“Compi, Cartagena es como el béisbol: solo se sabe quien gana hasta el último out de la última entrada. Esas encuestas de intención de voto no muestran preferencia por un candidato o no, solo muestran quién está poniendo más botín (dinero) en las campañas, ya que, infortunadamente, acá se trata es de comprar gente, no de ganar voto de opinión. La gente no sabe qué significa ni en qué consiste eso, incluso aquellos que han tenido el privilegio de ir a la universidad no se interesan por los planes de gobierno para votar”. Así abrió la conversación un amigo con quien hablaba del resultado de la última encuesta realizada por el CNC.
No pude refutarle absolutamente nada, ya que, a diferencia mía que vivo en el extranjero, él ha presenciado, vivido y votado en varias elecciones. La fascinación que me ha despertado esta campaña es el resultado de haber vivido un par de años en la ciudad y ver, de primera mano, todas las necesidades de muchos jóvenes talentosos que viven en una interminable desesperanza, ya que experimentan, día a día, un medio que cada vez más los empuja a hacer cosas contra su voluntad hasta dejarse contagiar. Otros, los que pueden, optan por irse de la ciudad.
Pareciera un panorama sombrío, el cual se empeora al ver las campañas de los candidatos apoyados por las casas políticas de la ciudad (William García y Yolanda Wong) que más bien parecen reality shows. Todos los días muestran un personaje distinto aliado a sus campañas. (Varios metidos en escándalos de corrupción y otros solo son personajes de la farándula criolla tratando de ganar simpatía, siguiendo el libreto del manual de estrategia electoral para incautos). Sin embargo, al ver las campañas de Sergio Londoño, Jaime Hernández, William Dau y Nabil Báladi sé que no todo está perdido. Están haciendo un trabajo fenomenal de educación al votante con estrategias ingeniosas, limpias, llenas de pedagogía y gran efecto de recordación: usemos el coco, salvemos Cartagena, repartir billetes de 50 mil razones, solo por nombrar algunas.
Sergio Londoño y Jaime Hernández (en especial, Sergio) tienen sendos programas de gobierno con diagnóstico, cifras, metas a alcanzar, recaudo tributario y métodos de financiación. A juzgar por su programa, no me sorprendería que sea Sergio quien sea el candidato que tenga los números de la ciudad más claros en la cabeza. Increpé insistentemente a todos los candidatos desde principios del mes de julio. Sergio Londoño y Jaime Hernández me callaron la boca, hoy lo confieso alegremente. William Dau, a pesar de no tener un programa estructurado como Sergio Londoño y Jaime Hernández, sé que es un candidato que tiene mucho que ofrecerle a la ciudad. De hecho, muchos, les guste o no, tendrán que usarlo como referente, ya que ninguno de los candidatos tiene la experiencia de tantos años en veedurías y litigio. Tiene la valentía que ningún otro candidato tiene, la verdad sea dicha. Muy pocos se atreven a llamar las cosas por su nombre y, para una ciudad atrapada por la corrupción como Cartagena, es una virtud que siempre habrá que admirar. Nabil Báladi es un candidato que tiene probada experiencia como empresario, nadie podría decir lo contrario. Tiene el apoyo de parte del gremio empresarial y ha sido promotor de varias veedurías, sin mencionar su altruismo: razones suficientes para hacerlo atractivo como candidato.
Veo un futuro promisorio cercano para Cartagena con lo que están sembrando estos cuatro candidatos (Sergio, Jaime, William y Nabil), independientemente de si ganan las elecciones los mismos de siempre. En eso (en tener un mejor futuro), todos debemos ser corresponsables: la academia, los medios locales, los padres, el amigo, los gremios, las veedurías ciudadanas y en especial los jóvenes. Faltan aún dos meses para las elecciones, hay mucha tela por cortar aún. Los jóvenes juegan un papel decisivo en estas elecciones, si se tiene en cuenta que, para 2017 y de acuerdo al informe de Cartagena Cómo Vamos, la ciudad tiene 267 mil jóvenes de entre 15 y 29 años.
Para luchar contra la politiquería y la desinformación de los medios que trabajan para los intereses particulares, es buena idea seguir el consejo del periodista Fabián Sanabria: “La labor nuestra, como ciudadanos, es rehacer la opinión y empoderarnos a través de las redes sociales”. Es así que muchachos(as) informen y convenzan a sus amigos, conocidos y familiares de la importancia y el deber constitucional de participar en las elecciones (Artículo 95, ítem 5 de la Constitución Colombiana). El día de la votación, si tienen carro o moto, asegúrense de llevar a varios amigos con ustedes; recójanlos si fuese necesario y, si el dinero y la gasolina les alcanza, hagan varios viajes. No esperen nada a cambio. De eso precisamente se trata: mostrarles a los politiqueros que, a pesar de las grandes sumas de dinero que manejan para movilizar y comprar conciencias, hay aún ciudadanos que no quieren ser parte de ese esquema, porque aman y se preocupan por su ciudad, por su futuro y el de los demás.
Quiero que les den una lección a las generaciones anteriores a las de ustedes de cómo se hacen las cosas y qué es lo que quieren para su futuro, un futuro en la ciudad que aman y no en ninguna otra. Sí, una lección a nosotros los mayores que ustedes que, con nuestro egoísmo, dejamos que los politiqueros nos arrebataran nuestra ciudad y el orgullo de ser cartageneros. Es por eso que no deben dejar que la desesperanza los agobie, o que la apatía los aguante. Salgan masivamente a votar usando el coco para que salvemos y transformemos a Cartagena y decirles a los corruptos: ¡se van a joder!
