A propósito de un titular de Las2orillas del 1º de julio de 2020 que decía Invasión de colombianos en Madrid ya es vista como una plaga, me permito presentar las siguientes apreciaciones:
1. Desde el año 2018 hemos venido informando a través de este medio a la opinión pública de un fenómeno migratorio de expulsión generalizada de ciudadanos de Colombia hacia Europa, dadas las condiciones económicas y sociales presentadas por los últimos gobiernos, que se han visto incrementadas en el último gobierno de turno de Iván Duque Márquez, del Centro Democrático.
Ver: Desempleo, una de las grandes exportaciones de Colombia y Los nuevos inmigrantes colombianos en España
2. Decir en un titular que los colombianos son vistos como una plaga incita al odio, al racismo y la xenofobia, de la cual somos víctimas no solo el colectivo colombiano sino las más de sesenta nacionalidades diferentes que vivimos en España y en Catalunya. Además, hay que recordar que hoy día es Colombia un país receptor de migrantes de todo el mundo. Revisemos las estadisticas de población migrante en España.
Ver: Población extranjera de España en 2020, por nacionalidad y Extranjeros con tarjeta de residencia. Por país de nacionalidad. Provincias
3. El éxodo masivo de ciudadanos colombianos en los últimos cinco años obedece a las pésimas políticas públicas del Estado colombiano en temas trascendentales como educación, salud, pensiones, empleo y acceso a servicios sociales. Al negar a su población la oportunidad de ofrecer un salario mínimo interprofesional que se adecúe a las realidades de la población y no a la supervivencia en condiciones extremas de necesidad se aumenta la migración.
4. De este éxodo masivo deben hacerse responsables todos y cada uno de los estamentos dirigenciales en Colombia: gremios económicos, banqueros, constructores, políticos, fuerzas militares y de policía, y ante todo los mismos colombianos han decidido tener un país en guerra, sin oportunidades y sin un cambio hacia un Estado social de bienestar para toda la población colombiana; somos un país del tercer mundo con las mismas necesidades básicas insatisfechas de los años 60.
5. A pesar de tener un supuesto “progreso económico”, vivimos en un país donde el 75% de la economía es sumergida. La gente evita declarar la renta para evitar el pago de impuestos. En un país desarrollado como España, con problemas que los hay, todos pagamos impuestos y sabemos que hay corrupción, pero al menos sabemos que no es sistemática, estructural y definida como un sistema de vida, como la que hay en Colombia.
Colombia es el único país del mundo que tuvo que hacer una consulta popular para gestionar un estatuto anticorrupción, siendo el más votado en la historia. Sin embargo, el actual gobierno no ha hecho absolutamente nada para hacer acciones efectivas contra este flagelo. Ni una acción en contra de la corrupción en 2 años del gobierno Duque, solo escándalos como la neñepolítica, entre otros iguales o de mayor gravedad.
6. Somos uno de los colectivos más valorados en España. Gente trabajadora, bien hablada. Muchos cometen errores, seguro, pero la inmensa mayoría de colombianos, regularizados, nacionalizados o irregulares, somos valorados para realizar trabajos de responsabilidad.
7. Titulares como el señalado dejan para la historia la posibilidad de instrumentalizar la migración en beneficio de partidos políticos de extrema derecha en Europa, que a través de la manipulación mediática pueden utilizarlos para buscar réditos políticos en campañas como la que va a haber en Catalunya antes de final de año. Esto lo explica de la mejor manera el periodista Javier Ruiz, de la cadena Ser, en este informe del mes de noviembre del año pasado, antes de las elecciones generales en España.
Corolario. “No hay cuña que más apriete sino la del mismo palo”. Es incongruente que un medio de comunicación como Las2orillas se preste a presentar este titular, más cuando desde hace más de cinco años ha estado recibiendo información de primera mano frente a las realidades económicas, sociales y políticas de sus connacionales en el exterior.
Recordemos que al fin y al cabo, para bien o para mal, todos y todas somos migrantes.
