Los sucesos ocurridos el pasado viernes 11 de octubre, en el edificio Space ubicado en el Poblado, nos conmueven y estremecen, es indescriptible la cantidad de sentimientos encontrados que una tragedia como ésta puede desencadenar. Hoy, cuando han transcurrido 8 días de tan dolorosos momentos quiero invitar a una reflexión a aquellos que con su labor de periodistas se han encargado de llevar hasta nuestros hogares a través de diferentes medios de comunicación cada instante de la noticia. No es mi intención criticar el esfuerzo y dedicación de muchos de ellos, tampoco pretendo cambiar parte de lo que hace historia de nuestra cotidianidad, simplemente quiero expresar mi sentir y desde ahí sugerir una búsqueda profunda de parte de cada comunicador social a nivel interno, para que al momento de ser vocero y tener como misión el hecho de transmitir e informar, lo haga con toda la honestidad posible, sin tener que acudir a lo incierto, a lo fantasioso o a la desinformación. No es fácil ponerse los zapatos de otro y recorrer los caminos, pero tampoco es fácil debatirse entre la esperanza de encontrar la vida en medio de los escombros y el responder a las inoportunas preguntas de algunos periodistas que parecen dejar a un lado la parte humana cuando se trata de “cazar noticias”. Caso específico lo ocurrido al joven Juan Esteban Cantor, estudiante de comunicación social de la universidad EAFIT, de quien dieron diferentes versiones relacionadas al hecho de haber quedado atrapado entre los escombros de la torre 6 del edificio, las preguntas que irrumpieron cada momento angustioso de su familia, amigos, compañeros y allegados, de imágenes al momento de su hallazgo que nada tienen que ver con su realidad y que pertenecen a archivos con fechas del año 2012. ¡Por Dios! el hecho es informar, no violentar a quien es parte de un capítulo difícil y que se siente forzado a responder cada dardo lanzado frente a un micrófono, una grabadora, una videocámara. Hay que ser humanos antes que cualquier otra cosa y al momento de entrevistar ponerse en el alma, el corazón, la mente y el sentir de quien a pesar de su dificultad, cualquiera que ésta sea se presta para mostrarnos su vivencia, su historia. Para ser profesionales no hay que olvidarse de que hay que tener respeto, amor, solidaridad y misericordia con los demás. A quienes apenas comienzan su recorrido por el bagaje del periodismo, por favor no repitan los errores de sus colegas y de manera ejemplar ayúdenles a corregir lo que los hace tan inhumanos al momento de suministrar la información.
En los zapatos de otro…
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