hasta en el cursi ‘¡oh, júbilo inmortal’ y en la gracia de ‘cesó la Uribe noche’. Gracias a Iván Velásquez, Gustavo Petro, Iván Cepeda, por su lucha desde distintas orillas. A las Madres de Soacha, por su valiente/indeclinable tesón. A Gonzalo Guillén, Julián Martínez, Daniel Mendoza Leal (y a su serie Matarife), por su compromiso con el pueblo. A los diez millones de víctimas, cuya sangre vertida nunca será en vano: sus piernas siempre se pondrán de nuevo a andar con la ligereza de la luz. A otros miles de seres por su aporte para lograr un país con libertades, mayor justicia social (sin la cual no habrá equidad), mejores condiciones político/económicas, salud y educación, para todos.
Molano concluye con palabras que cruzan la garganta como pezuña de gato aferrada a ella, en torno a la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad (los legisladores siempre tan breves para nombrar entes y tan largos para lograr resultados): ‘Reconocer la verdad será doloroso, pero ese sufrimiento, hecho conciencia, será liberador y quizás a partir de allí podamos ser pasajeros del mismo barco’. Y como quien prevé su futuro: ‘Amaneció cayendo una triste llovizna. Gracias, Fidel’. En la última columna deja una lección de periodismo, crítico y comprometido; de sociología e historia, no pantofóbicas, sino que retan al presente, y un nuevo modo de verlas: la conversación como vehículo para crear mundos; el diálogo como forma de trato entre iguales (como creía Edward W. Said) (29) que, de por sí, va en contra del trato vertical y del que al perdonar se pone un peldaño por encima del perdonado; las mentes abiertas, reflexivas, tolerantes como vectores para la solución de los conflictos y no como palos en la rueda para problematizar aún más los acuerdos. Espero haber reunido en lo concreto, lo que afecta a la memoria con crueldad.
Ojalá, este texto sirva no solo para retribuirle a Molano su empeño por lograr un país mejor del actual. Lamento no haber hecho trabajo de campo con él: en 1982, en Inpahu, donde estudié, me preguntó si tenía experiencia: decirle ‘NO’, se devolvió contra mí. Por un SÍ, aun mintiendo, habríamos trabajado juntos. Por fortuna, no fue así. Él hizo lo que hizo y yo igual. La cita final, luego de separarnos por lo que cada uno buscaba, se dio en EE como columnistas. La última vez que lo vi, en La Soledad, no creí que moriría pronto. Alguna vez, por una columna suya, soñé, tres veces (una tras otra despertaba y volvían las imágenes), que lo mataban en el Parque Nacional a cuchillo: otra cosa que por fortuna no pasó. Así se diga que A. de la Cruz (la que siempre la cargó con altura, como Buñuel filmando Nazarín) murió por paro respiratorio, fue por cáncer. Menos mal, se añade, no fue Covid-19, virus/negocio que acabó por decreto con las otras dolencias, ante todo terminales. Se hubiera reído mucho. Lo malo de la muerte: antes estabas, ahora no estás. Ya no más, reír juntos. Solo por separado, como cuando los hombres buscan lo mismo. Habrá que seguir buscando la verdad, rechazando el crimen, gozando la vida. Ejerciendo lo que nos toca acá y allá, incluso el oficio de hombre: la ética por propósito, la honestidad por derrotero, la utopía por horizonte: ‘Es hora de que el pensamiento / vuelva a ser lo que es: / peligroso para el pensador / y transformador de lo real’, como bien decía Godard.
A Santiago, hijo adorado y el periodista/escritor que más admiro,
con todo el amor de padre, antes de que tome vuelo en busca de aires más gratos.
A Valentina, también, In Memoriam, y a Marthica y a María del Rosario, con total gratitud.
A mi hermano mayor, Jaime, por creer que debo ir soñando con Estocolmo, por lo del… ‘ya sabe’.
Notas, enlaces y Bibliografía:
(1) A la ofensiva. http://www.elespectador.com/opinion/ofensiva-columna-489056
(2) Fuego al Llano. http://www.elespectador.com/opinion/fuego-al-llano-columna-485142
(3) Remilitarización en Buenaventura. http://www.elespectador.com/opinion/remilitarizacion-buenaventura-columna-482425
(4) Uvas de nuestra ira. http://www.elespectador.com/opinion/uvas-de-nuestra-ira-columna-478097
(5) Oro. http://www.elespectador.com/opinion/oro-columna-475283
(6) Al Capone fue condenado por evasión. Así opera la ‘justicia’ gringa: quita dinero al reo, sin importar el delito. Uribe es capturado por delitos menores, no por concierto para delinquir, conformar grupos paracos, masacres, asesinato de Jesús M. Valle, todos crímenes de lesa humanidad.
(7) Uvas de nuestra ira, se remite a Steinbeck, cuya obra retomó John Ford para su filme Las uvas de la ira, 1939/40, sobre granjeros de Oklahoma que, tras el Crack del 29, son expulsados por la sequía del Dust Bowl y van a California: el caldo de cultivo del American Dream, hoy Yankee Nightmare.
(10) https://rebelion.org/primero-el-exterminio-indigena-luego-el-de-la-amazonia/
(12)https://www.telam.com.ar/notas/202209/606425-gasoducto-explosion-rusia.html (13)https://www.voltairenet.org/article210674.html?fbclid=IwAR3QP809HohBYRIpWiMbkbLDwlagsTjPNG-7864heouMP5WIJ_vfckuVZbw
(14) https://www.youtube.com/watch?v=PT23QINZ_DI
(15) Daniel Coronell en charla con José M. Vivanco y Daniel Samper, padre e hijo, en Los Danieles.
(17) https://www.youtube.com/watch?v=ZypyPJVUopA
(18) https://www.youtube.com/watch?v=22vfNrb1_y8
(19) https://www.elespectador.com/opinion/el-alfonso-cano-que-conoci-columna-721511/
(20) https://www.elespectador.com/opinion/desparchados-y-encombados-columna-722637/
(21) https://www.elespectador.com/opinion/mientras-regreso-columna-723813/
(22) https://rebelion.org/tiemblan-mas-ustedes-al-proferir-esta-sentencia-que-yo-al-recibirla/
(23) https://www.polodemocratico.net/atilio-boron-nuevo-escenario-en-suramerica-soberania-o-dependencia/
(24) https://rebelion.org/el-engano-que-se-veia-venir/
(26) https://www.elespectador.com/noticias/cultura/por-que-no-se-legalizan-las-drogas/
(27) https://espanol.yahoo.com/news/bill-gates-explica-cu%C3%A1l-milagro-060000728.html
(28) https://www.elespectador.com/noticias/cultura/por-que-no-se-legalizan-las-drogas/
(29) SAID, Edward W. El fin del proceso de paz – NUEVAS CRÓNICAS PALESTINAS – Nueva edición revisada y ampliada (1995-2002). Mondadori, Barcelona, 2002, 351 pp.: 51.
* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, desde 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre Manuel Zapata O. y su novela magna Changó, el gran putas, fue lanzado por la UFES, el 20/feb/2021. Autor, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en portal Rebelión, EE y Las2Orillas. E-mail: [email protected]