Ciénaga de Oro, el pueblo cordobés donde nació el presidente Gustavo Petro, enfrenta un problema crónico en el más esencial de los servicios públicos: el agua potable. Sus habitantes solo pueden contar con el servicio de manera esporádica, ya que Aqualia, el operador español del acueducto, no ha logrado superar problemas técnicos para bombear el líquido hacia los tanques de las casas.
La misma situación enfrentan sus vecinos de Sahagún, San Carlos y Cereté, donde algunos de los habitantes, sobre todo aquellos que cuentan con recursos para hacerlo, han construido pequeñas plantas de abastecimiento, pese a lo cual siguen recibiendo cumplidamente facturas de cobro cuyo monto no se compadece con la calidad del servicio. De hecho, el servicio les llega máximo dos veces por semana.
Jaime Gracia y Nicomedes Aldana, dos veedores que recientemente denunciaron a las administraciones municipales por presunto detrimento patrimonial al ampliar los contratos con el operador de los acueductos, aseguran que Aqualia, la compañía que sustituyó a Uniagua en la prestación del servicio, sigue operando con los mismos funcionarios y socios de ésta. Aqualia, cuyo representante legal falleció recientemente, no se ha pronunciado.