En el acuerdo sindical no debe haber motivo de celebración.
La verdad no veo motivo de celebración del gobierno y las centrales obreras con la finalización de un acuerdo sindical que contó con más de nueve centrales obreras, siete federaciones, 1200 negociadores sin claro vínculo laboral y permisos sindicales, más de 10.000 puntos de negociación y una extraña forma de negociación y representación.
¿Sería que diseñaron un nuevo estado, o revolucionaron la administración pública? Si lo hicieron fue una reforma ilegítima porque sumadas todas esas organizaciones no suman más del diez por ciento del total de empleados públicos del estado, y gran parte de ellos son pensionados, provisionales, contratistas, y asesores con claros intereses corporativos.
Creo que serían más útiles y eficaces todos esos esfuerzos y, aportarían en la lucha contra el clientelismo, si en cada entidad pública del estado fueran vigilantes, veedores y denunciantes de la forma como los gobiernos capturan las estructuras administrativas y sus burocracias para fines politiqueros. Asunto sobre el cual este gobierno es una vergüenza.
La repartición de entidades públicas para los políticos que garantizan la gobernanza, como el Fondo Nacional del Ahorro, la Fiduprevisora y muchas otras más, como lo denunció el huérfano de esa repartición, el señor Benedetti, muestran que el cambio es hacia atrás en este gobierno.