No tengo claro si en la historia institucional de las Juntas Administradoras Locales de Medellín ha sucedido en alguna ocasión que su posesión se diera en los territorios en que fueron elegidos: frente a los mandantes locales. Lo que sí tengo claro es que la decisión del alcalde Daniel Quintero Calle es positiva: este acto protocolario, debería convertirse en el inicio de una nueva vida institucional de esta corporación pública,
No cabe duda, que las gobernanzas locales (comunas y corregimientos) han alcanzado en los últimos años, gran relevancia para la administración de lo publicó, la participación ciudadana y la planeación del desarrollo local,
Como lo he mencionado en otros escritos y en público: si algo se puede rescatar del mar de corrupción, clientelismos y despilfarro, en que se convirtió la política pública Planeación Local y Presupuesto Participativo, es que de una u otra manera y a pesar de las costumbres politiqueras de nuestra ciudad, la implementación de esta política pública, se convirtió en un laboratorio de participación ciudadana, que nos está permitiendo, desvelar el verdadero ser de lo que en abstracto pretendió la Constitución Política de Colombia de 1991; esto es: profundizar la democracia involucrando a todos los ciudadanos en la planeación, la gestión y la administración del Estado.
Con este acto, el nuevo alcalde, “está colocando el balón” en el terreno de la gobernanza local: tácitamente o por qué no, directamente, está reconociendo la importancia de la des-centralización de la administración municipal; otros alcaldes, han realizado actos superficiales de des-centralización, como crear Gerencias Locales en comunas y corregimientos, cuyo objetivo real era ampliar la burocracia, porque los Gerentes, no tenían ninguna autonomía administrativa y mucho menos recursos.
Para trascender el acto protocolario de posesionar los ediles en sus territorios, que realizó el alcalde Quintero, se requiere que los ediles, entiendan y valoren la dignidad con la cual los invistió la comunidad. En las comunas los ediles son los servidores públicos (mandatarios), que los mandantes (la comunidad) elige para que los represente en: la planeación, la gestión, la priorización de necesidades y recursos.
Es indispensable, que los dignatarios (en toda la gobernanza) entiendan claramente la relación, mandatario y mandante: el mandatario se dispone, para servir a la comunidad que lo eligió; el mandatario, no ve en este cargo, la “oportunidad” para lucrarse o abusar del poder propio de cargo, asume la función pública, que le encomendó la comunidad, como una profesión; esto es: con justicia, conocen a profundidad su comunidad, estudia, investigan, aprehenden en la relación cotidiana y se prepara para liderar el proceso de planeación del desarrollo participativo, con una gran sensibilidad social, solidaridad y principalmente, con ética.