Armando Novoa llegó hace cuatro años al Consejo Nacional Electoral como la cuota de participación que tenían los partidos minoritarios. Desde el principio su relación con el resto de magistrados del CNE se vio truncada por el manejo “clientelista”, como el mismo Novoa califica, que se le daba a la entidad. “El Consejo es un animal dormido que despierta cuando hay que defender unos intereses políticos claros”.
El Consejo Nacional Electoral es una de las instituciones del Estado más desprestigiada en los últimos años. El gobierno Duque presentó una reforma en el Congreso para darle un nuevo aire, pero Novoa tiene reservas sobre las modificaciones que se le pretende hacer porque, según él, solo se le está dando más facultades administrativas y un mayor presupuesto, pero no se está haciendo énfasis en el control que tiene que haber sobre la gestión de los magistrados. “La sala del CNE no evacuaba los temas que teníamos que resolver. Muchos de los magistrados tenían como labor ir a hacer lobby en el Congreso, por eso la sala no tomaba decisiones”.
Uno de los casos que más sorprendió a Novoa fue cuando presentó un informe sobre su gestión. “El CNE solo trabajaba 8 horas al mes”. Revisó todas las actas, y al hacer pública la información, algunos consejeros se lo tomaron personal y lo retaron a un enfrentamiento físico: “estamos hablando de una pelea a puños como si fuéramos una pandilla de barrio”.
Estuvimos hablando con Novoa sobre su gestión en estos cuatro años y el nuevo Consejo Nacional Electoral que el presidente Duque posesionó el pasado 3 de septiembre: