En mayo de 2022, se anunció un evento que a todas luces iba a revolucionar la aviación de Latinoamérica. Avianca, aerolínea nacida en Barranquilla hace más de 100 años, se iba a aliar con la aerolínea brasileña Gol Linhas Aereas, que recientemente cumplió 23 años, con el fin de compartir tecnología, aumentar sus operaciones en la región y lograr pisarle los talones a Latam. Todo a través de la conformación de un gran holding que tendría sede en Reino Unido denominado Grupo Abra.
Casi dos años después, comenzaron el 2024 con Adrian Neuhauser, expresidente de Avianca, a la cabeza del grupo y con varios problemas que deben resolver de manera urgente.
Ya desde la primera semana de enero se conocía que Gol estaba en un proceso de reestructuración a causa de problemas financieros que arrastraba desde la pandemia por la COVID-19. Sin embargo, la situación se agravó el 25 de enero cuando se supo que habían tenido que acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en Nueva York, proceso que, las permitiría buscar la manera de pagarle a sus acreedores mientras continúan operando con normalidad.
Se conoce que los brasileños ya recibieron un préstamo de USD 950 millones y que el Grupo Abra, holding que ya tiene el control de la aerolínea, está revisando las deudas con los acreedores. Sin embargo, hay preocupación en el sector financiero sobre sí realmente van a ser capaces de salir airosos, puesto que tanto el préstamo que obtuvieron como sus deudas son “demasiado” altas.
A pesar de que el Grupo Abra lo conforman Avianca y Gol, desde el principio se dejó claro que ambas compañías iban a conservar su independencia, tanto en lo que refiere a su marca como a sus operaciones. Esto significa que la reestructuración y posterior quiebra de la brasileña solo afecta a aerolínea más grande y poderosa de Colombia de forma indirecta.
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