Todos los días mueren huilenses por causa del coronavirus, incluso bebés.
Los contagios no se detienen, diariamente el Ministerio de Salud reporta alrededor de 250.
Pero la cosa no para ahí. Este fin de semana hubo una noticia que no trascendió en medios nacionales: el asesinato de dos menores de edad, que presuntamente salieron corriendo en un operativo militar para no ser descubiertos en una gallera del municipio de San Agustín.
Y hay más. En Pitalito, los reclusos le reclaman al Estado por el hacinamiento carcelario y la precaria labor de las autoridades para prevenir el contagio.
Es que no es solo el coronavirus, también estamos afectados por la proliferación de zancudos que nos transmiten el dengue.
Además, las lluvias causan estragos y la falta de planeación, en concurso con las basuras en las calles, tapona los viejos alcantarillados que no cuentan con canal de aguas lluvias. Y para colmo de males nos suspenden el servicio de agua, que no es muy potable.
Ocurre en Neiva, Pitalito, Garzón y La Plata, que ni siquiera cuentan con planes de ordenamiento territoriales; en los otros 33 municipios escasamente se administra pobreza.
Mientras tanto la vía principal, que es de orden nacional, mal. La razón ahora es que andan en audiencias públicas de Concesión de la Ruta 45, que debió estar terminada en el pasado gobierno.
Imaginen las secundarias y terciarias, pues pésimas, especialmente en el centro, occidente y sur del Huila.
Y la clase dirigente anda en campaña de cara a las elecciones del 2022, en tanto que el pueblo brega para medio comer y sale a las calles a rebuscarse el diario sin ninguna clase de medidas bioseguras.
En zonas rurales bendecidas por la cosecha cafetera toman trago y bailan con su miseria, especialmente los fines de semana. ¡Válgame Dios! Lástima la platica.