Honorables concejales de Santa Marta,
A través de estas líneas me presento ante ustedes de manera respetuosa y comedida para apelar a su espíritu luchador de causas nobles, debido a la negativa de algunos de ustedes frente a un proyecto que sin duda alguna fomenta el desarrollo y el bienestar social de los jóvenes de la ciudad, que en su conjunto representan nada menos que el 27% de la población samaria.
Lo hago con la convicción de que en sus corazones y en sus mentes, sienten amor por los samarios que tienen el anhelo de que Santa Marta cambie.
Sin embargo, si esto les parece poco, quiero aprovechar esta oportunidad para decirles que en una sociedad en construcción como la nuestra, es más que justo y necesario apostarle a la educación, para poder así contar con el talento humano idóneo y con habilidades requeridas que permitan cimentarla y desarrollarla de manera sólida y viable.
La historia hoy nos enseña que aquellas grandes urbes del mundo que han logrado el “desarrollo”, alguna vez en su vida tuvieron que invertir de manera contundente en la educación para poder lograrlo; y creo que en nuestra ciudad no será la excepción.
La creación de la Universidad Politécnica Distrital Simón Bolívar y las primeras 1300 becas de estudio para los jóvenes de escasos recursos, constituyen actualmente un punto de despegue (como muchos otros) hacia la consolidación de la sociedad samaria; tal y como lo fue en su momento el proyecto de refundación de la Universidad Del Magdalena, el cual la convirtió en la principal casa de estudios del Caribe colombiano e influencia directa del desarrollo y crecimiento de la región.
No hace falta tener tres dedos de frente para dar cuenta de que la educación nos brinda mejores herramientas y oportunidades para crecer como personas, ciudadanos, y para ser parte de una sociedad que está en un mundo que constantemente se globaliza.
Por tal razón les exhorto a apoyar incondicionalmente esta iniciativa; a dejar las diferencias a un lado, y trabajar verdaderamente por el interés general de los samarios y no por intereses particulares de algunos pocos, que tanto daño nos han hecho.
Ilegal es la concesión extraña que el distrito ha tenido durante años con la empresa R&T; indebido e ineficiente es el servicio que presta la compañía Metroagua a los Samarios, y nadie de ustedes hasta el momento dice nada.
Por qué en vez de tratar de hundir un proyecto de impacto social, mejor nos dedicamos a defender nuestra soberanía tributaria y el derecho que tenemos a que se nos preste un servicio óptimo de acueducto y alcantarillado.
Si los africanos lograron transformar la tragedia de la esclavitud en una solución musical y los indígenas consiguieron seguir teniendo sus cosmovisiones a pesar de todos los problemas que han tenido, nosotros seremos capaces de sacar a la Perla de América hacia adelante.
Así que es el momento oportuno de crear referentes, de construir un sentido de propia valía, que nos permita erigir nuestras propias categorías.
Por último, quiero traer a colación una frase del polímata francés Jules Henry Poincaré para su reflexión, la cual dice:
¿Cuál es el primer principio político? La educación.
¿Cuál es el segundo? La educación.
¿Y el tercero? La educación.
Agradeciendo la atención que esta merezca.
YORDANI PERTUZ ESCALANTE
CONTADOR PÚBLICO EN FORMACIÓN
UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA