El que me siga en redes sociales sabrá que llevo una vida fit (ya hasta pereza me da esa palabra por lo tanto que la han manoseado y tergiversado, pero en fin, así es). Quiero crear consciencia de que esto se trata de una vida balanceada y no restringida. Todo está disponible para nosotros, pero con moderación y ese es uno de los conceptos que más promuevo en mi cuenta de Instagram. Si bien tengo una alimentación limpia la mayoría del tiempo, semanalmente me doy cualquier gusto que se me antoje (pizza, postres, etc.) porque así me mantengo en equilibrio. Gracias al fitness, el músculo que mejor domino es la fuerza de voluntad, y ello ha mejorado todos los aspectos de mi vida.
La palabra EQUILIBRIO define para mí el ser fit. No podemos vivir aferrados a la báscula ¡No es posible vivir pensando que se trata de un cuerpo perfecto porque los cuerpos perfectos no existen! ¡No creo en tener que privarme de comer a veces lo que se me antoje! Mi finalidad no es tener un abdomen sin una gota de grasa los 365 días del año. No entreno para estar más flaca, ni para tener la piel pegada al hueso, sino para convertir mi cuerpo en una máquina que me sirva para todo, hasta entrada edad. Quiero hacer de mi cuerpo una máquina de salud, potencia, bienestar, vida y felicidad, y esto empieza con una mente sana. Nadie que se prive de darse gustos de vez en cuando, únicamente porque esto "borraría" las rayas de su cuerpo, es sano.
El fitness es una experiencia muy personal porque se trata de conocerse a uno mismo. Es saber cómo reacciona mi cuerpo ante cada cosa, y eso solo se sabe a punta de prueba y error. Hay que aprender a conocerse, poniendo a prueba diferentes técnicas tanto de entrenamiento como de alimentación para estudiarse uno mismo. Yo soy mi propio conejillo de indias, cada semana cambio mi rutina de entrenamiento. En estos momentos quiero saber cómo soy sin suplementos, porque ya sé cómo soy con ellos. Llevo seis meses aproximadamente que no hago uso de ellos y lo he hecho también para tener qué responderle a la gente cuando me preguntan qué hacer cuando no los tienen, pues tampoco puedo hablar de nada sin haberlo probado. En estos momentos estoy enfocada simplemente a mantener masa muscular. Objetivos como mejorar condición cardiovascular, aumentar resistencia y flexibilidad siempre están en mi entrenamiento.
Soy creyente del #AceptaTuCuerpo porque el peor error en que podemos caer es en compararnos con otros, o hacer lo que hace el resto del mundo solo por moda, lo cual es algo que hoy día sucede mucho gracias a las redes sociales. En Instagram es muy fácil ser malinterpretado, por eso toca acompañar cada foto con su respectiva leyenda. En este mundo "Fitness" el concepto se maneja muy diferente entre una y otra persona, es común encontrar niñas que a simple ojo se ven chuzadas, drogadas, diciendo que sus músculos son a punta de pollo y pescado, y después la gente que no sabe está matándose, dejando de comer por alcanzar un imposible (O más bien algo posible, pero con la necesidad de recurrir a ayudas no tan saludables).
Nunca quise ni busqué ser la maestra de nadie pero ya que la gente me empezó a pedir consejos y a preguntarme, me pusieron en una posición donde toca ser responsable con el contenido que publico. Hoy intento que mis redes tengan información, que sirvan para educar. Intento que sean lo que yo en algún momento quise tener a la mano también: información en cuanto a alimentación y entrenamiento fácil de entender, más allá de una cuenta con selfies, o mostrando un abdomen rayado (que no sé en qué momento eso se convirtió en la definición de "Fitness". Las redes están cundidas de mucha piel, mucho abdomen a la vista, mucho selfie pero poca información). La mía no quiero que siga esos parámetros, no quiero que sirva para rendirle un culto a mi cuerpo sino para enseñar. No puedo creerle a alguien que no hace sino mostrarme lo rayado que está pero nunca me dice cómo entrena, ni qué desayuna ni me explica el porqué de cada cosa.
Algún día me gustaría sacar mi libro porque ya tengo varias ideas pero no he tenido el tiempo para buscar una editorial que me lo publique. Lo que sí va en marcha es mi propia página web para ampliar lo que publico en Instagram. Lo que más me motiva es cuando alguno de mis seguidores me dice que ha puesto en práctica mis consejos y me agradece pues le han servido.
Sascha Barbosa fue una de las primeras personas que empecé a seguir. La recomiendo porque explica cosas muy complejas de forma muy simple. En Colombia, creo que Margarita Rosa es la Ferrari del fitness, me encanta su Instagram y somos muy similares en muchas cosas. Sigo también a Larissa Reis, a Bella Falconi a Massy Arias… en fin, con solo chismosearme un rato pueden ver que de 600 cuentas que sigo casi todos son atletas que admiro, porque así como me siguen yo también sigo y he aprendido mucho vía Instagram.
Me han preguntado qué es más importante en mi vida ¿El fitness o la tv? Respondo que el fitness es un 100% y la tv es otro 100%. La tv es mi vida profesional y el fitness es mi vida personal, que aunque van de la mano y se complementan, son muy diferentes. Pasa mucho que la gente cuando me ve en el gimnasio se sorprende porque ahí soy una muy distinta a la que está en el set. En efecto, a Carlos Vargas (que a veces va a al mismo gimnasio que yo) ya le han dicho que soy una bruja, que no saludo… pero es que yo al gimnasio llego, me pongo los audífonos y no tengo que ver con nada ni con nadie. Allá voy a lo que voy; es mi momento de conectar la mente con cada músculo. Si me descuido se me van dos horas de entreno y tres de cháchara.
Creo también que hay que rodearse de gente con la que uno se sienta identificado. Si yo estuviera casada con un hombre que todos los fines de semana quisiera trasnochar, mi matrimonio se hubiera acabado hace tiempo. No trasnocho, y a estas alturas tampoco lo haría por estar con alguien. La relación que tengo con mi esposo es completamente libre, ninguno hace o deja de hacer algo por estar con el otro; no hay tienes sino quieres. Nuestra única obligación es vivir felices.
Para mí esto del fitness va más allá, ya se metió dentro de mi piel; hace mucho que dejó de llamarse disciplina para llamarse pasión. Me gustaría que así fuera durante lo que me resta de vida pero si algún día me diera jartera, si se apaga el motor, entonces hasta ahí me llegaría. Siempre digo y reitero que si una persona no disfruta del ejercicio ni de la comida saludable, entonces no lo haga. Que ame su cuerpo así como está y habrá otras cosas que éste le agradecerá, mientras no descuide su salud. Por lo pronto, tengo un trabajo soñado, un marido que me ama, una familia que me quiere, unos gatos que considero mis hijos. Estoy sana, rodeada de amor y feliz. ¿Cómo puede alguien creer que por decirme que parezco un travesti o que mis brazos son de hombre, me voy a deprimir?
Texto por @enriquecart