Caminar por la ciudadela Petronio, en el Coliseo del Pueblo, en donde se realiza el XXIII Festival de Música del Pacífico, es encontrarse con personas de diferentes naciones. Además, es como estar en una pasarela en la que los atuendos, peinados y maneras de ser marcan diferencias acentuadas.
Entre esos grupos humanos que caminan el festival también uno encuentra investigadores que quieren aprender más sobre costumbres, secretos y saberes de la gente del Pacífico; amantes de la música que registran sonidos; videografos que buscan sin parar todos los aconteceres en este Petronio para luego convertirlos en piezas que caminarán el mundo destacando las características principales de este festival y la gente protagonista de él.
En mi caminar me encontré con un fotógrafo que cargaba unos sofisticados equipos para registrar el evento. Se llama Andrés Navia, llegó de la capital buscando ángulos diferentes para contar por medio de la imagen el Petronio que él quiere mostrar a quienes siguen su trabajo.
“Desde el año pasado inicié un proyecto documental fotográfico sobre todo lo que se ve aquí en el Petronio, porque considero que es una de las expresiones del Pacífico más importantes, más ricas con mayor variedad que hay en este país”, me dijo.
Sobre lo que busca por medio de la fotografía señala: “Básicamente, el alma. Esta es una cultura que tiene mucha alma, con una gran variedad de propuestas en lo que tiene que ver con la música, la moda, los instrumentos etc. En cada uno de esos aspectos, se refleja la esencia de esas personas y eso es lo que yo quiero tratar de mostrar en mis fotografías”.
¿Cómo ve el trabajo de los fotógrafos que llegan al festival? ¿Cuál es su percepción?
“Yo respeto mucho el oficio, el concepto y lo que seguramente cada uno intenta captar. Todo empieza en la reportería, un tema documental, por supuesto, aunque al final todos estamos haciendo lo mismo.
Yo busco otras cosas. No tengo la presión del tiempo porque es un proyecto que desarrollo con mi tiempo con mis recursos y con mi espacio y por eso puedo darme la oportunidad de buscar otras cosas. El año pasado estuve cuatro días aquí y creo que este año encontraré mucho más cosas que no vi el año pasado. Tengo el tiempo y la disposición para buscar los elementos diferentes de lo que normalmente se ve”.
¿Para qué cree que sirve el Petronio a la gente del Pacífico?
“Para mostrar su cultura. Yo creo que este País, esta sociedad nuestra, sin distingo de razas, colores, política, lo que necesita es cultura. Creo que puede ser una de las herramientas que ayude a que salgamos de este atolladero en el que estamos. Si inculcamos por medio de espacios como este el conocimiento de nuestros orígenes y la defensa de nuestro patrimonio, creo que vamos por buen camino”.
¿Qué plato le hace soltar la cámara un rato para sentarse a degustarlo?
“Hace algunos días escuche a un fotógrafo muy famoso decir que, hay que disparar menos y mirar más. De la parte del tiempo que voy a dedicar a mi trabajo también tomaré un poco para venir a sentarme y disfrutar los dulces, las bebidas, pero sobre todo, mirar el ambiente, mirar mucho; que no sea solo lo que quede en la cámara, quiero que lo que lo que registre con mis equipos empiece en el alma, en mi cabeza, en mis sentimientos”.
¿Una reflexión para los fotógrafos que andamos desenfocados?
“No, nada, sería una reflexión para todos. Sería mirar más y mirar desde dentro, no desde el apasionamiento y la inmediatez que toda esta tecnología hoy día nos provee. Es interiorizar más y buscar aquello que está ahí, pero que muchas veces no lo vemos”.
