La calle ha sido un escenario político por excelencia.
En las campañas políticas llenar plaza pública por parte de algún candidato es una expresión de fuerza y muy posible éxito en los resultados electorales.
Mientras sea uninominal la elección, más importante la presencia de la ciudadanía en la plaza pública.
Pero la calle y la plaza no son solamente para las contiendas electorales.
El movimiento social y popular la ha utilizado históricamente para reclamar y exigir soluciones a su problemática.
La izquierda acude regularmente a ella por fuera de los períodos electorales, para expresar sus inconformidades con gobiernos autocráticos o con medidas antidemocráticas que restringen los derechos políticos y sociales.
El estallido social mostró la más destacada expresión de rebeldía popular alcanzando incidencia política y social significativa. Logró tumbar unas reformas regresivas, la reforma tributaria de Duque y Carrasquilla y la reforma privatizadora de la salud del Vargasllerismo.
Logró elegir a Gustavo Petro como el primer presidente alternativo, democrático, progresista y de izquierda después de 200 años de gobiernos oligárquicos. Y con él y en construcción con sectores sociales y políticos progresistas han presentado diversas reformas sociales del cambio, como son las de la salud, educación, pensional y laboral, que tienen trámite en el congreso.
Pues bien, el gobierno de Petro desde su inicio ha estado bajo juego de los poderes empresariales, oligárquicos, mediáticos, incluso judiciales y algunos pocos con cruce de sables, incluso bajo múltiples amenazas de un magnicidio. Es decir, nada fácil.
En este proceso opositor, la extrema derecha del uribismo ha pasado de la oposición política a señalar la necesidad de un golpe de estado blando, que logre separa del cargo al presidente Petro.
Y para ello ha recurrido a convocar a la calle y plazas a la población.
Después de que no dejaban de señalar en el período de Duque a todos aquellos que participaban en las marchas como vagos, hoy de manera oportunista, no solo salen a la calle en marchas, sino que se ufanan del buen "desempeño" que han obtenido, en especial en las que realizaron el pasado 21 de abril.
Ese día no ocultaron para nada sus propósitos: fuera Petro, corearon en las marchas que mostraron. Y se envalentonaron, mostrando que el gobierno podía tener sus días contados, pues presuntamente ya tenían un montaje desde el Consejo Nacional Electoral y la Fiscalía para montar un juicio político en el congreso para tumbar al presidente Petro.
En este marco de amplia polarización contra el gobierno, las centrales obreras y diversas organizaciones sociales y políticas democráticas y progresistas, convocaron a la calle y plazas de país a conmemorar el 1° de mayo día internacional de la clase obrera y destacar los tres años del estallido social.
La convocatoria la ajustaron a dos objetivos que quedaron reflejados en la consigna, Sí a las reformas sociales, No al golpe de estado.
A lo anterior se sumó, para lograr una más entusiasta y masiva movilización, el anuncio del presidente Gustavo Petro de marchar ese día en Bogotá y solicitar que le permitieran intervenir desde la tarima de los trabajadores que históricamente siempre han tenido en ese día en la plaza de Bolívar de Bogotá.
El 1° de mayo se sobrepasó más de un millón de participantes, dado las inmensas marchas y lleno de las más tradicionales plazas del país
odo ello contribuyó, a qué si en las marchas del uribismo del 21 de abril hubo según las notas de prensa de 250.000 participantes, en el 1° de mayo se sobrepasó más de un millón de participantes, dado las inmensas marchas y lleno de las más tradicionales plazas del país. Los registros muestran que hubo marchas en más de 150 municipios, en una expresión popular de respaldo al actual gobierno nacional.
Es decir, la situación en la calle muestra, que Petro tiene un alto respaldo popular, a pesar de todo lo que hace la extrema derecha para generar ingobernabilidad y lograr una salida de la presidencia.
Aprovechando ésta extraordinaria situación el presidente Petro, rechazó el complot para derrocarlo, reafirmó la necesidad de las reformas sociales que recuperan derechos, anunció romper relaciones con el genocida estado de Israel, insistió en mantener la movilización social y popular para lograr el cambio y reafirmó la conveniencia de un Acuerdo Nacional para avanzar en los cambios.
El país ha constatado del arraigo popular del presidente Petro y con ello, que el pulso político en la calle lo ganó.
Posdata: Ahora se hace un montaje con la corrupción en la UNGRD para decir que se utilizó para comprar a congresistas para las reformas. La situación siembra dudas cuando se habla de darle dinero al presidente del Senado que es opositor del gobierno.
X: fabioariascut