En mayo del 2023 Óscar Gamboa asumió, a sus 62 años, un riesgo que pocos podrían hacer: dejar la embajada de Washington donde se desempeñaba como Ministro consejero desde el gobierno Duque y había continuado al lado, de su amigo de toda la vida, el embajador Luis Gilberto Murillo, pelear por la Gobernación del Valle del Cauca. Quería regresar a su tierra, así fuera sacrificando la zona de confort, a sabiendas del tamaño de su rival: Dilian Francisca Toro, a quien por algo llaman “la baronesa del Valle”.
Sin embargo, lo suyo, independiente de los resultados, es una lucha por abrirle espacio a los negros en el país, sin necesidad de ser radical ni revanchista. Se ha movido en el poder tanto en Colombia como en Estados Unidos a donde llegó chapuzeando ingles aprendido con los extranjeros que llegaban en los barcos al puerto, a Buenaventura, donde nació y creció.
Fue acogido, hace décadas, igual que el embajador Murillo nacido en el Choco profundo, por el llamado Caucus del Partido Demócrata, circunstancia que les abrió las puertas del cerrado mundo político de Washington y que han sabido aprovechar en su tarea diplomática. Su lucha de veinte años ha sido tan difícil como la contienda electoral que tiene por delante.
JMO: Oscar, de regreso a su tierra a dar la pelea. Decidido a articular a mundo, los aprendido en Washington y las urgencias regionales del Valle y la necesidad de seguirle abriendo espacio a los afros en un mundo aún cerrado.
OG: Llegamos a Washington como diríamos en la Universidad de Antioquia, nuestra alma mater, combinando las formas de lucha, y qué triste decir que llegamos en marzo del año 2000 con Luis Gilberto Murillo a Estados Unidos, pero casi no hablábamos inglés y la primera congresista que nos atendió no sabía que en Colombia había gente negra y nos preguntó ¿Cómo vivíamos? Y ella con su apoyo y entusiasmo nos abrió las puertas de otros congresistas que se volvieron amigos de Colombia y nos enseñó cómo esa diplomacia desde lo civil podría ser inclusiva.
Cuando Álvaro Uribe llega a la presidencia iba con frecuencia a EEUU a hablar del TLC en el que estaba empeñado. En el 2006 se dio un golpe de suerte que fue la llegada de un congresista demócrata amigo nuestro a ser el enlace con la Casa Blanca y el parlamento.
Le dijimos que no teníamos ministros negros, ni generales; el mensaje le llegó a Uribe, y a los pocos días apareció Paula Moreno como ministra de cultura, el general Moore director de la Policía; yo regresé a ayudar a Pacho Santos en la vicepresidencia; Andrés Palacio llegó al viceministerio de Protección Social, una lluvia de nombramientos afro por cuenta de Washington. Fue el camino que se abrió y que ahora tiene a Luis Gilberto Murillo, como el único latinoamericano negro embajador.
JMO: Se empezaron a hacer reconocimientos en una población ninguneada durante 200 años a pesar de su importancia cultural, deportiva, territorial, ¿Qué harías para mover esta situación para consolidar esto?
O.G: Esta lucha es para que la inclusión se convierta en el instrumento de una verdadera democracia y hay un primer mensaje que es eso, y hay que copiarle a Martin Luther King, si dicen que somos corruptos demostremos que no somos corruptos, ni perezosos, y hay que crear consciencia y decirles a los afros que cuando les den la oportunidad se luzcan, como pasó con Obama en Estados Unidos vi muy de cerca los temores que habían, decían que un afro no podía.
Obama nos dio una lección de que, si se puede, se demostró que era un estadista, hizo la tarea, pasó a la historia como un líder que lo sigue siendo y ese tipo de referencias es lo que estamos aplicando.
JMO: Fue el ejercicio de mayor poder en el planeta desde una orilla negra y una visión universal y no llegó con cuenta de cobro sino con la inclusión. Obama nos enseñó que juntos podíamos. ¿En Colombia estamos con condiciones para que este espíritu se imponga o estamos en la cuenta de cobro?
O.G: Tengo que reconocer como demócrata que en Colombia la transición va en la fase transitoria de que los nuevos paradigmas se arraiguen. Siento que estamos en una fase primaria, del nuevo paradigma incluyente y claro Petro hay que valorar que hay un punto de quiebre con Francia Márquez y con Murillo, los embajadores en África son afros, hoy en Centroamérica, en Jamaica, hay mensaje de lo posicional y el desafío es con la Colombia afro, la profunda, y este es el desarrollo estructural de los pueblos afros.
Necesitamos otros niveles de valoración y cuando los demócratas somos serios tenemos que vernos el ombligo, con la autocrítica, y se tiene que hacer transición del lamento y démosle cabida a nuestro propio liderazgo. Nos rodea una riqueza que no gerenciamos. Hay que convencernos de eso para el bien de toda la sociedad.
Esa es la forma de que la diversidad sea patrimonio nuestro. Hay que poner el acelerador de nuestra parte, hay que alcanzar las cosas desde la gerencia de nuestra historia y es la mejor manera de enfrentarnos. En el Valle del Cauca, con todos los afros que hay, siento que hay aún racismo. Lo importante es tener claro que esto no es de venganza, sino que hay que construir sociedad
JMO: Esa es una gran pelea que, si no se da bien, puede terminar echando para atrás los logros. (…) Es el legado histórico, la esclavitud marca a las sociedades, en EEUU se nota, son cosas difíciles de cambiar, pero no se puede detener el proceso. Toca ir buscando las rendijas, conquistando posiciones, es un proceso que se va transformando, el problema es de mentalidad. ¿Sientes que estamos avanzando? Estas en el epicentro de esto que es Valle del Cauca y el Pacífico. ¿Cómo lo has sentido en tu campaña a la gobernación que te ha llevado a recorrer el departamento?
O.G: Hace ocho años cuando fui candidato me sacaron panfletos que decían “no queremos negros en el Valle”. Hace cuatro me lance a la gobernación por firmas, y hoy Dignidad y Compromiso me dio la oportunidad; el único partido que medio el aval. Me siento en el sitio correcto, y lo siento y lo digo con humildad: lo que encierro en mi ser, con la experiencia, y la hoja de vida, es valioso.
Pueden decir lo que sea, pero nadie puede decir que soy corrupto; es un patrimonio que, y lo digo con orgullo, les dejo a mis hijos. Un mensaje claro, que jamás hagan algo ilegal, y quizás es por eso por lo que no he sido exitoso en política. Y lo digo sin pudor, ninguno puede posicionar al Valle en senderos internacionales mejor que yo, pero si yo fuera blanco, no importaba que no tuviera plata, sería distinto, pero soy negro.
Aquí la conversación:
También le puede interesar: “Lo que le falta al gobierno Petro para lograr una verdadera revolución educativa”