Tulio Sánchez, un campesino del Duda, recuerda. Le cargó la ropa y el mercado al comandante fundador de las Farc cuando todos vivían a orillas del Río Duda. Eran los años de los diálogos de paz con Belisario Betancurt en la década de los 80. Entonces Manuel Marulanda Vélez recorría los caminos con tranquilidad. Podía ser Pedro Antonio Marín. Los campesinos lo cuidaban, hasta que el 9 de diciembre de 1990 el presidente César Gaviria ordenó el bombardeó a La Uribe, Meta. Empezó su éxodo. Tirofijo se puso el camuflado y emprendió la huída rumbo al páramo del Sumapaz, por donde venían los soldados tras sus huellas. El Ejército nunca pudo pisarle los talones. Lo derrotó la muerte natural.