Fotos: Isabella Bernal Vega
Hay una pizza que hay que doblar por la mitad para que su salsa se mezcle con los demás ingredientes. Es de masa delgada pero de borde grueso, se cocina en un horno de ladrillos durante cuatro minutos y afuera se completa con ingredientes frescos. Son seis las opciones pero la recomendada es la Burrata, hecha con queso tipo burrata del Rosal Cundinamarca, una salsita roja de tomates italianos y hojas de albahaca que se juntan en medio de una masa crocante y dorada, y crean un interior suave y untuoso.
Se llama Pizza Napoletana, se come con la mano –como en Italia-, y no hay más en Colombia porque el horno donde se cocina es el único en el país. El lugar que la ofrece queda en el parque de la 93 y hace parte de una franquicia italiana que llegó hace seis meses al país por cuenta un grupo de venezolanos que próximamente abrirán también en Cartagena.
La pizzería nació en Treviso, Italia hace 25 años bajo el nombre de PIOLA y ahora llega a Bogotá con 42 sabores presentados de tres maneras distintas: las tradicionales con salsa de tomate y queso mozzarella, las blancas sólo con queso y las napolitanas: estrellas de la casa, todas de 30 cms y cortadas en pedazos grandes para que se puedan doblar.
En PIOLA además de las pizzas vale la pena probar los gnochhis caseros que los 29 de cada mes se pueden pedir con 14 salsas diferentes y repetir cuantas veces quieran por 29.000 pesos. Y para terminar, el tiramisú, una tradicional receta italiana.