En la izquierda política también hay racismo

En la izquierda política también hay racismo

Luego del escándalo por los comentarios racistas de Marbelle, vale la pena recordar que este fenómeno se encuentra en todas las orillas políticas

Por: Ariel Peña González
abril 04, 2022
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En la izquierda política también hay racismo
Fotos: Wikimedia

El Che Guevara(1928-1967) escribió: “Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño, han visto invadidos sus reales por un nuevo ejemplar de esclavo: el portugués. El desprecio y la pobreza los une en la lucha cotidiana, pero el diferente modo de encarnar la vida los separa completamente”; eso demuestra la estigmatización absoluta de uno de los más connotados cabecillas marxistas de la historia, en contra de los afrodescendientes, mediante una aberrante postura racista, que se debe condenar por siempre.

Sin embargo, Francia Márquez, candidata a la vicepresidencia de Gustavo Petro en Colombia, no se ha enterado (o no se quiere enterar) del racismo que históricamente ha habido en el comunismo, de modo que sería bueno que mirara hacia adentro del Pacto Histórico, en donde encontrará partidos y movimientos que defienden a ultranza las fábulas marxistas; igualmente se topará con personajes que subliman las ejecutorias criminales del Che Guevara, de tal suerte que considero yo que la candidata vicepresidencial debería ser consecuente en su empresa antirracista en todos los sentidos.

Las protestas antirraciales en varias partes del mundo por la muerte del ciudadano negro George Floyd el 25 de mayo de 2020 en la ciudad de Mineápolis, Minesota, en Estados Unidos, llevó a la vandalización de símbolos históricos, como ha ocurrido en el caso de Cristóbal Colón; igual sucedió en Colombia con algunos íconos de la hispanidad durante el paro nacional de 2021. Colón no conoció la esclavitud de los negros en América, pues ellos fueron traídos desde África muchos años después; sin embargo, hay personajes que le hacían apología al racismo y la historia ha sido injusta y no los ha repudiado, como ocurre con Karl Marx, padre del comunismo.

Marx llegó a afirmar en una carta dirigida en julio de 1862 a Federico Engels, refiriéndose a su rival político Fernand Lasalle, en los siguientes términos: “Para mí está completamente claro ahora, como lo prueba la forma de su cráneo y su pelo, que desciende de los negros de Egipto, suponiendo que su madre o su abuela no se mezclaron con la negrada. Esta unión de judaísmo y germanismo sobre una base negra tiene que producir un producto peculiar. La perturbación del colega es asimétrica, propia de la negrada”.

Respecto a esas palabras, en la presente situación de Colombia, los seguidores del marxista, antes de pronunciarse sobre las reivindicaciones de las negritudes, primero deberían renegar de la estafa comunista, porque no es posible seguir a un “maestro” que se refiere en esos términos a un grupo humano tan respetable. Pero el mensaje también debe focalizarse para los idiotas útiles del comunismo y, por supuesto, para los otros mamertos que se disfrazan con diferentes partidos y movimientos, dado que saben que si se muestran como son, no pueden engañar a la ciudadanía.

Además, Marx apoyó la esclavitud de los negros en Estados Unidos, afirmando: “Pero hacer desaparecer la esclavitud equivaldría a borrar a Norteamérica del mapa del mundo. La esclavitud es una categoría económica y por eso se observa en cada nación desde que el mundo es mundo”.

Se lo dice Marx en una carta a Paul Annekov el 28 de diciembre de 1846; semejantes palabras inhumanas tienen que ser rechazadas sin atenuantes, no solo por su carácter racista, sino que también con las enseñanzas de Marx se propició el genocidio más grande conocido en la historia, realizado por los comunistas desde 1917 hasta nuestros días, en donde han sido asesinados más de 140 millones de seres humanos, dentro de lo que desde luego están los crímenes de las bandas armadas de Farc y el ELN.

Ferderico Engels compartió gran parte de la filosofía racial de Marx, y escribiendo sobre Paul Lafague, yerno cubano de Marx, en 1887 afirmaba: “un octavo o doceavo de sangre de negrazo” y agregó “al estar en su calidad de negro, un paso más cerca del reino animal que del resto de nosotros”; recordando que Engels fue el compañero de Marx en el proyecto del comunismo totalitario; en consecuencia, el carácter racista de esa doctrina ha estado desde sus orígenes.

Tampoco se puede pasar por alto el desprecio que Marx tenía hacia Latinoamérica, no solo ultrajando al libertador Bolívar en una biografía publicada en 1858; sino que también llegó a ofender al pueblo mexicano con las siguientes palabras: “¿Es acaso infortunado que la magnífica California fuera quitada a los vagos mexicanos que no sabían qué hacer con ella?”. En atención a lo cual un latinoamericano que siga abierta o soterradamente los dogmas marxistas tiene que ser muy masoquista y testarudo.

Para tristeza de la inteligencia de la región, en casi todos los países hay partidos comunistas, con la ñapa de que además existen varios grupos marxistas camuflados que llegan afirmar para despistar a los cándidos “que el comunismo no existe”, pero siguen con sus intenciones totalitarias para llevar a nuestros pueblos a la esclavitud política, cuyo modelo es el de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Por lo dicho anteriormente, no se entiende bajo que parámetros se vandalizan y se tumban las estatuas e íconos en homenaje a Cristóbal Colón y sus continuadores, mientras que el respeto supersticioso por el señor Marx, un racista sin discusión, sigue incólume, como si los fetiches del materialismo histórico y la inevitabildad todavía fueran intocables, y no solo Colón ha sido vandalizado, también Miguel de Cervantes Saavedra y en algunas universidades de muchos pergaminos se han vetado cátedras de personajes que supuestamente eran racistas, pero al señor Marx no lo tocan.

En la actual campaña electoral en Colombia, se debe de reiterar la frase de Antonio Gramsci, uno de los máximos exponentes del marxismo cultural, que dijo: “La conquista del poder cultural es previa a la conquista del poder político”; no quedando ninguna duda acerca de la manipulación de la cultura, dado que es injusto ser iconoclasta ante Cristóbal Colón y los suyos, pero mirar para otro lado en lo referente a Marx y el Che Guevara, a quienes le rinden homenajes con estatuas, pinturas, cuadros y demás; llamando poderosamente la atención que en algunos sindicatos todavía conservan los cuadros del señor Marx, Engels y del Che Guevara, olvidándose de la condición racista de esos tres señores.

 

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