Los últimos tres años, antes del pasado 11 de noviembre de 2024, Alfonso Valencia, de 68 años, uno de los fundadores, propietario y socio de la empresa familiar que producía las reconocidas arepas El Carriel vivía feliz en su finca de la vereda El Hato, en el municipio de Guaduas, tierra natal de la patriota Policarpa Salavarrieta.
A su hermano Luis Alberto, socio y gerente general de la empresa que fundaron junto con sus esposas Gladys y Luz Marina 32 años atrás, alguna vez le confesó que estaba cumpliendo el sueño de vivir tranquilo en una finca con ganado, sin presiones y sin grandes responsabilidades más allá de las de meterse en un corral lleno vacas y boñiga.
A Alfonso Valencia, todo ese paraíso campesino le evocaba a Sonsón, el pueblo del oriente antioqueño desde el que hace 38 años llegó a Bogotá con su hermano y en el patio de una casa en el barrio Minuto de Dios, creado por el sacerdote eudista Rafael García Herreros (q. e. p. d.) en el noroccidente de Bogotá, fundaron a la empresa que hoy se conoce como Productos Alimenticios El Carriel S. A. S.
Una tragedia inesperada, aún sin explicación
Así, haciendo lo que quería, pasaba los días Alfonso Valencia hasta cuando en la mañana del lunes 11 de noviembre, uno de los trabajadores encontró el cuerpo del empresario y de Rubén López, el del mayordomo de la finca junto al de una mujer herida, que algunos medios han señalado como su pareja sentimental, sin precisar si se trataba de su esposa Gladys.
Informaciones preliminares de la Policía sobre el hecho que en términos mediáticos fue superado por la muerte del joven Juan Felipe Rincón, hijo del Inspector de la Policía Nacional, general William Rincón, señalan que un grupo armado, integrado por entre 5 y 7 personas, irrumpió en la finca con el objetivo de robar una caja fuerte.
Al parecer, los atacantes llevaron a Valencia, López y la mujer a una parte boscosa de la finca, les propinaron varios disparos, ellos murieron y ella quedó herida después de que la creyeron muerta. Esta versión de los hechos, los posibles sospechosos de haber cometido el crimen y todas las circunstancias que rodean la tragedia que ha causado conmoción en la familia y la empresa, están en investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación, la Sijin, el CTI, la Sipol y el Gaula.
El miedo, la solidaridad y la discreción han marcado el ambiente en Productos Alimenticios El Carriel S. A. S., la empresa a la que los hermanos Valencia le dieron vida y que, de tener cuatro empleados: las esposas que hacían arepas a mano y ellos que las repartían en bicicleta, creció y se ha convertido en una gran empresa.
Ahora, tienen 400 personas vinculadas en las plantas de Bogotá y Medellín donde han instalado paneles solares, generan energía, tienen una flota de camiones propios, integrada por vehículos convencionales y eléctricos, para entregar las arepas; una red de distribuidores exclusivos especialmente en la Costa, fabricación y comercialización de quesos, tortillas y chorizos.
Qué pasará con arepas El Carriel tras el asesinato de su fundador
Tras la muerte de unos de los fundadores, en silencio, mientras avanzan las investigaciones, directivos, empleados y clientes se preguntan por el futuro de la empresa familiar en la que hoy trabajan hijos, sobrinos y nietos en diferentes cargos para continuar procesando cerca de 100 toneladas de maíz cien por ciento colombiano diariamente.
Esa cantidad de maíz se traduce en 60.000 paquetes de 5 arepas cada uno, lo que implica producir arepas en cantidad similar a poblaciones con menos de 300 mil habitantes como el mismo Sonsón, Itagüí o Envigado en Antioquia, Tumaco en Nariño o Dosquebradas en Risaralda.
En Bogotá, arepas El Carriel atiende el 70 % del mercado en el Distrito Capital con una población de 7 millones de habitantes. En Antioquia, las Arepas El Carriel están presentes en los 10 municipios del Valle de Aburrá, incluido Medellín y otros 30 municipios del Oriente antioqueño.
Adicionalmente, están exportando principalmente a La Florida (Estados Unidos) y allá maquilan las marcas propias de empresas como El Latino, El Viejo Luis y el Sembrador bajo la gerencia general de Luis Alberto Valencia Gómez desde diciembre de 2014 cuando fue designado por la asamblea de accionistas de la compañía y como representante legal suplente asumió Yeimer Leandro Valencia Arroyave en 2018, otro de los propietarios y director comercial de la compañía.
La idea de los sucesores y propietarios de arepas El Carriel es continuar trabajando duro, como lo han hecho los fundadores, para garantizar el futuro del negocio que aparece legalmente constituido en diciembre de 2014, con un capital autorizado y pagado de $ 1.000 millones e ingresos anuales de $ 31.255 millones en 2023.
Arepas El Carriel tiene registrados varios establecimientos bajo la razón social de Productos Alimenticios El Carriel S. A. S. y con la sigla Aelca, adicionada en julio pasado cuando los socios de la empresa familiar también aprobaron una reforma a los estatutos de la compañía.
Un lío legal que todavía no se ha resuelto rodea a la empresa
Aunque todos están comprometidos con mantener el barco a flote y conservar el legado del fundador de las arepas El Carriel asesinado, a comienzos de este año, la empresa fue demandada dentro de un proceso verbal de responsabilidad civil extracontractual de Himelda Tequia Ramos, José Alberto Cárdenas Galindo, José Alejandro Cárdenas Tequia, Carlos Alberto Cárdenas Tequia y Viviana Andrea Cárdenas Tequia contra Jefferson Galvis Alzate y Productos Alimenticios El Carriel S. A. S.
Posteriormente, la demanda fue inadmitida, pero el pasado 19 de septiembre, el juez Felix Alberto Rodríguez Parga del Juzgado Cuarenta Civil del Circuito de Bogotá, fijó una audiencia inicial para el 19 de febrero de 2025, fecha en la que tal vez la familia, la comunidad y los clientes de la empresa reciban respuestas de la justicia sobre porqué mataron al fundador de las arepas El Carriel.
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